¿Perdurarán los recuerdos de aquellos a los que amamos?
Nunca antes había visto las salas tan poco frecuentadas en Zinemaldia en sesiones de películas tan importantes como la de ‘R.M.N.’ de Cristian Mungiu. Quizá se deba a que era lunes por la noche, o puede que sea que los relatos han dejado de tener una importancia capital en nuestra cultura, en el modo de compartir nuestro mundo. Parece que lo que definimos como relato muere, siendo sustituido por el impacto de imágenes audiovisuales en formato corto y muchas veces ininteligible. Vamos, que no pretenden contar nada, más bien buscan vender una sensación, un momento, un proyecto de idea que después nos lleve a consumir un determinado producto.
La fragilidad de los recuerdos y la caducidad de la vida humana es el tema con el que ha elaborado Genki Kawamura ‘Hyakka’ (‘cien flores’), su debut cinematográfico. Una madre y un hijo atrapados en una relación complicada por el alzheimer nos abren las puertas de la dura realidad que propicia la enfermedad. Rodada con delicadeza, mediante una realización que destaca por su coherencia entre narración y estilo audiovisual, ‘Hyakka’, basada en la propia novela de Kawamura, demuestra la maestría de alguien que ha sabido observar y estar atento a las cuestiones esenciales de la vida. La película consigue emocionarnos con una puesta en escena verosímil e inteligente incluso en las secuencias más complicadas para la dirección artística. La fluidez de los movimientos de cámara, siguiendo a los protagonistas, nos atrapan hasta dejarnos desgastados de tanto reconocernos en ellos. ¿Qué peso tienen los recuerdos de los momentos que compartimos con aquellos que amamos? ¿Perdurarán? Todo depende de que sigamos contando, de los relatos.