A fin de desarrollar pequeños islotes naturales repartidos en todos los espacios de la ciudad y aumentar así el porcentaje y calidad de los espacios verdes, el Ayuntamiento de Baiona ha implantado un «permiso de vegetalizacion» al que pueden acogerse particulares y asociaciones.
Los servicios municipales se encargan del mantenimiento de ese 40% de territorio comunal ocupado por plantas y árboles.
Sin embargo, los responsables municipales consideran que avanzar «en la transición ecológica, solidaria u ciudadana» es una labor en la que los vecinos pueden hacer su aportación.
Un dispositivo que debe mejorar la presencia de refugios térmicos, algo necesario en Baiona, a la vista del informe hecho público por la oposición municipal tras el último episodio de canícula.
Baiona recalentada
Ese informe de la oposición municipal no dejaba lugar a dudas sobre las carencias de una ciudad que ha sacrificado árboles para acometer remodelaciones urbanísticas.
El resultado es que sus plazas, caso de la del Mercado o de la del propio Ayuntamiento, se han convertido en espacios a evitar cuando el termómetro se dispara.
El dispositivo de vegetalización que permitirá a cualquier ciudadano ocuparse del mantenimiento de un espacio susceptible de convertirse en verde, a condición de respetar determinados criterios, fue aprobado en consejo municipal el 7 de abril pasado.
El objetivo es fomentar una apropiación temporal del espacio público y reforzar al tiempo las relaciones sociales, de manera que los vecinos se impliquen en el desarrollo de unos «islotes que proporcionen mayor frescor al espacio urbano y contribuyan al embellecimiento de la ciudad».
De este modo, las personas que deseen ocupar temporalmente un terreno público próximo a su domicilio o lugar de trabajo para vegetalizarlo podrán solicitar a la Alcaldía un permiso.
Qué terrenos pueden ser objeto de vegetalización
Todo proyecto de vegetalización deberá garantizar el respeto y preservación de los árboles, del mobiliario urbano y de las vías de acceso.
Según explica Fabrice Cauchi, responsable de Cuadro de Vida del consistorio, «se privilegiarán las plantaciones en tierra».
Así podrán abordarse esos proyectos en las inmediaciones de los edificios, en zonas de césped, pero también en espacios mineralizados como aceras o plazoletas, previa preparación de esos espacios por técnicos municipales.
Cuando no sea posible la plantación en tierra, se podrán solicitar bancos de cultivo, que serán proporcionados por el Ayuntamiento a fin de respetar un estilo similar de mobiliario urbano en todos los barrios.
El demandante podrá emplear, no obstante, su propio modelo de banco previa validación municipal.
Con respecto a las especies, el permiso de vegetalización contempla que se privilegien plantas adaptadas al clima local y que cumplan al tiempo una función ecosistémica.
Se trata de evitar especies que por sus características puedan implicar molestias para los vecinos o directamente un peligro para las personas o el mobiliario urbano –caso de los árboles de gran tamaño– y se anima a optar por arbustos, plantas anuales o bianuales, verduras, plantas aromáticas o pequeños frutales, como los fresales.
Según ha adelantado Jerôme Aguerre, concejal encargado de naturaleza, desde que se diera a conocer la puesta en marcha del dispositivo «hemos recibido ya una treintena de llamadas».
Las demandas se podrán formalizar por internet y a lo largo de todo el año, pero teniendo en cuenta que el periodo de instrucción de los dosieres se prolongará entre octubre y marzo, y también de factores tales como la estacionalidad de los cultivos o el tiempo de realización de trabajos y entrega de materiales pata construir esos islotes verdes, se aconseja entregar las peticiones antes de fin de año.
Vecinos y asociaciones abrieron camino
El proyecto de vegetalización impulsado por el Ayuntamiento es un nuevo paso de cara a reverdecer la ciudad que ya es una realidad en muchos barrios. De hecho, la calle Faures en que se ha presentado el programa es un ejemplo de fachadas verdes y pequeños jardines a pie de casa.
Además, los huertos colectivos o vecinales cuentan con una tradición en la ciudad, donde destaca el trabajo para promover esos espacios colectivos que viene realizando la asociación Askatasun Haziak (Grains de Liberté).
El primer huerto colectivo fue plantado en el barrio de Balinchon en 2014. Y un año después nacía el huerto más emblemático, mantenido por vecinos del barrio popular de Santa Cruz, más concretamente en las inmediaciones de las torres de viviendas ideadas por Brauer (ZUP).