Anadolu Efes podrá defender su título de Euroliga cosechado el año pasado, ya que el jueves certificó el 1-3 ante Armani Milano. En la Final Four de Belgrado tendrá la compañía del Real Madrid, pero no sabe de quién más, porque este viernes AS Mónaco y Bayern de Múnich han conseguido forzar el desempate. Los monegascos han vivido un partido emocionante que se han llevado por 78-77 con un invitado de excepción como Kevin Durant –excompañero de Mike James en los Brooklyn Nets– entre los espectadores, mientras que el Audie dome de Múnich ha sido testigo de un horror infame que se ha llevado el menos malo: un Bayern que ha ganado 59-52 aunque en los tres minutos finales del choque Jokubaitis y Alex Abrines se han bastado para meter el pánico en el cuerpo al cuadro bávaro.
Pánico que ha vivido el AS Mónaco a su vez porque Olympiacos, que ganó el miércoles por 83-86, ha ido durante largo rato por delante en el marcador, con el gigante Moustapha Fall convertido en un Shaquille O'Neal de saldo, imparable para los pívots monegascos, al tiempo que los Vezenkov, Papanikolau y compañía han ido haciendo daño desde el perímetro.
Pero hacia el final del tercer cuarto, los de Sasa Obradovic han conseguido ponerse por delante, 65-61, y han logrado amagar la escapada al ponerse 70-61, con canastas mágicas de Mike James y Donta Hall haciendo gala de sus muelles para machacar ante quien fuera menester.
Como no puede ser de otro modo, el cuadro del Pireo ha reaccionado y ha llevado el partido a un cara o cruz final de agonía pura, con toda la cancha conteniendo el aliento mientras que Kostas Sloukas, al que no se le da mal jugárselas cuando más calienta el sol, ha tenido en su mano el acceso a la Final Four de Belgrado. Pero su triple ganador no ha sido ganador, ya que el hierro ha escupido el balón, dejando el electrónico en 78-77.
Esta serie disputará el desempate el miércoles día 4 a las 20.00 en Euskal Herria, en el Pabellón de La Paz y de La Amistad.
Partido indigno
Después de haber penado viendo cómo Saski Baskonia se ha quedado a las puertas de los play-offs de la Euroliga tras una reacción que llegó demasiado tarde, da rabia presenciar un partido entre el Bayern de Múnich, octavo clasificado de la Fase Regular y que habiendo metido 59 puntos, haya sido capaz no solo de ganar al Barça, sino de dominarlo durante todo el partido, al punto de haber disfrutado de rentas de hasta 19 tantos.
El partido de Múnich ha sido indigno para la Euroliga. Al menos aquel basket horrible de los 90 tenía en su ritmo lento y desesperante una intención filosófica del juego; nefanda, pero al menos esa era su idea de juego, afortunadamente desterrada desde la llegada del Zalgiris de Tyus Edney y Stombergas, así como el nuevo milenio. Lo de este viernes en el Audie Dome no tiene nombre, porque son ejemplos como este lo que ahuyentan al espectador de los estadios.
El Bayern de Múnich ha jugado mal, sobre todo en ataque, pero ha tenido las ideas más claras, con Othello Hunter haciendo daño en la pintura, Lucic y Djedovic echando un cable en el perímetro y el rebote y Weiller-Babb –el contrapunto calmado de Wade Baldwin en el Bayern de la pasada campaña– poniendo el sentido común al juego, con gotas de talento de Jaramaz y Sisko.
No le ha hecho falta más al equipo de un Andrea Trinchieri que en vano ha gritado y suplicado a sus jugadores que no se parasen y que siguiesen jugando. Sus muchachos, convertidos en un manojo de nervios, por poco han visto cómo el peor Barça que se recuerda, cuyo porcentual en el triple de 5 de 29 es hasta exageradamente mentiroso. Los de Jasikevicius han llegado a firmar un 2 de 23 y solo la irrupción final de Abrines y Jokubaitis, los únicos que han optado por correr, por atacar la defensa y romper la tela de araña bávara, han metido el miedo en el cuerpo a los de Trinchieri.
Con todo, al final el 59-52 es inamovible, como lo es el empate de dos de esta eliminatoria que vivirá el viernes su desempate, sea o no la continuación de este suplicio. El duelo se disputará en el Palau Blaugrana a las 20.00.