La etapa de Jordi Ferrón al frente del Eibar ha sido efímera. El club ha hecho público este mediodía que las dos partes separan sus caminos de mutuo acuerdo y no prolongarán su contrato.

El técnico catalán se hizo cargo del equipo el pasado 17 de marzo, tomando el testigo de la destituida Ana Junyent, con un complicadísimo reto. Con sólo sólo seis jornadas por delante y un calendario que incluía las visitas a Granadilla y Atlético de Madrid, el Eibar ocupaba puestos de descenso, a cinco puntos del Sporting de Huelva, con el que venía de perder en Unbe.

Los resultados del equipo a su cargo no han sido malos –siete puntos de 19– pero sí insuficientes para obrar el milagro. La semana pasada, con la derrota ante el Atlético de Madrid, se consumaba el descenso de las armeras, que regresan a Segunda dos años después de su ascenso.

Es previsible que la de Ferrón no sea la única despedida. No sólo porque el contrato de muchas futbolistas expira el próximo 30 de junio sino porque el Eibar está obligado a armar un nuevo proyecto en una categoría diferente y determinar, en primer lugar, cuál será su objetivo la próxima temporada y qué medios le dedicará.