Con un mosaico y una manifestación ha terminado la semana de huelga en las residencias de Bizkaia convocada por ELA sin que se hayan registrado avances en la negociación con la patronal.

La manifestación ha discurrido en un ambiente festivo desde la Diputación de Bizkaia hasta la plaza del Arriaga, en demanda del aumento de la ratio entre trabajador y usuarios, y la reducción de la brecha salarial con las trabajadoras del Instituto Foral de Asistencia Social (IFAS), que se sitúa en un 40%.

Tras la marcha, 60 trabajadoras han realizado un mosaico en el que se podía leer: ‘Gu gabe ez dago zaintzarik. Erresidentziak borrokan!’.

En el acto final, desde el sindicato, han señalado que «a partir de mañana, se abre un nuevo ciclo de movilizaciones que tendrán como objetivo intensificar la interpelación a las instituciones públicas y grupos políticos, para recordarles que el hecho de ser mujeres no las va a abocar a la eterna precariedad, y que van a tener que posicionarse en este conflicto antes o después, porque nuestras condiciones laborales están intrínsecamente ligadas al modelo de residencias. Diputación podrá proponer nuevos modelos, que si nuestras condiciones de trabajo no mejoran, el nuevo modelo será un fracaso».

La responsable de ELA en este ámbito, Ainhoa Tirapu, ha explicado en declaraciones a los periodistas que el seguimiento de la huelga ha sido «amplio», si se tiene en cuenta los servicios mínimos «tan altos» que se imponen y ha afirmado que están «a la espera de que se mueva la patronal».

«Somos un sector muy feminizado de 5.000 trabajadoras, al que se minusvalora», ha dicho y ha añadido que tienen «claro» que seguirán las movilizaciones hasta que les escuchen.

Según ha expuesto, la patronal del sector recibe 255 millones de euros de la Diputación de Bizkaia, «pero no mejora el servicio, se queda en sus manos y no llega a los trabajadores, que son los que cuidan de los mayores».

Ha criticado que la institución «privatice» este servicio social, «ponga el dinero público y luego se desentienda de cómo se gestiona», cuando «al final, nos repercute a todos».