Ante la atenta mirada de Jesucristo crucificado y de Bette Davis en ‘La Loba’, junto a un bote de laca Nelly, Gilda Love se acicala para empezar su jornada. Acto seguido, le vemos junto a su periquito haciendo cuentas para llegar a fin de mes con su mísera pensión y los mínimos ingresos que recibe de trabajar sobre los escenarios.

Cuando conoce a Chloe y a su madre, sus prioridades se ven alteradas y, sin forzarlo ni esperarlo, se halla abrazado por la familia que nunca ha tenido.

Esta es la base argumental sobre la que se asienta ‘Cantando en las azoteas’, un largometraje documental dirigido por Enric Ribes y en cuyo guion participó Isa Campo -‘Un año, una noche’-.

A través de este proyecto, y teniendo siempre presente a su protagonista, su director quiso rodar un auténtico homenaje al transformismo de los años 70 en Barcelona. Según explicó, «Gilda Love es lo poco que queda de esa Barcelona canalla, construida sobre la influencia de las folklóricas españolas y las divas del Hollywood clásico».

Por su parte, la protagonista dijo sobre sí misma: «Mi nombre de bautizo fue Eduardo Enrique Gustavo Francisco, pero nunca me he sentido ninguno de estos hombres. Mis hermanos eran falangistas. Tenía la vida destrozada». Pero en el transformismo y el espectáculo underground de Barcelona, Gilda encontró una forma de escapatoria y de entender la vida. Explica también que nació gemelo de una hermana que murió estrangulada por su propio cordón umbilical y que, fruto de esta tragedia, heredó su personalidad femenina, lo que le llevó a ser Gilda de noche.

Ribes dijo que el proyecto surgió hace siete años, «cuando hicimos una pequeña pieza documental, titulada ‘Cantando en las azoteas’. Hablaba más del tema del background vital, de sus experiencias. Ambas, aunque guarden una relación entre sí, no están creadas con los mismos objetivos ni de la misma manera».

Gilda en las noches canallas

Finalmente, y a la hora de describir a su protagonista, el director añadió que «Gilda es un personaje muy especial, con matices muy al estilo de los personajes novelescos. Forma parte de ese concepto canalla que ya no existe. Gilda es la última en su especie. Puede llegar a representar una figura quijotesca, esa parte de vivir en el pasado, en el glamour del Hollywood clásico. Ella elabora en sí misma esa fantasía de ser Rita Hayworth o Ava Gardner. También quise recuperar ese punto folklórico del que bebían todas las transformistas de su época, que al parecer ya se ha perdido».