Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

En las trincheras de la batalla docente

EL SUPLENTE
Argentina. 2022. 112’ Dtor.: Diego Lerman. Guion: Diego Lerman, María Meira, Luciana De Mello y Juan Vera. Int.: Juan Minujín, Alfredo Castro, Renata Lerman, Bárbara Lennie. Fot.: Wojciech Staron.

El director Diego Lerman con el actor principal Juan Minujín.
El director Diego Lerman con el actor principal Juan Minujín. (NAIZ)

​El cineasta argentino Diego Lerman ya había participado en el SSIFF donostiarra con su quinto largometraje ‘Una especie de familia’ (2017), pero ha sido con el sexto con el que ha salido premiado, porque ‘El suplente’ (2022) le valía a su hija de doce años Renata Lerman el Premio de Mejor Interpretación de Reparto. En la ficción la chica encarna a la hija del protagonista, el profesor suplente del título al que da vida el actor Juan Minujín.

La simbología del término se aplica a la propia manera de ser de este docente, al que no le gusta ejercer de titular en ningún cargo o cometido, prefiriendo quedarse en la sombra, sin destacar, pasando desapercibido. Aún así, no se desliga de sus responsabilidades familiares, ni como exmarido, ni como hijo, ni como padre de una adolescente. Una crisis en lo personal que no facilita su labor profesional, habiendo de enfrentarse a diario a toda una clase bien conflictiva.

La dramatización en las aulas recuerda a muchas otras películas del género estudiantil, si bien son paralelismos que diríanse justificados, en cuanto Lucio aparece como un heredero de todos los profesores que le han precedido en la ficción, con la carga añadida de que el tiempo pasa y la problemática educacional lejos de resolverse tiende a agravarse.

Una singularidad que queda remarcada por la fuerte influencia de la figura paterna, representada por el actor Alfredo Castro, que dejando clara su verdadera procedencia responde al apodo de ‘el chileno’. Se trata de un activista nato que lleva un comedor social, y Lucio acabará en la misma barriada marginal que su progenitor siguiendo sus pasos. Al dejar la universidad y tener que enseñar Letras en un instituto de la periferia se enfrentará a retos que en principio le superan, sobre todo al intentar proteger a su alumno predilecto de la violencia que se cuela en el centro. No faltan las redadas policiales, incluso con detenciones entre el alumnado por consumo y tráfico de sustancias ilegales.