«Aranguren ha apostado por esta excavación sin grandes apoyos y la Mano ha sido un espaldarazo»
Desde 2007, el Ayuntamiento del Valle de Aranguren impulsa las excavaciones en el yacimiento de Irulegi, primero para poner el valor el castillo medieval y después para estudiar el poblado vascón donde se ha encontrado la Mano, que ha sido «un espaldarazo», destaca el alcalde Manuel Romero.
Como «un espaldarazo importante» califica Manuel Romero, alcalde del Valle de Aranguren, el hallazgo de la Mano de Irulegi en el marco de una excavación arqueológica por la que el Consistorio ha apostado «muchos años sin grandes apoyos».
Ese hallazgo ha sido el descubrimiento más importante realizado hasta ahora en Irulegi, donde en los meses de junio y julio, voluntarios y arqueólogos profesionales han ido sacando a la luz restos enterrados desde hace más de 2.000 años, que la Sociedad de Ciencias Aranzadi presenta cada año en el frontón del valle a los vecinos de este municipio de unos 12.500 habitantes.
Fue en 2007 cuando el Ayuntamiento del Valle de Aranguren encargó los trabajos arqueológicos a Aranzadi, que primero llevó a cabo la excavación y consolidación del castillo de 2007 a 2017. A partir de 2018, se inició la excavación del poblado vascón, junto a la fortaleza, explica Romero.
En junio de 2021 emergió de la tierra la Mano, dando inicio a un proceso que califica de «muy emotivo y emocionante», y que ha venido a refrendar la tarea realizada durante todos estos años. Sobre todo, ha agregado, porque los trabajos «se hacen con muchísimo voluntariado, personas del Valle de Aranguren, personas que vienen de otras comunidades autónomas. Se participa muchísimo desde la colaboración ciudadana a la hora de trabajar en esas excavaciones, junto a los equipos técnicos que garantizan toda la rigurosidad que necesita una excavación de estas características».
«Esto ha sido algo muy local, nosotros nunca hemos buscado absolutamente nada, no tenemos una hoja de ruta, esto ha sido una sorpresa muy agradable», resalta el alcalde.
Visitas con garantías
Romero reconoce que ahora hay «un boom muy importante» con el yacimiento y la Mano de Irulegi, pero confía en que «poco a poco se apaciguarán la cosas», porque es una zona que siempre ha sido muy visitada y ahora «debemos regular que las visitas se puedan hacer con garantías», ya que «las masificaciones a veces perjudican al entorno, al medio ambiente y a los vecinos».
«A ver si podemos organizarnos de alguna manera para que en los pueblos cercanos tengamos una zona de aparcamientos, unos merenderos para comer, porque no es un valle turístico y no porque no haya demanda, sino porque el criterio del Ayuntamiento siempre ha sido preservar el valle desde el punto de vista medioambiental», apunta.
Tras anunciar que «no vamos a hacer una explotación turística del poblado, ni del castillo, ni de los parajes del valle», el alcalde explica que está proyectado habilitar el Palacio de Góngora, donde se llevó a cabo la presentación de la Mano de Irulegi, como un centro sobre el patrimonio cultural y medioambiental del valle.
Así como en el yacimiento «no tenemos mucha prisa por alcanzar objetivos, no podemos volvernos locos buscando más manos», sí se desea «acelerar la rehabilitación total del Palacio de Góngora, porque podría ser el punto de llegada al valle y, desde ahí, marcar diferentes itinerarios para subir a Irulegi, unos más fáciles, otros más de montaña».
«Ahí podría estar el museo con todo lo que está saliendo de los yacimientos y se podría crear un centro medioambiental al servicio de la comarca de Pamplona», precisa.
La Mano volverá este mes al valle para ser presentada a los vecinos y «que se sientan partícipes de lo que ha sido el hallazgo de la pieza, que la sientan como algo que es del Valle de Aranguren». Después irá al Museo de Nafarroa y «ahí no hay vuelta atrás», reconoce el alcalde, que comenta que «habrá que hacer réplicas», una para el propio yacimiento.
De momento, «estamos viendo hacia dónde queremos ir con todo esto», porque la mano de bronce y la inscripción ‘sorioneku’ «se ha convertido en un símbolo del Valle de Aranguren».
«Si esa palabra es de bienvenida a un lugar, está claro que el valle la acoge totalmente», afirma Romero.