La presidenta de Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini ha fallecido a los 93 años de edad, según han confirmado varios medios argentinos. Se han decretado tres días de luto nacional por su muerte. Bonafini es madre de dos hijos desaparecidos durante la dictadura de Videla y durante décadas ejerció como activista y defensora de los Derechos Humanos dentro de Madres de Plaza de Mayo.

El presidente de Alberto Fernández ha decretado tres días de duelo nacional para «rendir homenaje a Hebe, su memoria y su lucha». El presidente argentino ha declarado que «despide con profundo dolor y respeto» a Hebe de Bonafini.

«El gobierno y el pueblo argentino reconocemos en ella un símbolo internacional de la búsqueda de memoria, verdad y justicia por los treinta mil desaparecidos. Como fundadora de Madres de Plaza de Mayo puso luz en medio de la oscura noche de la dictadura militar y sembró el camino para la recuperación de la democracia hace cuarenta años atrás», ha indicado en un comunicado.

La vicepresidenta Cristina Fernández se ha referido a ella como «símbolo mundial de la lucha por los Derechos Humanos».

Bonafini fundó la asociación Madres de Plaza de Mayo para visibilizar la desaparición de personas durante la última dictadura, aunque evolucionó hasta constituirse en una organización con un claro perfil político. «Somos una organización política, ahora con un proyecto nacional y popular de liberación», destacaba la propia Bonafini.

El 30 de abril de 1977, dieciséis mujeres marcharon, tomadas del brazo, alrededor de la Pirámide de Mayo, en Buenos Aires, en protesta frente a la incertidumbre del paradero de sus hijos desaparecidos. Sus caminatas semanales se convirtieron en un símbolo de la lucha por los Derechos Humanos y contra la dictadura militar.

Solidaria con madres vascas

Euskal Herria siempre estuvo en su corazón. Siempre apoyó a los presos vascos y a sus familias, a los líderes del independentismo encarcelados y el proceso de paz. Según contó en una entrevista con el periodista Alvaro Hilario, cuando el PP de Aznar gobernó, Mayor Oreja la acusó de ensalzar a ETA.

Su asociación perdió todas las ayudas económicas que recibía del Estado español, pero para ella renunciar al apoyo de las madres vascas que tenían a sus hijos e hijas presas era como renunciar a sus propios hijos. Llegaron a llamarla desde TVE y le ofrecieron dinero a cambio de una condena a ETA y a los presos, algo a lo que ella y su asociación nunca sucumbieron.