Àlex ROMAGUERA
BARCELONA

El independentismo catalán advierte a Sánchez y Macron: «Esto no ha terminado»

Miles de personas han protestado este jueves enBarcelona, a las puertas del Museu Nacional d'Art de Catalunya, donde se ha celebra la cumbre entre el presidente español, Pedro Sánchez, y el francés, Emmanuel Macron.

Miles de personas protestan en Barcelona contra la cumbre de Sánchez y Macron.
Miles de personas protestan en Barcelona contra la cumbre de Sánchez y Macron. (Lorena SOPENA/EUROPA PRESS)

Cuando el independentismo peor se encuentra, el Estado español siempre da un motivo para que se recupere. Ha sucedido hoy: la decisión de Pedro Sánchez de convocar una cumbre con Emmanuel Macron en Barcelona para «certificar el fin del Procés» ha supuesto la espoleta necesaria para que el movimiento saliera de nuevo a la calle y reviviera, ni que fuese durante unas horas, la unidad que se ha desquebrajado los últimos años.

El conclave entre los máximos mandatarios español y francés, considerado por las entidades soberanistas «una provocación», ha hecho que miles de personas –30.000, según los organizadores– llenasen a las 9.00 la avenida de la Reina Elisenda y la Fuente Mágica de Montjuïc, situada a cien metros del majestuoso Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), donde Sánchez y Macron han celebrado el encuentro. Testigos presenciales aseguran que los silbidos de los manifestantes han ensordecido el momento en el que ambos presidentes saludaban a las autoridades catalanas y se entonaban sus respectivos himnos.

Consenso para coger aliento

La convocatoria se presumía lo suficientemente masiva como para que el independentismo recuperara el aliento, una vez las tres principales entidades (Òmnium Cultural, Assemblea Nacional Catalana y Consell de la República) habían logrado consensuar una protesta que, por encima de todo, tuvo por finalidad denunciar que «el Estado español mantiene su negativa a que Catalunya decida libremente su futuro». En estos términos se ha expresado Dolors Feliu, presidenta de la Assamblea, la cual ha recordado que, a día de hoy, cerca de 4.000 personas soportan causas relacionadas con el referéndum del 1 de octubre de 2017.

También en la misma línea, el presidente de Òmnium, Xavier Antich, ha recriminado a Pedro Sánchez que «pretenda hacer ver ante la comunidad internacional que aquí no pasa nada». Para los representantes de ambas entidades, la cumbre suponía un escarnio para la sociedad catalana, y más en un momento en el que «los estados español y francés amenazan la cultura y la lengua catalana mediante nuevas leyes y decretos». Feliu y Antich han hecho hincapié en el acoso al que está sometido la enseñanza en catalán en toda la comunidad lingüística.

La referencia a los ataques a la lengua ha estado presente en las pancartas que se han exhibido ante las Quatre Columnes de Puig i Cadafalch, epicentro de la protesta. Frente a esta escultura de estilo victoriano, las entidades han conseguido reunir a los máximos dirigentes de ERC, JxCat y la CUP y, con la lectura de un manifiesto, visualizar el carácter transversal de la convocatoria, que ha contado con el apoyo de la AMI, el CIEMEN, los sindicatos Intersindical-CSC, IAC y USTEC, aparte de la Cambra de Comerç de Barcelona, la Coordinadora de l’Advocacia de Catalunya y el Front Comú Contra la Repressió. Un abanico de agentes sociales que han reafirmado su demanda de que Catalunya pueda ejercer la autodeterminación y que los tribunales de justicia españoles y franceses dejen de perseguir los derechos cívicos, políticos y culturales del pueblo catalán.

En este ambiente de unidad, acompañado por un frío persistente, el soberanismo ha recuperado el clima de las grandes ocasiones, haciendo bueno un lema aparecido hace quince días en una de las rondas de Barcelona: Ens volen enterrar i no saben que som llavors de llibertat (“Nos quieren enterrados, pero no saben que somos semillas de libertad)”.