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Las cenizas del exalcalde León Iruretagoyena reposan en Irun 86 años después de su exilio

El cementerio de Irun ha acogido un homenaje a León Iruretagoyena, nacido en 1858, alcalde de la localidad en dos periodos (1904-1909 y 1912-1920) y que falleció en México en 1940, donde estaba exiliado tras la sublevación franquista. En el Consistorio, las banderas estaban a media asta en homenaje.

Un momento del homenaje a León Iruretagoyena, cuyas cenizas ya reposan en el cementerio de Irun.
Un momento del homenaje a León Iruretagoyena, cuyas cenizas ya reposan en el cementerio de Irun. (Gorka RUBIO/FOKU)

Han transcurrido más de ocho décadas, pero la familia finalmente ha podido cumplir su deseo de traer las cenizas de León Iruretagoyena a su ciudad natal, Irun, de la que fue alcalde en dos periodos (1904-1909 y 1912-1920). Al acto han asistido electos de diferentes grupos municipales, encabezados por el alcalde José Antonio Santano, y representantes de asociaciones de memoria histórica. «La familia se puso en contacto con nosotros por primera vez en 2019 para comunicarnos su intención de traer sus restos desde México a Irun», apuntaba Santano hace un mes.

Según explica en su página web la Asociación Republicana Irunesa ‘Nicolás Guerendiain’, ya en 1886 Iruretagoyena, agente de aduanas, participó como vocal en el comité Republicano Federalista de Irun, siendo al año siguiente nombrado presidente del mismo.

A principios del siglo XX ocupó diversos cargos municipales, antes de ser elegido alcalde en dos ocasiones. En 1920 le fue impuesta por el Gobierno francés la Cruz de la Legión de Honor y en 1932 el presidente español Niceto Alcalá Zamora la insignia y banda de la Orden de la República, en cuya proclamación un año antes había tomado parte activamente. Ese año también fue nombrado Alcalde Honorario.

León Iruretagoyena. (Asociación Republicana Irunesa)


El comienzo de la Guerra de 1936 le pilló en Madrid, a donde había viajado con su mujer, la hendaiarra Marie Lasalle, para pasar una temporada con su hija Juanita, su yerno Francisco Tomás Rentería y sus nietos. En el mismo edificio vivían también su hija Julia, viuda del fundador de las Juventudes Socialistas, Tomás Meabe.

A finales de agosto nombraron a Rentería vicecónsul en París. La familia viajó desde Madrid a la capital francesa vía Valencia y Barcelona. Caída la República, sin posibilidades de regresar a Irun y percibiendo la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la familia se embarcó para cruzar el Atlántico. Navegaron hasta Nueva York, y de allí por carretera en autobús hasta Ciudad de México. Meses después, en junio de 1940, el mismo día en el que Italia entraba en la contienda, León Iruretagoyena fallecía por un ataque de uremia, un trastorno renal.

Sus restos fueron enterrados en el Panteón Español de México, donde poco después le siguió su mujer. Desde hoy reposan las cenizas de ambos, y también las de su hija y su yerno, en el camposanto de su querida Irun.