El 94% de los afiliados que han participado en el X. Congreso Nacional de LAB han confirmado este viernes a Garbiñe Aranburu e Igor Arroyo como nuevos coordinadores generales del sindicato. Han sido un total de 389 votos los que han apoyado la doble dirección, 13 han votado en contra, 2 en blanco y 10 se han abstenido.
Con sus votos a favor, los militantes de LAB no solo han ratificado algunos cambios de calado en su modelo organizativo –como la consolidación de un sindicato más participativo, colegiado y feminista, que no se construya de arriba abajo y sí en círculo–, sino que también han apoyado las líneas de trabajo del sindicato abertzale para los próximos cinco años mediante las cuales aspira a convertirse en el principal referente sindical de la izquierda independentista.
En un acto en el que no han faltado danzas, bertsos o vídeos de diferentes luchas del sindicato, los representantes de LAB también se han animado a entonar la Internacional, Bella Ciao y Eusko Gudariak después de que comparecieran los los nuevos coordinardores.
«La posibilidad de una Euskal Herria independiente, socialista, feminista y euskaldun está abierta. Es hora de extender las ramas y recoger el fruto»
Tanto Aranburu como Arroyo han destacado que con la nueva dirección LAB mantiene «su carácter nacional y en la lucha de clases también seguimos firmes los trabajadores». Para ambos, el sindicato es «heredero» y «artífice» de una etapa de lucha. Y, por encima de «todas las zarzas», han remarcado que la lucha sindical y social «están sanas en nuestro país». «Tenemos abierta la posibilidad de crear una Euskal Herria independiente, socialista, feminista y euskaldun. Aferrado sólidamente a las raíces, es el momento de extender las ramas, es el momento de florecer y recoger el fruto», han remarcado.
Según han adelantado, han tomado «nuevas decisiones» para hacer frente, por ejemplo, a las consecuencas de la crisis sistémica, ya que «estamos repensando e innovando constantemente nuestro modelo sindical». De esta manera, el sindicato aspira a ser «una instrumento de lucha por las dignas condiciones de trabajo y de vida de todo obrero»; al fin y al cabo, un sindicato que «traiga a la mitad a los trabajadores que están en los márgenes». Así, Arroyo ha definido a LAB como «el nuevo sindicalismo vasco».
Aranburu ha señalado que LAB «se está expandiendo notablemente» en el marco de un nuevo ciclo de lucha en el que el sindicato «ha puesto coto a la destrucción de empleo». «Hemos afrontado el derribo de los servicios públicos, hemos traído al centro la lucha de los sectores feminizados y hemos emprendido el camino para conseguir el reconocimiento debido a las empleadas de hogar», ha destacado.
Todas estas luchas, todas esas victorias, alimentan la transformación social y política que necesitan los trabajadores vascos, según Arroyo. Objetivo que, según Arroyo, es irrealizable en París y Madrid. «Hagamos posible en Euskal Herria la urgente transición ecosocialista y feminista. LAB será el acicate para ello», ha sentenciado.