Una nube de polvo se ha elevado de los restos de los graneros del puerto de la capital libanesa a la hora estipulada para que confluyesen frente a ellos tres marchas populares que demandan justicia para las víctimas de la explosión y cuando varios participantes se encontraban ya en el área, como ha podido constatar la agencia Efe.
Una de las comitivas, que había partido poco antes de la sede de la Brigada de Bomberos en Karantina, cercana al puerto, se encontraba a apenas unos cientos de metros del lugar y ha mantenido su rumbo impasible ante el derrumbe.
Las autoridades habían instado a los ciudadanos a cubrirse con mascarillas y meterse en lugares cerrados ante la posibilidad de derrumbe total o parcial de los graneros, además de evacuar «inmediatamente» las zonas a un radio de 500 metros.
Tres semanas de incendios
Los prolongados incendios que ha sufrido la estructura en las últimas tres semanas, debido a la fermentación de restos de trigo almacenados allí antes de la tragedia de 2020, ya provocaron otro derrumbe parcial en esos gigantescos almacenes el pasado domingo, por lo que han crecido las críticas al Gobierno por su pasividad ante el fuego.
Según la versión oficial, echar agua favorecería el proceso de fermentación del grano al crear más humedad, mientras que tratar de retirar las 3.000 toneladas de trigo y maíz aún presentes en los silos sería demasiado peligroso para los equipos por la amenaza de derrumbe.
Los vestigios de los enormes graneros, que ayudaron a parapetar la parte oeste de Beirut de la onda expansiva, se han convertido en un recordatorio permanente del desastre, visible desde buena parte de la urbe y también en un símbolo de este por ser la única estructura que quedó parcialmente en pie en la denominada zona cero.