Sharm el-Sheikh (Egipto) acoge desde hoy una nueva edición de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, con menos expectación y quizá menos expectativas que la anterior, tras el sabor, más agrio que dulce, que dejó la cita de Glasgow el año pasado.
Pero la COP27 llega también con mayor urgencia a la hora de adoptar las medidas necesarias para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, y viene, además, precedida de malas noticias, pues las Naciones Unidas alertan de que a este ritmo la Tierra va camino de calentarse 2,8 grados centígrados de aquí a finales de siglo.
Así lo indica el “Informe sobre la Brecha de Emisiones”, difundido por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), aunque este no es el único documento que apunta en ese sentido. También lo hace el “Estado de la Acción Climática 2022”, elaborado por el World Resources Institute, un trabajo donde se mide el impacto de las medidas activadas contra la crisis del clima.
40 indicadores
El documento, difundido a finales de octubre, traduce las transformaciones que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) considera necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5 grados en cuarenta indicadores, con objetivos para 2030 y 2050, y concluye que de todos los marcadores evaluados ninguno está en vías de alcanzar sus objetivos para 2030.
En concreto, los autores indican que seis indicadores van «en la dirección correcta a una velocidad prometedora pero insuficiente», mientras que 21 también avanzan en dirección correcta «pero muy por debajo del ritmo requerido». Peor es la valoración sobre cinco de los puntos analizados, de los que consideran que van «totalmente en la dirección equivocada», al tiempo que los datos son insuficientes para evaluar los últimos ocho indicadores.
El análisis no obvia los avances que se han producido en la lucha contra la crisis climática, y menciona que en los últimos años se han observado algunos elementos destacables positivamente, sobre todo entre los indicadores que hacen un seguimiento directo de la adopción de tecnologías de carbono cero.
Así, a pesar del retraso general, cita algunos «signos alentadores», como que la utilización de fuentes con cero emisiones está aumentando en todo el mundo, y que se ha registrado un crecimiento récord en el uso de estas tecnologías. Destaca, por ejemplo, que de 2019 a 2021 la generación solar creció un 47% y la energía eólica un 31%.
El estudio dice además que la transición a los vehículos eléctricos (VE) está despegando, y que estos representaron casi el 9% de las ventas de turismos en 2021, lo que supone el doble que el año anterior. También que la cuota mundial de vehículos eléctricos de batería y pila de combustible en las ventas de autobuses alcanzó el 44% en 2021, frente a solo el 2% en 2013, lo que supone un aumento de más de veinte veces en menos de una década. Sin embargo, añade a renglón seguido que aunque son prometedores, estos avances «por sí solos no pueden aportar las transformaciones necesarias en el sistema para limitar el calentamiento a 1,5 °C».
Y es que, por ejemplo, a pesar de ese crecimiento extraordinario en la adopción de las renovables, en términos proporcionales, la electricidad generada a partir de fuentes de energía con cero emisiones de carbono no ha experimentado casi ningún cambio neto desde el año 2000, ya que la generación total de electricidad ha aumentado en todo el mundo.
Además, la generación de electricidad basada en el carbón, aunque está disminuyendo globalmente, continúa creciendo en algunas regiones, y la electricidad basada en el gas fósil sigue aumentando en todo el mundo. En conjunto, lamenta, estas tendencias están contrarrestando las ganancias de la energía de carbono cero.
Del mismo modo, aunque suponen una parte cada vez mayor de las ventas, los eléctricos siguen representando una muy pequeña fracción del parque de vehículos ligeros en todo el mundo: solo el 1,3%. Y sin políticas adicionales, se necesitará tiempo para transformar este stock de vehículos. Asimismo, el informe recuerda que la transición a los vehículos eléctricos solo constituye una faceta de la transformación de los sistemas de transporte, y que los esfuerzos para cambiar a modos de transporte más sostenibles, como el transporte público, la marcha a pie o la bicicleta, siguen estando muy lejos de su objetivo.
Medidas concretas
Con este balance, el estudio afirma que, para limitar el calentamiento global a 1,5 grados se deben adoptar, sin demora, varias medidas: eliminar la generación de energía de carbón seis veces más rápido; mejorar la intensidad energética de los trabajos de construcción cinco veces más rápido en edificios comerciales y siete veces más rápido en los edificios residenciales; reducir más de diez veces la cantidad de CO2 emitida por tonelada de cemento producido; ampliar seis veces más rápido los sistemas de transporte público; reducir la tasa de deforestación 2,5 veces más rápido; cambiar a dietas más saludables y sostenibles cinco veces más rápido; y eliminar la financiación pública de los combustibles fósiles cinco veces más rápido.
La receta no es nueva, y no se puede alegar desconocimiento, pero las instituciones –en su sentido más amplio– han dejado claro que no les importa remolonear, aunque se juegue su futuro. A orillas del Mar Rojo, si tiene o no intención de desperezarse.