La rendición en la acería de Azovstal ha dado paso a las dudas sobre el destino de los combatientes que han depuesto las armas, de los que todavía quedan cerca de un millar en los túneles subterráneos de la planta siderúrgica, entre ellos los mandos, según el líder prorruso de la autoproclamada república de Donetsk, Denis Pushilin.
«Hasta ahora no han salido comandantes del más alto nivel», señaló Pushilin, quien recordó que se cifraba en 2.000 el número de combatientes en la acería antes de la rendición.
Según Moscú, ayer ya eran 959 los que depusieron las armas, entre ellos 80 heridos, 51 graves, y que fueron ingresados en el hospital de Novoazovsk. El resto se encuentra detenido en Elenovskaia, ambas localidades en territorio bajo control ruso.
Kiev confía en poder intercambiarlos por prisioneros rusos, pero Moscú no ha mencionado aún esta posibilidad y, por contra, la Duma (Cámara Baja) comenzó el debate de una resolución que prohíbe un canje con «criminales nazis», en clara referencia a los miembros del batallón ultra Azov que forman parte de los prisioneros.
Los capturados se han convertido en un símbolo para el Gobierno ucraniano que los presenta como «héroes» de la defensa de Mariupol, pero también para Rusia, que los esgrime como ejemplo de su objetivo de «desnazificación del país», lo que hace poco probable un intercambio generalizado.
Pushilin indicó que un tribunal militar decidirá el destino de «los criminales de guerra», condición que no solo adjudicó a los mandos sino también a aquellos que cumplen sus órdenes y «llevan la ideología nazi en sus acciones y hechos, especialmente contra la población civil». Su postura se suma a la petición de la Fiscalía rusa para que el Tribunal Supremo declare «organización terrorista» al batallón Azov.
Moscú no aclaró si los considerará «prisioneros de guerra» o los mantendrá en una situación similar a la que aplicó EEUU a presos a los que atribuía vínculos con Al Qaeda y consideró «combatientes extranjeros», excluyéndolos de la Convención de Ginebra, como los encerrados en Guantánamo.
El Comité de Investigación de Rusia adelantó que interrogará a los soldados que salieron de la acería para investigar cargos penales «relacionados con los crímenes del régimen de Kiev contra civiles en el Donbass».
A su vez, Ucrania comenzó ayer el publicitado proceso contra un soldado ruso de 21 años acusado de matar a un civil de 62 años a finales de febrero, el primero por «crímenes de guerra» tras la invasión. El soldado, Vadim Shishimarin, se declaró culpable y se enfrenta a penas desde diez años a cadena perpetua. Es el primero de más de 9.000 procesos que las autoridades ucranianas han abierto por «crímenes de guerra».
Diplomáticos
El Gobierno de Rusia anunció la expulsión de 24 diplomáticos italianos, 34 franceses y 27 españoles, como respuesta de Moscú a medidas similares adoptadas por Estados europeos contra delegaciones rusas. El martes expulsó a dos diplomáticos finlandeses.
Turquía defiende en la OTAN su veto a Suecia y Finlandia
Solo unas horas después de que Suecia y Finlandia formalizaran su petición de ingreso en la OTAN, el Consejo Atlántico constató el rechazo de Turquía a abrir las negociaciones. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, insistió en defender su veto y advirtió de que no cometerá el error que fue, a su juicio, permitir el acceso de Grecia. Erdogan acusa a ambos países de dar cobijo a militantes kurdos que Ankara considera «terroristas» y, en concreto, reclama a Suecia la extradición de 30 de ellos.