El ‘cadejo’ es un ser mitológico con forma de gran perro de ojos brillantes que arrastra cadenas y que se les aparece a las gentes solitarias nocturnas. Forma parte de las leyendas populares en países de Centroamérica como Costa Rica, Guatemala, e incluso México. Se dice que hay un cadejo blanco que es protector, y otro negro que es monstruoso y malvado.

Podría servir como título de una película de terror, pero aquí se utiliza como símbolo del abandono e invisibilidad que sufren las jóvenes desaparecidas. A pesar del aumento de los casos en Guatemala, existe una sensación generalizada entre las mujeres de total indefensión, y la desconfianza en la policía e instituciones políticas está más que justificada, ya que en el país el problema se da por sentado en lugar de intentar atajarlo.

El cineasta estadounidense Justin Lerner, autor de las películas independientes ‘Girlfriend’ (2010) y ‘The Automatic Hate’ (2015), ha estado tres años viviendo en Guatemala para documentar su tercer largometraje, introduciéndose en el mundo de las maras o pandillas violentas juveniles, para estudiar sus conexiones al más alto nivel con las desaparecidas.

Establecido en Puerto Barrios, tuvo tiempo de realizar un amplio casting callejero entre verdaderos miembros de las bandas criminales. Una vez llegado el momento del rodaje algunos de ellos murieron en tiroteos y peleas, con lo que la producción tuvo que asumir los riesgos y las amenazas. En ese transcurso, Lerner pudo comprobar que la mayoría de sus componentes eran afrocaribeños; en general, menores abandonados por sus familias o huidos de sus precarios hogares.

Si bien el grueso del reparto es no profesional, la estelar Karen Martínez ya tiene experiencia delante de las cámaras. Ella es guatemalteca y no hay que confundirla con la colombiana del mismo nombre, ya que es mucho más joven. En la ficción encarna a Sarita, que se encuentra que una noche tras una fiesta su hermana no regresa.

Empieza a investigar la desaparición por su cuenta y, como sospecha de su agresivo exnovio Andrés, interpretado por Rudy Rodríguez, se introduce en la mara de la cual es líder. Cada vez se involucrará más en las acciones delictivas del grupo, acercándose demasiado al tal Andrés con consecuencias imprevisibles.

A ‘Cadejo blanco’ (2002) se le ha comparado con títulos como ‘Miss Bala’ (2011), realización mexicana de Gerardo Naranjo  que alcanzó gran repercusión porque tuvo su correspondiente remake anglosajón.  De momento Lerner salió triunfador del festival guatemalteco Icaro, como mejor película centroamericana, destacando el trabajo interpretativo de Karen Martínez, una revelación por el modo en que controla y disimula su dolor en un rictus inexpresivo.