Alessandro Ruta

Pelis italianas y fútbol marroquí

‘Marrakech Express’ (1989) y ‘Tre uomini e una gamba’ (1997) incluyen escenas donde de alguna manera, sobre todo irónica, aparece el fútbol marroquí, que hace historia en este Mundial.

Escena de ‘Marrakech Express’.
Escena de ‘Marrakech Express’. (IMDB)

La chilena de Pelé en ‘Evasión o victoria’, Manu Chao cantando ‘La vida tómbola’ frente a Maradona en el documental de Emir Kusturica... espectacular y conmovedor, pero ¿sobre la selección de Marruecos no hay nada similar, algo épico?

Seguramente lo habrá después de la estratosférica actuación del equipo de Amrabat, En-Neysri, Bono, Abde y compañía en este Mundial de Qatar. Lo veremos con el tiempo. De momento hay que conformarse con otras maneras de describir el fútbol marroquí en la gran pantalla. Por ejemplo, un par de películas italianas de absoluto culto, la segunda una especie de réplica de la primera. Se trata de ‘Marrakech Express’ y ‘Tre uomini e una gamba’ (‘Tres hombres y una pierna’).

Gabriele Salvatores es un personaje muy significativo en la historia del cine italiano, sobre todo en las décadas de los 80 y los 90. Hijo del mundo de los teatros alternativos de Milán, construyó una estética «muy suya», con trabajos donde se habla constantemente de viajes y fugas de una realidad alienante, como la propia vida moderna.

Casi siempre grabadas con el mismo grupito de actores, sus cuatro mayores obras, todas comedias bastante melancólicas, están incluidas en una única ‘Tetralogía de la fuga’. La tercera de esas, ‘Mediterráneo’, incluso fue galardonada en 1992 con el Oscar a la Mejor Película Extranjera. Se trata de la historia de unos soldados italianos enviados durante la Segunda Guerra Mundial a Kastelórizo, una isla griega, y allí olvidados por todos.

Sin embargo el primer acto de esta tetralogía había sido ‘Marrakech Express’, de 1989, que también ganó premios, pero solamente en el ámbito local. ‘Marrakech’ se puede considerar realmente el manifiesto de Salvatores. Cuatro hombres tienen que ir a rescatar otro amigo (Rudy) que ha sido supuestamente encarcelado en Marruecos por tráfico de drogas. Les advierte de ello la mujer de Rudy (Teresa, interpretada por la actriz española Cristina Marsillach), explicando que se necesitan 30 millones de liras (hoy día unos 15.000 euros) para pagar la fianza.

Los cinco anteriormente eran amigos muy íntimos, habían participado en la militancia política en los 70, pero después perdieron el contacto. Ahora tienen poco más de 30 años e ideas no muy claras sobre su futuro. Este viaje en el 4x4 de uno de los protagonistas (Ponchia) desde Milán hasta el desierto marroquí los reúne, cumpliendo así con el sueño de Rudy, que en realidad no necesitaba los 30 millones de liras para salir de la cárcel sino para llevar a cabo una última utopía, junto a sus viejos amigos.

Durante el viaje hay un momento rocambolesco en que el dinero parece haberse perdido, en una autopista polvorienta antes de llegar a Marrakech. El tubo donde están guardados los 30 millones se cae y es recogido por un grupo de marroquíes, que lo utilizan para jugar un partido de fútbol. Ponchia se percata y da marcha atrás: empieza allí una negociación en que nadie logra hacerse entender. Los italianos hablan un francés malísimo («Le tubò de la machine», «Le bambin.. la loitte») y los marroquíes contestan con un rotundo «Vaffanculo». Para salir de este punto muerto toma la iniciativa Paolino, uno de los cuatro amigos (interpretado por el actor Giuseppe Cederna, sobrino de Camilla, famosa periodista y escritora), y organiza un partido de fútbol Italia-Marruecos, en que el primero que llega a diez goles gana el tubo.

 

Empieza así este cinco contra cinco en el lodazal, donde se ven goles espectaculares y hasta un penalti detenido por Teresa, que Ponchia resume con un «Porteros españoles, de Zamora a Zubizarreta». Como fondo musical, ‘La leva calcistica della classe '68’, de Francesco De Gregori. Ganan los italianos al final y lo celebran bebiendo cerveza en el 4x4.

La pierna

Si ‘Marrakech Express’ se convirtió en película de culto, aún más su «hermana menor», ‘Tre uomini e una gamba’, de 1997. Hermana menor como película, porque los protagonistas, el trío cómico Aldo, Giovanni y Giacomo, habían trabajado ya con Gabriele Salvatores y procedían de los mismos circuitos de teatros milaneses alternativos y cabarets de vanguardia.

Esta también es una «road movie», un film desarrollado en torno a un viaje: el de los protagonistas hacia Gallipoli, la última punta de Puglia, en el sur. Giacomo tiene que casarse, Giovanni y Aldo son sus cuñados, y con ellos comparten coche un perro y una extraña escultura. Se trata de una pierna de madera de un tal Garpez, artista que por supuesto no existe, que es propiedad del suegro y que acaba convirtiéndose en protagonista de la película.

La pierna se pierde a pocos kilómetros de la meta, cuando a Giovanni se le cae a un río y llega a una playa donde un grupo de albañiles marroquíes está jugando a fútbol. Se encarga de la negociación Giacomo, que organiza un partido Italia-Marruecos, en que el primero en llegar a 10 goles gana la pierna.

 

«Como en ‘Marrakech Express’, vaya dejà-vu!», exclama Aldo. Y sí, el partido parece una fotocopia de la película de Salvatores, incluso con portera, Marina, una chica a la que encuentran durante el viaje después de un accidente. Mismos goles, mismo penalti detenido...

El grupo de italianos parece haber ganado, sonríe sentado en la arena y está feliz, hasta que Aldo vuelve a la realidad: «Vale, pero ¿cómo hemos podido perder 10-3?».

Giacomo le contesta: «Pues mira, ya sabes que Marruecos fisicamente es muy duro, tú pones la defensa alta y estos te castigan en las contras». Sí, igual que este Marruecos de Qatar 2022.

Pese a todo Aldo, Giovanni y Giacomo lograrán recuperar la pierna de Garpez entrando en casa de los albañiles disfrazados con las máscaras de anteriores primeros ministros italianos. Y mientras tanto, el fútbol marroquí ha pasado de mito cinéfilo a realidad televisiva, relanzando estas dos películas muy recordadas en las redes sociales.

Hakimi, En-Nesyri y Ounahi celebran un gol en este Mundial. (Nelson Almeida | AFP)