M.A.

Reutilizar, una vía para la inclusión

La industria textil es la segunda más contaminante del mundo. Consumo de agua, vertidos, emisiones de CO2, contaminación… Parte de la solución pasa por la tres «R»: reducir, reciclar y reutilizar. Iniciativas como Koopera inciden en esas tres áreas, a la vez que promueve la inclusión social.

De toda la ropa que gestiona Koopera, el 60,5% se reutiliza a través de las tiendas, el 30,7% se recicla y el 8,8% pasa a valorización energética, con lo que el vertido es del 0%.
De toda la ropa que gestiona Koopera, el 60,5% se reutiliza a través de las tiendas, el 30,7% se recicla y el 8,8% pasa a valorización energética, con lo que el vertido es del 0%. (NAIZ)

La planta de tratamiento textil automatizada Koopera Reusing Center de Mungia abrió sus puertas en mayo de 2012 y actualmente da salida a 12.000 toneladas de prendas al año. Sin embargo, es solo la herramienta de un proyecto social más amplio. Koopera es una iniciativa de Cáritas nacida en Bizkaia que tiene como misión la inclusión social y laboral de las personas más vulnerables.

Desde 1992 diseña servicios innovadores relacionados con el respeto y la sostenibilidad del medio ambiente, centrados principalmente en el tratamiento y la recuperación textil así como en el consumo responsable y sostenible. Tienen once centros de transferencia en el Estado y además de la vizcaina, han abierto otra planta de tratamiento textil automatizada en Ribarroja (Valencia).

El volumen de los residuos ha crecido con el proyecto, que ha dado un «salto exponencial» en la última década. Respondiendo a las necesidades de recogida que han ido surgiendo, se han incorporado otras tipologías a las que dar una segunda vida, aunque el textil sigue siendo el mayoritario. En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa también se pueden depositar libros, juguetes y aparatos electrónicos. «Al final, nuestro objetivo es crear puestos de inclusión, todo lo que sea ampliar el proyecto y las actividades que generan puestos nuevos, bienvenidos sean», apunta Nagore Pérez Abad, técnica de Koopera.  

Dos posibles vidas

Las prendas provienen de los más de 2.110 contenedores que tienen en el Estado, de los cuales más de 800 están en la Comunidad Autónoma Vasca. A la planta de Mungia llega todo lo depositado en la zona del Cantábrico. Una vez entra en la planta, las prendas pasan a un circuito de tratamiento y procesado donde se analizan, clasifican y seleccionan para determinar su destino.

Si están en buen estado, se reutilizarán a través de las tiendas Koopera Store, tras cerciorarse de que están en perfecto estado e higienizarse con ozono. Si no es así, pasarán a reciclaje y en función del tejido lo derivarán a un proyecto u otro. Por ejemplo, el algodón se emplea en paneles de aislamiento, el poliéster en alfombrillas para coches, y hay tejidos con los que se crea hilo para prendas nuevas.

Nagore Pérez explica que no es necesario que la prenda esté en buen estado, «se puede donar aunque esté roto, se le da una segunda vida al tejido». Eso sí, inciden en que las donaciones se hagan en bolsas de plástico cerradas para que se preserven. Una vez vaciadas, la bolsas se reciclan.

Al día pueden llegar a gestionar hasta 10.000 kilos de ropa, de tal forma que el volumen de recogida llega hasta las 18.000 toneladas  al año. El 60,5% de toda esa cantidad se reutiliza, el 30,7% se recicla y el 8,8% pasa a valorización energética. De este modo, el vertido es del 0%. Además de evitar que todo ese residuo acabe en el vertedero, esta actividad supone la reducción de más de 270.000 toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, así como la reducción de 29.056.113 m³ de agua consumidos.

También han tratado 5.390 aparatos electrónicos y reutilizado 2.063 unidades. Así mismo, Koopera tiene dos sucursales en Chile –uno de los dos únicos países de Sudamérica que permite la venta de ropa de segunda mano– donde llevan a cabo una labor similar, pero a menor escala.

Intentan realizar todos los procesos dentro de Koopera, desde rotular los contenedores o montarlos y así crear empleo. Superan las 500 personas trabajadoras, de las cuales más de la mitad están en proceso de inclusión, aunque a lo largo de los años han pasado muchos más.

«Nuestra intención al crear puestos de empleo de inclusión es ser algo así como un empresa lanzadera, es decir, que después de los tres años que pasan acompañados de educadores y tutores, se incorporen al mercado laboral ordinario». Nagore Pérez Abad reconoce así mismo la labor de las más de 400 personas voluntarias que les ayudan en sus tiendas a que el proyecto salga adelante.

Tiendas de moda sostenible y social

Una pieza clave del proyecto de Koopera es su red de tiendas, donde ponen a la venta las prendas de segunda mano. Actualmente tienen 32 Koopera store, diez de ellas en Bizkaia, a las que pronto sumarán una más, y cuatro tanto en Araba como en Gipuzkoa. Ofrecen descuentos y promociones, para que la experiencia en tienda sea como la de cualquier otra y contribuir a que la sociedad se mentalice a favor de la moda sostenible.

Perciben que cada vez más personas y perfiles más jóvenes escogen esta vía, preocupados por el planeta. Además, las tiendas dan vida a las calles que se están quedando huérfanas de comercios y crean puestos de empleo de inserción.

Pero no solo eso. También son el lugar en el que se hacen entregas sociales a las personas sin recursos. «La persona entra como un cliente más, porque así lo es, elige la ropa, se la puede probar, recibir asesoramiento… La única diferencia es que en la caja en lugar de pagar con un billete o tarjeta, entrega un papel y nadie se entera de que esa persona tiene una necesidad. Su experiencia en tienda es la misma».