La consejera de Salud del Gobierno de Lakua, Gotzone Sagardui, participó ayer en un acto organizado por Executive Forum España que, según su propio perfil, «se dedica a la organización de eventos y jornadas para empresas con la idea de promover negocios entre sus asistentes» e incluso les «ayuda a cerrarlos». En concreto, el desayuno de ayer estaba patrocinado por la farmacéutica estadounidense Pfizer y la británica GSK.
En ese contexto, la consejera pronunció un discurso en el que aseguró que habrá que trasladar a la ciudadanía que «estamos ante un cambio cultural, de usos y costumbres, en nuestra relación con los servicios sanitarios».
Y entre esos cambios expuso que «habrá que desplazarse con más frecuencia, habrá consultorios que estén atendidos por servicios de enfermería e, incluso, centros que permanecerán cerrados en épocas como las que se avecinan, las vacacionales».
Junto a ello, Gotzone Sagardui abogó por un mayor uso de las consultas y triajes telemáticos. Aseguró que estas son «oportunidades», porque «son herramientas que no sustituyen nada sino que mejoran la nueva atención que pretendemos prestar» a la ciudadanía vasca.
En otro momento de su discurso, la consejera volvió a incidir en que en adelante la enfermería va a tener «un papel fundamental». Su cualificación y profesionalización va a hacer que en adelante pasen a ser «protagonistas de muchas de las actividades que tradicionalmente se derivaban al facultativo y que ahora entrarán dentro del ámbito de sus competencias».
De esta forma, Osakidetza pretende hacer frente a la «escasez de médicos y médicas de familia y salud comunitaria», provocada a su juicio por «la mala planificación docente, los números clausus y el acceso al MIR restrictivo». Y también porque las nuevas generaciones de profesionales tienen otras perspectivas laborales, a pesar de que Sagardui repitió varias veces que ofrecen a los nuevos profesionales prácticamente una propuesta laboral «a la carta».
Lo llamativo es que a la vez que se proponía consultorios sin médicos, la consejera Gotzone Sagardui afirmara también que «las dificultades no pueden ser una excusa para no seguir mejorando».
Como en Madrid
La propuesta de los ambulatorios sin médicos, en los que el protagonismo recaiga sobre los servicios de enfermería tiene un precedente conocido esta misma semana en la Comunidad de Madrid.
Según develó la Cadena Ser el lunes, la Gerencia de Atención Primaria del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso había difundido un protocolo entre los centros de salud, en previsión de que durante el verano podría haber ambulatorios en los que no hubiera ningún médico de familia.
El escrito recoge que si se diera una situación que requiriera de la asistencia de un médico y no hubiera ninguno, «la toma de decisión final dependerá de la enfermera que haga frente a esta situación». La gerencia prevé tres posibles situaciones y establecía fórmulas para que las enfermeras actuaran ante ellas. Hablaba de procesos demorables, en los que los pacientes serían citados en días posteriores; procesos no demorables, en los que las enfermeras atenderían al paciente o lo derivarían a un centro cercano; y, por último, procesos de urgencia o emergencia, en los que la Unidad de Atención al Usuario «llamará al SUMMA para solicitar la asistencia urgente», «comunicará con el centro más cercano asignado para solicitar la presencia de un médico» y, mientras éste llega, «la enfermera iniciará las actuaciones correspondientes».
Aeropuertos sin aviones
Al conocerse el nuevo protocolo, surgieron de inmediato las críticas políticas y las muestras de preocupación de sectores profesionales afectados. Además, no faltaron tampoco las muestras de ingenio en las redes, donde se pudieron leer mensajes como «de los autores de aeropuertos sin aviones llegan ahora los ambulatorios sin médicos».
Pero lo que parecía era una ocurrencia más de las que se dan en la Comunidad de Madrid gobernada por Ayuso, parece ser ahora una línea de actuación de más gobiernos, que ante la falta de médicas y médicos, en lugar de seguir buscándolos o tratar de retenerlos en la Sanidad Pública, optan por prescindir de ellos y lo presentan, además, como una forma de «recordar la capacidad resolutiva de las enfermeras de Atención Primaria y de su competencia».