La consejera de Desarrollo Económico, Medio Ambiente y Sostenibilidad, Arantxa Tapia, ha respondido al Parlamento varias preguntas planteadas por la portavoz de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, sobre irregularidades en la Incineradora de Zubieta. Y pese a sus intentos de esquivar algunas denuncias públicas e informaciones periodísticas, acaba reconociendo uno de los problemas nucleares: que la instalación carece de una parada automática que se active en caso de contaminación.
Como publicó este medio el 21 de octubre, un juez investiga ya a Lakua por aceptar a GHK lo que aparenta ser una ilegalidad flagrante. El 11 de abril de 2016, la Viceconsejería de Medio Ambiente hizo pública una resolución para fijar la Declaración de Impacto Ambiental de la Incineradora de Zubieta. Y entre las condiciones para su aprobación estaba la obligación de contar con «un sistema automático que impida la alimentación de residuos» cuando «el valor medio semihorario de concentración de partículas supere el valor límite de 150mg/Nm3». Y también «cuando los controles de carácter continuo, establecidos en esta Resolución, muestren que se está superando algún valor límite de emisión atmosférica fijado en esta Resolución.
GARA ya informó de que el propio Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK) respondió el 10 de febrero de 2020 a este requerimiento, reconociendo que «no hay control que actúe automáticamente». Y añadía que «esta acción depende totalmente del operador cuando recibe una pre-alarma de riesgo de superar las emisiones. Depende totalmente del operador comprobar y reaccionar en consecuencia para prevenir cualquier valor de emisión semihorario».
Este es un requisito que figura en la normativa estatal e internacional. Y, a pesar de admitir su incumplimiento, los consejeros del ramo del Gobierno de Lakua, primero Iñaki Arriola y después Arantxa Tapia, le dieron a la incineradora los permisos pertinentes.
Miren Gorrotxategi preguntó a Arantxa Tapia si ese dispositivo automático existe, y su respuesta copia textualmente lo remitido en su día por GHK, admitiendo también que «respecto a las emisiones a la atmósfera no hay control que actúe automáticamente sobre la combustión» y que todo «depende totalmente» de la actuación de un operador.
Pese al reconocimiento, Arantxa Tapia asegura al Parlamento que es «absolutamente falso» que se otorgara la autorización ambiental integrada a la incineradora de Zubieta sin cumplir todos los requisitos. Escribe que «la autorización se ha concedido con cumplimiento estricto de toda la normativa aplicable».
Contamina el agua
En su respuesta, la consejera también admite la presencia de «valores superiores» a lo permitido de «amonio, DBO5, Sólidos en Suspensión y DQO» en las aguas de Arkaitzerreka, por lo que anuncia que URA ha abierto un expediente sancionador a GHK.
Lo llamativo es que Tapia hable de un vertido de agosto y ofrezca datos desde el 13 de julio, cuando un vecino lo descubrió. Además, como publicó este diario, su Departamento tiene informes de SGS e IDOM que muestran que la contaminación de las aguas subterráneas se empezó a detectar en diciembre de 2019, cuando entró en funcionamiento el horno incinerador.
Por otro lado, Tapia niega totalmente que exista en la incineradora un «aliviadero clandestino» para evacuar humedades en una instalación que debiera ser «seca».