Apuestas en bares, talón de Aquiles de la Ley del Juego en Nafarroa
La modificación de la Ley del Juego que apadrinan PSN y Geroa Bai no tiene el respaldo de los socios habituales del Gobierno. El punto caliente es la continuidad de las máquinas de apuestas deportivas en los bares, para las que la ley solo contempla el uso de un mando, como en las de tabaco.
Nafarroa enfila una modificación de la Ley del Juego que llega, por corta de miras, sin mayoría. No cuenta siquiera ni con el apoyo del Gobierno entero, pues Podemos se desmarca. El punto crítico es que, a diferencia de lo que está ocurriendo en otras comunidades autonómicas, la propuesta no incluye sacar las máquinas de apuestas deportivas de los bares y llevarlas a los salones de juego.
Se estima que el juego problemático afecta al 0,4% de la población en el Estado español, índice que en Hego Euskal Herria podría ser superior. La CAV y Nafarroa son, de largo, las comunidades que más apuestan por persona y año, 21,3 y 18,7 euros, respectivamente, números que en otros territorios caen a la mitad, como sería el caso de Madrid o Galiza, 11,1 euros en ambas. La Rioja –que rozaba las cotas de Hegoalde (17,5 euros)– legisló la retirada de las casas de apuestas deportivas en hostelería el 24 de marzo. En cualquier caso, una extrapolación conservadora con la proporción estatal indica que en Nafarroa hay unas 1.600 personas con problemas de juego, de las que tres de cada cuatro habrían caído en la ludopatía.
En Nafarroa hay unas 1.600 personas con problemas de juego, de las que tres de cada cuatro habrían caído en la ludopatía.
La modificación de la Ley Foral del Juego que impulsan PSN y Geroa Bai viene de una forma algo remolona –se esperaba hace tiempo ya–, pero tras un proceso de reflexión profunda.
Antes de plantear la reforma, se realizó una ponencia en la que se escuchó a los afectados durante un año entero: salones de juego, asociaciones de ludópatas, empresarios del sector de las tragaperras… Fueron las plataformas vecinales, con sus movilizaciones contra las casas de apuestas, las que consiguieron introducir el debate a fondo en el Parlamento.
Tras escuchar a los actores se formuló un dictamen y, con él, llegó el cisma que sigue irresuelto. EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra emitieron un voto particular por negarse a la permanencia de las máquinas de apuestas en la hostelería. Por tanto, si quieren salir adelante, PSN y Geroa Bai tendrán que convencer a Navarra Suma.
Radiografía de un problema
El dictamen del Parlamento, aprobado en junio, evidencia cómo las máquinas de tipo B (tragaperras tradicionales) pierden terreno frente las máquinas de apuestas deportivas. Yendo al número de terminales, se observa que las máquinas de tipo B están estancadas (había 1.986 tragaperras en 2014 y 1.945 en 2018). Por su parte, en esos cuatro años, las máquinas de apuestas se doblaron, al pasar de 675 a 1.138.
Ese trabajo parlamentario, asimismo, sostiene que las máquinas de apuestas deportivas desempeñan un papel esencial en la iniciación al juego. Según consta, el primer contacto se da a los 16 años y las apuestas presenciales (con máquina) suponen el 83%, frente a un 17% de las que se realizan a través de internet. Quizás la necesidad de disponer de una tarjeta de crédito privada explique esto.
El primer contacto se da a los 16 años y las apuestas presenciales suponen el 83%, frente a un 17% a través de internet.
Hay otros números en la misma línea en ese dictamen, como que «el 28% de los navarros entre los 14 y los 18 años admite haber hecho apuestas deportivas en locales de juego o bares», frente al 11% que jugó online.
Además, el Parlamento sostiene que es «conocido en la comunidad científica que un inicio precoz de la conducta de juego es un potente predictor de la severidad y de la afectación de los problemas con el juego».
No es, por tanto, que PSN y Geroa Bai no sean conscientes de que las máquinas de apuestas dentro de la hostelería desempeñan un papel clave en la problemática, pues todo lo anterior lo aprobaron ellos. Lo conocen muy bien.
Sin embargo, su propuesta de modificación solo contempla establecer un sistema de control de accesos similar al de las máquinas de tabaco, a través de un mando y con permiso del camarero. La idea no es nueva. En 2018, EH Bildu formuló esta iniciativa en la CAV, que fue desestimada por PNV, PSE y PP.
Ahora, tras un año de ponencia escuchando a los actores, analizadas las memorias y con vista a la evolución de las apuestas deportivas, el mando no convence ni a los apoyos habituales del Gobierno ni a las asociaciones, que se sienten decepcionadas tras todo su trabajo y colaboración con la ponencia.
«Ahora vienen con lo del mando. ¡Pero si ya le dejamos bien claro que eso no valía para nada!».
«Ahora vienen con lo del mando. ¡Pero si ya le dejamos bien claro que eso no valía para nada!», comenta Raquel Pardo, presidenta de la Asociación Aralar, de ayuda y prevención de la ludopatía. Pardo sostiene que, con la reforma, van en la dirección contraria a la que deberían.
Para Aralar, el modelo es el británico, donde las apuestas se realizan únicamente en lugares especializados y, además, cada jugador debe sacarse un carné. Hay un control efectivo. Pardo cita también otros referentes cercanos, como en Castilla y León, que ha regulado un sistema de reconocimiento facial para apostar que, precisamente, desarrolló una empresa navarra.
Los bares, según Aralar, no son un sitio donde apostar. Porque se convierten en un reclamo para jugadores problemáticos, porque entran a ellos niños, y, además, se bebe.
Uno de los puntos más incongruentes de la modificación de la Ley del Juego de Nafarroa es la prohibición de las bebidas de alta graduación dentro los salones de juego acreditados. Si alguien quiere apostar con un cubata o un whisky, tendrá que salir del salón e irse a un bar si el texto prospera tal cual.
Desde Aralar insisten en que se está a tiempo. La asociación propuso una modificación –que han recogido y presentado EH Bildu, Podemos e I-E– para sacar los terminales de los bares. Pardo remarca a GARA que esta es la enmienda clave. Ahora toca pasar por comisión, donde se reabrirá el debate y, finalmente, habrá opción de votar en pleno.
Las argumentaciones para no llevar las máquinas de apuestas a salones de juego han sido variopintas. Entre ellas, el no dejar a los bares sin una fuente de ingresos suplementaria las restricciones por la epidemia.
Sin negar la realidad económica de la hostelería, una máquina de apuestas no parece un ingreso determinante.
Sin negar la realidad económica tan difícil por la que atraviesa la hostelería, una máquina de apuestas no parece una fuente de ingresos determinante. GARA ha contactado con hosteleros que cuentan terminales de este tipo, para analizarlo.
Según estos responsables, las principales empresas que emplean terminales de apuestas –que en Nafarroa son Gestión de Apuestas de Navarra (controlada por Euskal Kirol Apustuak, también conocida por su marca comercial, RETA) y Apuestas de Navarra (Kirolbet)– pagan en torno al 1% de lo apostado al establecimiento, que debe asumir el IVA, el pago del IAE y la electricidad. Codere paga algo más, pero, por contra, el volumen de dinero que se apuesta en sus terminales resulta menor.
Esto implica que, según estos comercios que han colaborado, los beneficios netos por tener una máquina pueden rondar los 50 euros al mes. Todos ellos son bares rentables, esto implica que en caso de que un establecimiento tenga ingresos mayores por las apuestas, cabe deducir que el volumen de su clientela será, en consonancia, más alto y no lo necesitará tanto.
Tomando esta referencia del 1%, si un bar recibiera 50 euros un mes (sin descontar IVA), en esa máquina se habrían apostado 5.000 euros en 30 días.
La cantidad de dinero que mueven en estos 1.138 terminales (dato de 2018) resulta, en consecuencia, millonario. Según el último anuario del juego (2020), en estas 1.138 máquinas se jugaron unos 70 millones de euros, de los que se repartieron en premios 60.
El reparto del pastel entre las tres sociedades va de la siguiente manera. RETA posee 360 terminales, seguida de Kirolbet con 318 y por Codere con 218. Aproximadamente, cuatro de cada cinco están en bares.
Timorata en el bar, pero firme con la publicidad
Así como la propuesta es muy poco decidida con las máquinas en la hostelería, sí que es firme con las restricciones publicitarias. La propuesta incluye la prohibición de la publicidad en equipaciones, instalaciones, patrocinios o similares de todo tipo de apuestas deportivas del ámbito de la Comunidad Foral. EH Bildu, Podemos e I-E no están del todo de acuerdo en la terminología y proponen cambiar «apuestas deportivas» por «empresas de juego».
EH Bildu, Podemos e I-E proponen cambiar «apuestas deportivas» por «empresas de juego».
En cualquier caso, resulta impensable que tras la modificación Osasuna vuelva a lucir en su camiseta el logo de Kirolbet, como ocurría hace tan solo un par de años, tras romperse el acuerdo a causa –según se publicó– del bajón en la facturación de la compañía fruto de las limitaciones legales que comenzaban a imponerse.
Las restricciones publicitarias, asimismo, parecían algo más complejo de sacar adelante que el tema de las terminales en los bares, en tanto que también afecta al mundo de la pelota, donde Codere juega un papel relevante. Bainet y esta compañía llegaron a un acuerdo de patrocinio para que Codere fuera la casa oficial de apuestas de la pelota. Kirolbet, por su parte, está vinculada con Aspe.
Las cifras del juego en Nafarroa
El dinero jugado en las 1.138 máquinas de apuestas deportivas en Nafarroa fue de 71,28 millones. Se entregaron en premios 60,31. Fue una año afectado por el covid, que rompió una progresión ascendente. En 2019, fueron 92,58 millones los que se apostaron (devuelto en premios, 78,78 millones).
En 2019 se alcanzó el máximo, con 92,58 millones apostados (devuelto en premios, 78,78 millones).
El Servicio de Salud Mental del Gobierno de Nafarroa atendió en 2021 a 72 personas por ludopatías, cifra similar a la de 2018, pero que cuadruplica los casos atendidos hace una década. Los hombres superan 8 veces a las mujeres.
Hacienda Navarra ingresó 2,19 millones por los impuestos al juego en 2020, que cotizaron al tipo más alto hasta la fecha 20%.
El aumento en apuestas deportivas fue del 117% en seis años (2013-2019), antes de bajar por el covid, que redujo la actividad de los establecimientos hosteleros.