Placas solares vecinales, motor de las comunidades energéticas

Ya no es necesario colocar una placa solar en el propio tejado, basta con estar cerca de una. Esto tiene un gran potencial para empoderar a los vecinos que quieran reducir la huella energética de una ciudad. La Agencia Energética de Iruñea quiere aprovechar el cambio para crear nuevas comunidades.

Las comunidades energéticas son el instrumento vecinal con mayor potencial.
Las comunidades energéticas son el instrumento vecinal con mayor potencial. (GETTY)

A principios de noviembre, la ministra de Transicion Ecológica, Teresa Ribera, anunció la ampliación a dos kilómetros para las redes de autoconsumo. Esto significa que si alguien es dueño una placa solar a menos de dos kilómetros de su casa, en lugar de vender directamente la energía que genera a una compañía eléctrica, puede hacer que le descuenten los kilowatios de su contador.

A diferencia de una vivienda que tiene una placa solar en el tejado con un cable que la conecta directamente con el transformador y solo vende la energía que le sobra, en este «autoconsumo próximo» la instalación fotovoltaica vierte toda su producción a la red y el autoconsumo se simula, sin que sea precisa esta conexión física directa. Parece un cambio menor, pero para nada lo es, pues la ley hace que la diferencia entre el autoconsumo real y simulado sea mínima. Dicho de otra forma: ya no es necesario instalar la placa en el tejado propio, sino que basta con que esté a menos de dos kilómetros. El cambio abre un vía nueva para el autoconsumo en la ciudad y favorece enormemente la producción energética compartida.

Hasta la regulación del autoconsumo simulado, si alguien pretendía instalar placas solares, no tenía otro camino que convencer al resto de vecinos del bloque, que quizá no estaban tan convencidos de la idea o no disponían del dinero que requiere la inversión. Era complicadísimo, en definitiva. Sin embargo, encontrar en un radio de dos kilómetros –en el barrio, como quien dice– suficiente gente interesada en una instalación compartida facilita la tarea enormemente. Si acaso, lo difícil sería encontrar dónde colocar una placa solar de gran tamaño, pues mejores espacios suelen ser públicos. Aquí entra en juego el Ayuntamiento, que sí dispone de espacios apropiados: frontones, colegios, piscinas... En esas está la Agencia Energética municipal de Iruñea.

«La nueva legislación nos va a permitir arrancar con cosas que la gente enseguida ve, como es la fotovoltaica, pero lo que de verdad queremos es crear comunidades energéticas y para ello estamos dispuestos a ceder los mejores espacios de la ciudad para instalar placas solares», resume JavierZardoya, responsable de la Agencia Energética Municipal de Iruñea.

Nafarroa, desde que el Parlamento aprobó la Ley de Cambio Climático por unanimidad a finales de marzo, cuenta con una legislación más avanzada que en el Estado para este tipo de proyectos. Esto ha permitido que Iruñea esté ya trabajando en los procedimientos de cesión de espacios públicos para la generación de energía. El objetivo es que sea ágil y definir, en buena medida, qué tipo de proyectos se pueden establecer en ellos.

La ambición municipal es que luego sigan adelante con proyectos como sistemas de calefacción o movilidad sostenible.

La idea la sustenta un análisis técnico. Según los cálculos de la Agencia Energética, en los tejados de Iruñea se puede instalar placas capaces de generar un 77% de la electricidad que se consume. Habría superávit entre marzo y agosto, y carencias en septiembre-febrero. Cubrirlo todos los tejados es una ambición utópica, pero alcanzar un objetivo razonable implica, necesariamente, la activación vecinal.

De todas las posibilidades que existen de impulso de instalaciones colectivas, Zardoya destaca como la más potente la «comunidad energética». Se trata de un grupo de vecinos –una asociación, una cooperativa...– comprometidos con la lucha contra el cambio climático con ganas de embarcarse en proyectos para reducir las emisiones. Que quieran reducir su factura, pero sin ánimo de lucrarse.

La nueva regulación hace que una instalación fotovoltaica sea la forma más sencilla de echar a andar estas comunidades, pero la ambición municipal es que luego, si así lo quieren, sigan adelante con proyectos más ambiciosos, como sistemas de calefacción o incluso de movilidad sostenible, que hoy por hoy el gran reto.

Atreverse con los coches 

«Lo que nos planteamos desde la Agencia Energética es trabajar en común. Empoderar a los vecinos y crear grupos donde se hable de energía y surjan nuevas ideas. Por eso hemos acompañado y ayudado a crear la comunidad energética de Mendillorri y por eso estamos trabajando para que se cree otro grupo así en la Rocha», prosigue el técnico municipal.

La movilidad gran reto que afrontan las ciudades vascas a la hora de reducir su huella energética. La electricidad suponía, en 2018, el 15% de la demanda energética de Iruñea, siendo el gas el 28% y el 54% los productos petrolíferos. Por sectores, el 51% de la demanda energética es para el transporte, frente al 20% que consumen los hogares. Zardoya sostiene que las comunidades energéticas, una vez que se crean, han demostrado ser capaces de organizar a los vecinos para atreverse con el reto del transporte.

La electricidad suponía, en 2018, el 15% de la demanda de Iruñea, siendo el gas el 28% y el 54% los productos petrolíferos.

«La tecnología fotovoltaica se instala rápido y es rentable. Si empoderamos con ella a los vecinos y conseguimos formarlos en materia energética, nacerán otros proyectos. Lo sabemos porque en otros lugares sucede. En Cataluña hay comunidades que han comprado coches eléctricos y se han organizado para compartirlos. ¿Por qué no?», prosigue el técnico.

La idea, por tanto, no es crear nuevas placas solares y que la comunidad acabe ahí. Muy al contario. Lo que pretende la Agencia Energética es que, desde una primera instalación compartida, cada comunidad siga creciendo a su ritmo y, cuando haya suficientes miembros, se lancen a poner otra instalación y luego otra más. Y luego se laancen a proyecto de otro tipo, o lo que ellas autónomamente vayan decidiendo. Una vez arrancada, la tarea de la Agencia municipal será ayudar con las ayudas y el acompañamiento técnico.

«Cuando empezamo con la estrategia, caímos en cuenta de que o todo el mundo empieza a hacer cosas o no hay manera. La ley permite ahora que la fotovoltaica sea la semilla. Si conseguimos unir a los vecinos para proyectos gracias a ella, el avance será enorme», resume el técnico.