La principal coalición opositora de Sri Lanka, Poder del Pueblo Unido (Samagi Jana Balawegaya o SJB), se reunirá este domingo con otros partidos contrarios al Gobierno ceilandés para decidir su plan de acción tras la revolución popular del sábado que se saldó con el anuncio de dimisión del presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, y del primer ministro, Ranil Wickremesinghe.
El líder de la oposición, Sajith Premadasa, encabezará un encuentro al que asistirá el líder del Congreso Musulmán de Sri Lanka Rauff Hakeem, el de la Alianza Progresista, Tamil Mano Ganesan y del Congreso para Todo Ceilán Makkal, Rishad Bathiudeen.
El SJB se negó a participar en la reunión de partidos afines al Gobierno convocada ayer de emergencia por las autoridades ceilandesas para decidir la dimisión del primer ministro porque nunca han reconocido como tal al jefe de Gobierno, y en su lugar Premadasa se ha propuesto trazar su propia ruta.
Con todo, la idea principal de consenso entre todas las fuerzas pasa, de momento, por elegir al presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardene, como sucesor interino del presidente Rajapaksa para, desde ahí, establecer un gobierno de concentración y una hoja de ruta electoral.
EEUU urge al consenso y China calla
Washington ha pedido este domingo a todos los líderes políticos que actúen con rapidez y en consenso para buscar soluciones
"EEUU insta al Parlamento de Sri Lanka a abordar esta coyuntura con un compromiso para mejorar la nación entera, según un comunicado del Departamento de Estado recogido por el 'Daily Mirror'.
"Instamos a este gobierno o a cualquier gobierno nuevo elegido constitucionalmente a que trabaje con celeridad para identificar e implementar soluciones que logren la estabilidad económica a largo plazo y aborden el descontento del pueblo de Sri Lanka por el empeoramiento de las condiciones económicas, incluida la escasez de energía, alimentos y combustible.
Washington también ha llamado a la calma a las fuerzas de seguridad tras los 103 heridos, entre ellos once periodistas, que ha dejado la revuelta del sábado en la capital, Colombo, pero también ha criticado la violencia ejercida por los manifestantes que prendieron fuego a la residencia del dimitido primer ministro; un ataque por el que han sido ya detenidas tres personas.
Por su parte, el Gobierno de China, principal valedor del régimen de Sri Lanka, guarda silencio. Lo que es muy elocuente.