Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

400 metros de emociones impredecibles

Clausura  en el Velódromo en Zinemaldia 2009.
Clausura en el Velódromo en Zinemaldia 2009. (Pedro MARTÍNEZ-SSIFF)

Han transcurrido dos años en los que el mundo se detuvo y en los que pareció no haber pasado nada. Esa rara sensación de haber vivido dos años sin haberlos vivido se reactiva durante estos días cuando topas con amistades con las que no tuviste trato directo durante aquellas jornadas en las que la pandemia pulsó la tecla ‘Pause’.

En realidad, ocurrieron muchas cosas y si nos ceñimos a lo más inmediato, ese territorio de sueños y espejismos llamado Zinemaldia, descubrimos que nos fue negada la entrada a un espacio en el que la sensación de cine se multiplica por mil, el Velódromo.

Este año, por fin, recuperamos nuestra cita con esa monumental pantalla que nos redescubre la magia de una imagen amplificada y un sonido espectacular. Un titán de sueños y fantasías capaz de devorar a esas diminutas películas que, cual barquitos encerrados en botellas de cristal, son condenadas a ser consumidas en micropantallas de móviles.

Regresa nuestra cita con la que fue descrita por Oliver Stone como «La mejor sala del mundo» y lo hace con ‘Sintiéndolo mucho’, un documental de Fernando León de Aranoa sobre el cantautor Joaquín Sabina; ‘Rainbow’, la mirada colorista y festiva que Paco León ha hecho del clásico ‘El mago de Oz’ y la que pasará a ser una de las grandes jornadas del Zinemadia 2022, el estreno en esa bestial pantalla de 400 metros de ‘Black is beltza II: Ainhoa’, de Fermin Muguruza.

Con espíritu festivo, reivindicativo y teniendo presente su factor de homenaje a una época pasada y a la gente que la vivieron de manera intensa, esta película animada será –a ojos de su director– una pulsión interna de consecuencia impredecibles.

Es algo lógico porque si recurro a secuencias del pasado que se me quedaron grabadas, recuerdo la reacción que tuvo un maestro ya curtido como Robert Wise viéndose incapaz de reprimir las lágrimas tras finalizar la proyección que se hizo de su ‘West Side Story’ en aquel Velódromo festivalero del año 94.