Ulma y Orona dejan Mondragon. La decisión se ha consumado este viernes en sendas votaciones paralelas, tras las que la corporación ha expresado su respeto y reafirmado sus principios.
La asamblea de Ulma ha decidido abandonar la Corporación Mondragon con el respaldo del 80,52% de sus socios y socias. La votación ha tenido lugar en Donostia, en la plaza de toros de Illunbe, hasta donde se han desplazado los 2.789 asociados de las nueve empresas que conforman esta cooperativa. La decisión de salir ha sido aprobada en todas ellas.
Otro tanto ha ocurrido con Orona, donde ha votado a favor de la salida el 72%. En este caso se han computado 1.087 síes a esta decisión.
Ulma ha puntualizado en una nota que lo aprobado es el deseo de «sustituir la relación» actual con Mondragon «por un nuevo modelo», por lo que se insta al Consejo Rector Ulma a que «en el futuro intente fomentar las colaboraciones con Mondragon, a fin de desarrollar el movimiento cooperativista», y también para seguir aportando como hasta ahora a los fondos gestionados por Mondragon Fundazioa.
Lander Diaz de Gereñu, presidente del Grupo Ulma, ha destacado que «los socios han decidido, a través de su voto, qué camino siguen las cooperativas. Hoy, los órganos de las cooperativas de Ulma han recibido un mandato claro. A nuestro juicio la mejor forma de hacer eso está en la fortaleza del Grupo Industrial Cooperativo Ulma. En cuanto a Mondragon, estamos dispuestos a trabajar conjuntamente en todas las acciones que redunden en beneficio de este modelo de éxito».
En cuanto a Orona, el Consejo Rector ha dicho sale de esta asamblea con el mandato de seguir desarrollando el 'Proyecto Socio-empresarial Orona UE 2030', basado en el «sostenimiento y la generación de empleo en las plantas productivas de Hernani, Vitoria y el conjunto de sus delegaciones, y profundizar en el proceso de inversión combinado del conjunto de sus infraestructuras y expansión internacional que ha llevado a Orona a ser el quinto operador de su sector en Europa y a estar presente en 100 países».
Además de la decisión clave, en la Asamblea se ha dado cuenta de la estimación de cierre positivo del presente ejercicio, «con una captación superior a los 900 millones, unas ventas de 880 millones, 5.600 empleos y un EBITDA superior a los 120 millones de euros».
En cuanto al próximo ejercicio, la cooperativa dedicada al diseño, fabricación, instalación, mantenimiento y modernización de ascensores, escaleras mecánicas, rampas y pasillos, prevé «un crecimiento sólido y que se estima superar los 900 millones de euros de ventas con un parque de servicios superior a los 300.000 aparatos en toda Europa».
El presidente de Orona, Oier Lizarazu, ha destacado que «a este acuerdo tan importante para garantizar el futuro de Orona y su aportación al movimiento asociativo cooperativo se ha llegado tras la celebración de más de 80 sesiones informativas con un alto nivel de participación».
«Nuestro objetivo es seguir incrementando el número de personas socias, impulsando así el proyecto cooperativo Orona, colaborando con el resto de cooperativas, y aportar equilibrio social y empleo en Euskadi y el resto del país», ha asegurado.
La corporación lo respeta
Lo cierto es que la confirmación de las salidas supone un duro golpe para el principal conglomerado empresarial vasco, que ve cómo sueltan amarras dos compañías que suman el 15,2% de sus ventas –unos 1.700 millones de euros– y el 13,75% de su empleo, con 11.000 puestos entre ambas.
Consumado el divorcio, llega la hora de la letra pequeña. Porque finiquitar una relación de décadas no es tan sencillo como cortar por una línea de puntos, y seguirá habiendo interacción e intereses en común. Por ejemplo, la intención de Orona y Ulma es que sus asociados continúen siendo mutualistas de Lagun Aro Seguros.
Mondragon ha afirmado tras conocer el resultado que en su nueva etapa sin Grupo Ulma y Orona pone «el acento en la intercooperación y la solidaridad».
En un comunicado, se ha reafirmado en «el respeto total y absoluto a las decisiones de ambas cooperativas».
Además, ha trasladado el deseo de que sus proyectos empresariales y su modelo cooperativo «evolucionen en positivo de cara al futuro». La Corporación ha señalado que, a partir de ahora, enfoca el nuevo horizonte poniendo el acento en los valores de «intercooperación y solidaridad, señas de identidad que han permitido que sus cooperativas, de forma totalmente autónoma y soberana, hayan podido ampliar sus proyectos empresariales y contar con la solidaridad del conjunto en el caso de atravesar coyunturas adversas».
Finalmente, ha trasladado «un mensaje en clave de ilusión, soportado en la evolución positiva de sus negocios, en los proyectos de futuro que se están abordando en la actualidad y en la confianza de que el modelo cooperativo es el adecuado para enfrentar los desafíos de los mercados y para construir sociedades más cohesionadas y sostenibles».
A primera hora
Buena parte de los socios y socias de ambas cooperativas han tenido que madrugar para acudir a la votación. Ulma ha organizado decenas de autobuses para desplazarse hasta Donostia principalmente desde Oñati y Legazpi. Aunque la cita era a las 10.30 en Illunbe, se recomendaba estar en las inmediaciones de la plaza de toros una hora antes, para evitar aglomeraciones de último momento en el acceso al recinto. El tiempo, plomizo y lluvioso, tampoco ayudaba.
Más complicada era aún la logística para los votantes de Orona. La empresa ha fletado seis aviones desde Madrid, Barcelona, Málaga, Alicante, Sevilla y Valencia, que han aterrizado en Noain, para desplazarse posteriormente por carretera desde el aeropuerto navarro hasta la sede de Hernani.
NAIZ se ha acercado hasta el coso donostiarra, pero el acceso al interior del edificio estaba vetado a periodistas y fotógrafos. «No podemos dar ninguna información», han respondido en una de las puertas ante la pregunta de si posteriormente había algún tipo de comparecencia o comunicado. Durante todo este proceso Ulma y Orona han sido un muro de silencio, incluso ante las solicitudes de información práctica sobre horarios o la posibilidad o no de asistir.
Antes de entrar, algunos socios se mostraban preocupados por la incertidumbre y por lo rápido que se ha desarrollado todo el proceso. La mayoría declinaba hacer comentarios.
Propuesta en junio
El punto de partida del conflicto se puede situar a principios de junio, cuando ambas empresas remitieron a la Corporación una propuesta que tenía como principal punto la creación de la figura de «cooperativas convenidas», que no estarían sujetas a las decisiones que se toman en los congresos anuales.
Un cambio que modificaría los derechos y obligaciones, y que les liberaría por ejempo de aportar a los intrumentos financieros corporativos como Mondragon Inversiones, aunque aseguraron que seguirían aportando a la caja común en entidades como Lagun Aro, Laboral Kutxa o Mondragon Unibertsitatea.
De puertas afuera. la Corporación respondió que estaba abierta a debatir la cuestión, aunque esta suponía «un cambio profundo» en la idiosincrasia de Mondragon y por tanto no se podía analizar con prisas e introducirla en el Congreso de este año. Sin embargo, Ulma aseguró a sus socios que de puertas adentro la réplica fue un rechazo absoluto.
Además, desde el grupo Mondragon se ha dejado deslizar la idea de que todo obedece a una falta de solidaridad de ambas empresas con el conjunto de cooperativas, mientras que desde posiciones cercanas a Ulma y Orona se ha deslizado un malestar con la concentración de poder de algunas de las grandes firmas –Eroski o Caja Laboral– dentro de los órganos de dirección de la Corporación.
Irizar y Ampo
No es el primer terremoto que se vive en Mondragon, algo que tampoco es raro en una compañía de estas dimensiones, con casi un centenar de cooperativas, 11.400 millones de facturación y 80.000 personas empleadas. En 2008 se creó una situación similar a la actual con la marcha de Ampo e Irizar, radicadas en la comarca del Goierri.
Un lustro más tarde, en 2013, se vivió una crisis de otro signo, con la quiebra de Fagor Electrodomésticos, uno de los buques insignia de la Corporación, que entró en preconcurso de acreedores al no poder afrontar más pagos cuando ya acumulaba una deuda de más de 800 millones de euros.
Antes de conocerse el resultado, la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, había subrayado que «toca respetar al máximo» la decisión adoptada, que «estará meditada con todos los pros y contras que se pueden producir».
Compromiso con el cooperativismo
La Diputación de Gipuzkoa también ha reaccionado al anuncio, en este caso expresando su «respeto a la decisión que soberanamente han tomado». Asimismo, ha deseado «la mejor de las suertes» a ambas corporaciones. Han puesto en valor la aportación realizada por Ulma y Orona al modelo cooperativo de Gipuzkoa y han asegurado que esta tendrá continuidad, más allá de la configuración empresarial o jurídica que adquieran: «Los valores que inspiran el cooperativismo son los valores del territorio». Valores que se han comprometido a legar a las próximas generaciones.
También el Gobierno de Lakua ha expresado su respeto a la decisión adoptada por los socios de Ulma y Orona de abandonar el grupo cooperativo, que considera además que ha sido tomada «de manera contundente y de forma legítima».
A la vista de que con estas decisiones la Corporación Mondragón pierde a dos de las empresas más importantes de su división industrial, la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente de Lakua, Arantxa Tapia, ha constatado que «la industria de Euskadi está ahora ante una nueva realidad organizativa».