Casi 192 años después de su muerte y 213 desde la independencia de Colombia, la figura de Simón Bolívar es honrada, cuando venerada, en muchos países. No parece ser esa la postura del monarca español Felipe de Borbón, visiblemente incómodo esta madrugada en la toma de posesión del nuevo presidente colombiano, Gustavo Petro, cuando la espada del Libertador entró en escena.
Durante el transcurso del acto, cuatro soldados de la Guardia Presidencial entraron la espada de Bolívar en una urna, ya que Petro quería jurar su cargo junto a este símbolo nacional y anticolonial. En el trayecto de la espada frente a la tribuna de invitados –entre los cánticos de «¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina!» proferidos por el público–, Felipe de Borbón fue el único asistente que no se levantó de su asiento mientras todos los demás permanecían de pie e incluso algunos aplaudían.
Y el Rey de España, el único que se quedó sentado cuando llegó la espada de Bolívar a la posesión presidencial. La misma con la que el libertador combatió al ejercito español hace más de 200 años. pic.twitter.com/uYO9ChehqV
— Gener Usuga (@gener_usuga) August 8, 2022
El monarca español se encontraba en una zona reservada a algunos invitados especiales, como jefes de Estado y de Gobierno asistentes y expresidentes colombianos, por lo que su negativa a honrar la llegada de la espada de Bolívar ha resultado bastante destacada.
Tras la toma del juramento y de la imposición de la banda presidencial –ante más de cien mil personas que llenaron, precisamente, la plaza de Bolívar–, Petro había impartido su primera instrucción: «Como Presidente de Colombia, le solicitó a la Casa Militar traer la espada de Bolívar», ordenó.
Entonces, tras un receso de diez minutos, aparecieron cuatro soldados del Batallón Guardia Presidencial portando la urna de cristal con la espada de Bolívar en su interior, custodiada por un nutrido grupo de seguridad y por un oficial y varios soldados vestidos a la usanza de la época de la Independencia.
La urna con la espada se ubicó en la tarima principal al lado derecho del presidente Petro. De acuerdo con el Jefe de Estado, su propósito es que «la espada de Bolívar sea del pueblo», y puntualizó que «quizás, para los próximos presidentes y presidentas, cuando se posesionen, se vuelva un hecho permanente, protocolario, simbólico, que los acompañe siempre, que las acompañe siempre la espada libertaria de Bolívar». De esta manera, se cumplía el anhelo de tener la espada a su lado mientras leía su discurso.
La espada de la justicia social
En recientes declaraciones, previas a su toma de posesión, el entonces mandatario electo ya se había referido a la espada, por ejemplo, al indicar que una de las prioridades de su gobierno es crear las condiciones para que la justicia social fructifique en el país, de manera que llegue el momento adecuado para volver a envainarla, para regresarla a su funda, a la morada original que es el sitio ideal donde debería estar.
«La espada de Bolívar es del pueblo colombiano y solo se envainará hasta que haya justicia en Colombia. Así que a lo que aspiro en estos años es que esa espada quede expuesta, como antes, a la mirada pública; aspiro a que las ejecutorias de mi gobierno puedan llevar, en un futuro próximo, a la posibilidad de envainar la espada, ojalá la última arma que se esgrima en la nación», precisó.
Inventariada desde 1924 y ornamentada con un escudo en relieve de la Gran Colombia, decoración vegetal y las tres estrellas del General Bolívar, se debe recordar que la espada que el Libertador desenvainó «hasta que hubiera justicia social» permaneció guardada en una urna de la Quinta de Bolívar, en el centro de Bogotá, hasta 1974. El 17 de enero de ese año, bajo el lema ‘Bolívar, tu espada regresa a la lucha’, el Movimiento 19 de Abril (M-19) la tomó y la mantuvo en su poder a lo largo de 17 años.
A propósito de este hecho, en 1988, el entonces integrante de esta organización y hoy presidente de Colombia, Gustavo Petro, en una entrevista con el periodista Daniel Coronell, dio pistas sobre el paradero de la reliquia, cuando dijo que «la espada de Bolívar será presentada públicamente; está en Colombia y seguirá en Colombia».
Fue así como, el 31 de enero de 1991, durante una ceremonia en la Quinta de Bolívar, luego de la firma del acuerdo de paz entre el M-19 y el gobierno colombiano, de la desmovilización y de la elección de la Asamblea Constituyente que le dio vida a la nueva Carta Política de Colombia, el M-19 devolvió la espada, la cual fue guardada en un depósito del Banco de la República y luego conducida a la Casa de Nariño, de donde, precisamente este domingo, por instrucción del presidente Petro, el mítico emblema fue trasladado a la plaza de Bolívar «para que pudiera ser apreciado y asumido por el pueblo como un símbolo vivo de la nación».