La sensación que deja en el ambiente ‘Jurassic World Dominion’ (2022) es la de una despedida a medias por parte de una película que no termina de convencer como final al sector fan de la franquicia, debido a que el guion cierra en falso el desarrollo de la creación original de Michael Crichton, dejando lagunas argumentales que no dudo en que serán retomadas y corregidas en un futuro.

Todo dependerá, claro, de su funcionamiento en taquilla, teniendo en cuenta que esta megaproducción de Amblin y Universal ha costado unos 165 millones de dólares. Pero con la espectacularidad no basta, ni tampoco con el efecto nostálgico, ante la exigencia de que las piezas viejas y nuevas encajen en esta sexta entrega de ‘Jurassic Park’ y tercera de su relanzamiento como ‘Jurassic World’. La enumeración es correcta, porque para este adiós se recupera a personajes de la película inicial de Steven Spielberg de 1993, mediante la inclusión en el reparto de Sam Neill, Laura Dern y Jeff Goldblum.

Pero el lío –más que venir por la conexión con el pasado, pues siempre hay excusas mejores o peores para el reinicio– tiene que ver directamente con la anterior entrega que dirigió Juan Antonio Bayona con el título de ‘Jurassic World: El reino caído’ (2018).

El cineasta catalán había declarado que le sobraba material y prefirió no incluirlo con vistas a la continuación que, en consecuencia, se suponía la más grande. Sin embargo, Colin Trevorrow, que había dirigido la divertida ‘Jurassic World’ (2015), al abandonar definitivamente la idea del parque de atracciones para dinos, se pierde en una especie de crisis planetaria. Ahora los grandes saurios campan a sus anchas por la faz de la tierra, conviviendo tanto con las otras especies animales como con la humanidad. Eso no tiene mucho sentido en una serie que presenta a tales criaturas como una amenaza.