Ibai Azparren
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Diferentes trayectorias pero el mismo alegato contra «el relato único»

En el Palacio Condestable de Iruñea han cohabitado relatos diferentes sobre el conflicto vasco. En una mesa redonda organizada por el Foro Social Permanente, Santiago Cervera, Txelui Moreno, Merche Sánchez y Patxi Zabaleta han generado un nuevo marco de debate en torno a la memoria.

Mesa redonda con  Santiago Cervera, Txelui Moreno, Merche Sánchez y Patxi Zabaleta.
Mesa redonda con Santiago Cervera, Txelui Moreno, Merche Sánchez y Patxi Zabaleta. (Idoia ZABALETA | FOKU)

El Foro Social Permanente dio inicio en diciembre a una nueva dinámica titulada ‘Diálogos improbables’ con el fin de «desatar el que denominamos el nudo la memoria crítica inclusiva». Para dar un «nuevo paso» en esa dirección, presentó un ciclo de cuatro coloquios entre diferentes, uno de ellos celebrado este martes en el Palacio Condestable de Iruñea y que ha roto con inercias sólidamente encasilladas, teniendo en cuenta la familia política de los ponentes y sus respectivas visiones respecto al conflicto vasco.

Santiago Cervera (exparlamentario de UPN y PP), Txelui Moreno (exconcejal de HB), Merche Sánchez (exedil del PSN en Atarrabia) y Patxi Zabaleta (exparlamentario de Aralar) han sido los escogidos para dialogar sobre memoria inclusiva, desde la búsqueda de aquello que los une más que lo que los separa.

Por lo tanto, partiendo de esa enorme pluralidad de relatos, es evidente que hay visiones muy diversas sobre las diferentes violencias, pero, en la mesa redonda moderada por Eneko Calle, todos los ponentes han reconocido ese relato poliédrico que, según Zabaleta, es «inevitable» pero a su vez «compatible» con la «pluralidad ideológica» y hasta con la «amistad entre personas que piensan diferente».

En esa misma línea, Moreno ha recalcado que «va haber tantos relatos como personas han vivido el conflicto», y ha recordado que cuando hubo un solo relato fue precisamente en el franquismo. En este sentido, ha reconocido la validez de un relato como el de Sánchez o Cervera, y la violencia directa o indirecta que vivieron, como en su caso, concejales del PSN o UPN.

No obstante, y sin trazar paralelismos, ha señalado que nunca se ha reconocido «las torturas, que por pertenecer a un sindicato como LAB no pudieses trabajar en una fábrica o la propia persecución». «Sufrimiento ha habido, pero vamos a conocer todos los relatos, los miles de relatos que existen», ha apostillado.

También Cervera, que actualmente vive en Madrid y se encuentra alejado de la política, ha coincidido en que no cabe un relato único, y ha revelado una reunión que mantuvo con el propio Moreno, en 2011, cuando formaba parte de la Mesa del Congreso español. «Se me propuso mantener una reunión con Txelui en un momento en que parecía importante desarrollar algún tipo de diálogo. Pedí un coche que no era el mío, aparecí sin móvil y luego trasladé el contenido de esta reunión. Estas cosas vienen bien, no se puede pensar que existe un solo relato», ha explicado.

Para el expresidente del PPN, en los partidos políticos «te tienes que ajustar» a lo que dice el aparato y «no se acepta heterodoxia», algo que genera «nichos». «Tú buscas un trozo de lo que te interesa, pero un ejemplo de que no puede haber un solo relato es incluso el fin de ETA. Para Mayor Oreja, no han desaparecido sino que han transmutado, y otros del PSOE dicen que han sido derrotados», ha añadido.

Mirada atrás

El deshielo entre diferentes sensibilidades ha dado pie asimismo a echar la mirada atrás e incluso a hacer autocrítica, un paso necesario, de acuerdo con Zabaleta, pero «siempre mirando al futuro». «La izquierda abertzale es autocrítica porque ha tomado decisiones y ha adoptado principios de una manera clara, pero la paz siempre llega demasiado tarde, no solo para los que son objeto de la violencia sino para todos», ha resumido.

Sin pasar página, Moreno ha reconocido «muchos errores», pero también ha vaticinado que «algún día sabremos el porqué de muchas cosas, por qué no salió Argel o Loiola». Respecto a la declaración final de ETA, el exportavoz de la izquierda abertzale ha recordado que «se dirigieron a las víctimas y Rosa Lluch dijo que fue mucho más de lo que yo pensaba, pero por la otra parte no hemos oído nunca nada. Silencio, persecución y venganza», ha remarcado.

Sánchez ha señalado que «nosotros ya tendíamos puentes, pero nos los dinamitaban todos», y ha reconocido que «era difícil convivir» teniendo en cuenta su cargo. «Llegué en 1999 al Ayuntamiento de Burlata y, tras la ruptura de la tregua, nos pusieron al PSOE y UPN en el mismo bando. Hablábamos muy poco de política y yo echaba de menos eso, debatir con las concejalas de UPN porque no pensábamos lo mismo. Fue un aprendizaje», ha detallado.

Más diálogo para avanzar

Partiendo de esa enorme pluralidad de relatos, la pregunta que ha lanzado Calle es cómo asentar la convivencia democrática. Para Sánchez, «no se puede olvidar lo ocurrido porque tendemos a repetirlo». De esta forma, ha emplazado a «no llevarlo como mochila» y ha encauzar el conflicto mediante más diálogo.

Cervera, por su parte, ha cargado contra el dogmatismo, especialmente cuando sirve para «descalificar al contrario». De acuerdo con Sánchez, además, ha destacado la importancia del diálogo y ha reclamado «intentar entender las posiciones ajenas».

De cara a avanzar en términos de convivencia, Zabaleta ha puesto sobre la mesa «el papel emblemático de las víctimas». «En el momento en el que Galdys del Estal, Tomás Caballero, Germán Rodríguez se reconozcan juntos como víctimas, se le dará al sociedad un mensaje de pluralidad y libertad», ha indicado.

Moreno ha abogado por respetar todos los proyectos y ha reivindicado incluso el derecho a poder perder, algo inviable en el Estado español. «Nos dijeron que sin violencia se podría hablar de todo, pero luego Catalunya no pudo votar democráticamente», ha señalado, y, por tanto, ha apostado por una severa «democratización».