«Hay que ser serios, y si no, a tu casa. Quiero gente que haya venido a luchar a la política, que venga del mundo real. La comodidad aquí está fuera de lugar y respeto sagrado al afiliado», ha enfatizado la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ha sido una de sus arengas a los dirigentes del PP para hacer notar el punto de inflexión que representa su coronación, tras una agria y cruda batalla política al frente de la formación regional más poderosa de la derecha española.
Han pasado tres meses desde la salvaje guerra interna entre Pablo Casado y García Egea con Ayuso, que dejó como saldo la caída de la Ejecutiva anterior y el encumbramiento del ya expresidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Ese ascenso incluyó una nueva coalición de poder y parte de las promesas fueron que la presidenta madrileña iba a poder cumplir su anhelo de liderar el partido a nivel local, algo a lo que se negaban tajantemente los derrotados (es parte de los grandes misterios políticos el verdadero porqué de esa postura tan acérrima).
La escenificación del congreso ha sido grandilocuente. En el pabellón más grande de la Feria de Madrid, en el noreste de la capital, cientos de dirigentes y afiliados del partido se han acercado este viernes a ver la entronización. Aunque el proceso electoral fue bastante lacónico: en las primarias votó solamente el 7% de los afiliados (6.951), aunque el 99,7% de ellos lo hizo a favor de la presidenta.
Las declaraciones más importantes de Ayuso han sido en la rueda de prensa del mediodía, más que en su discurso de la tarde ante los dirigentes, en el que ha vuelto a decir que «el camino (hasta aquí) ha sido muy difícil, como todo el mundo sabe, y ojalá no hubiera ocurrido», en alusión al enfrentamiento con Casado. Y ha tenido tiempo de incorporar frases de estilo barriobajero, algo que ya es habitual en ella y son claves en la construcción de su personaje.
Por ejemplo, al señalar al PP como «el partido del pueblo, el partido callejero y pandillero, de terrazas, estadios o empresas», a lo que ha seguido una ovación. Otra ha venido a su vez al decir, en tono sarcástico, que dejaba terminantemente «prohibido hablar con perspectiva de género ecorresiliente empoderado porque el que lo diga es que no se ha enterado de nada».
También ha aupado al alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, quien viene no solo de la polémica en febrero de haber estado involucrado en el presunto espionaje paralelo a Ayuso sino también de las denuncias por sobreprecios en los contratos de compra de mascarillas. «Con José Luis somos dos mitades, somos un mismo equipo», ha aseverado, zanjando dudas de que hayan quedado rencores. El alcalde fue el elegido por Casado como alfil para entorpecer el ascenso de Ayuso, aunque la jugada salió fatal.
La perestroika azul
El PP madrileño, emblema del poder del partido alfa de la derecha española tanto por su permanencia de casi tres décadas en el Gobierno regional sino por sus denuncias de corrupción y relación con el poder económico. Fue liderado durante nada menos que doce años por Esperanza Aguirre (2004-2016) y por el breve período de un año por Cristina Cifuentes (2016-2017), ambas presidentas de la Comunidad. Pero curiosamente quien más estuvo al frente fue Pío García Escudero, un total de 15 años (1993-2004 y 2018-2022), aunque la gestora actual era Ana Camins.
Su flamante presidenta es Díaz Ayuso, cuyo comienzo está manchado por el proceso abierto contra su hermano Tomás por los sobreprecios en el contrato de venta también de mascarillas durante los peores meses de la pandemia en 2020.
Los medios del centro peninsular filtraban en los últimos días voces internas del PP que auguraban una reforma importante al interior del partido a partir de este nuevo momento, y no se equivocaron. «Haré una renovación casi completa de la estructura y de las listas de vocales porque son nuevos tiempos y es una nueva etapa», ha explicado Ayuso en la rueda de prensa.
«Será una estructura más pequeña, con cuatro vicesecretarías y centrada en la organización y el territorio, por un lado, y por otro en la acción política con reflejo en las consejerías que componen el Gobierno», ha avanzado, y ha dicho querer darle un espacio nuevo a «discapacidad, familia y natalidad», además de crear dos áreas completas nuevas: una para «madrileños en el exterior, para que no se desvinculen de la casa», y otra de «nuevos madrileños, destinada a los que vienen de todos los rincones».
La «renovación casi en su totalidad, con gente nueva» ha dicho hacerla no pensando en los «pesos y contrapesos territoriales» sino que se «arriesga a algo distinto y a poner al frente a comprometidos ganadores». En esa labor, ha designado a Alfonso Serrano como secretario general del partido, quien venía siendo portavoz del grupo en la Asamblea y ahora deberá ser sustituido.
Pero la estrategia ayusista (liderada por el aznarista Miguel Angel Rodríguez) de nacionalizar el discurso y confrontar no con la oposición madrileña sino con Moncloa, especialmente con Sánchez, sigue firme. De hecho una de sus últimas frases en sus palabras esta tarde ha sido: «No al nacionalismo, no al comunismo ni a la tiranía». Previamente había afirmado que estaba aquí «por convicción y defensa de España».
A contramano de la presunta moderación del nuevo PP estatal, ha afirmado Ayuso que el actual Gobierno del Estado «es el más autoritario desde la dictadura y erosiona todas las instituciones». También ha hecho una defensa bordeando lo fanático de la monarquía, llamando a Felipe VI como «el protagonista de este nuevo siglo» y «símbolo de la unidad de los españoles». Sobre el rey emérito se ha limitado a desearle suerte.
En la ronda de preguntas, ha habido un periodista que le ha pedido su opinión por los audios difundidos en ‘El País’ esta semana que retratan a la exministra Dolores de Cospedal y su relación con el excomisario Villarejo. «No tengo nada que decir. No me parece que sea de recibo publicar audios que fueron grabados en ámbitos privados. No sé si eso es periodismo», solo ha querido responder.
Este sábado será la proclamación formal de Ayuso tras la votación de hoy y el cierre del Congreso regional estará a cargo de Núñez Feijóo, quien tendrá su foto a solas con «el mayor activo del PP», como la califican desde el equipo del líder gallego.