El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, aseguró, en el marco del Foro Económico Mundial, celebrado en Davos, que Europa «ha fracasado porque no ha sido capaz de asegurar la seguridad del suministro» y «porque en esta crisis las familias europeas tienen problemas para pagar sus facturas energéticas».

Imaz realizó estas declaraciones al analizar el modelo que Europa debe seguir para su transición energética y llegan tan solo dos días después de que Repsol avanzase los datos de 2022. La empresa energética multiplicó por seis su margen de ganacia durante el pasado año a pesar de recortar un 3,8% su producción. Obtuvieron un margen medio de 15,6 dólares (14,4 euros) por barril procesado, frente a los 2,4 dólares de 2021 y los 5 dólares de 2019, el último año antes de la pandemia. 

Repsol obtuvo un beneficio neto de 2.539 millones de euros en el primer semestre del año pasado, tras duplicar las ganancias de 1.235 millones de euros del mismo periodo del anterior ejercicio. Este beneficio subió a 3.200 millones en el tercer trimestre, un 66% más que en 2021. Además, se prevé que el tramo final del 2022 se saldase con un nuevo incremento de las ganancias de Repsol en este segmento. De hecho, según los datos avanzados esta semana, entre octubre y diciembre, sus ganancias por barril crecieron hasta los 18,9 dólares, un 50% más en comparación con los tres meses precedentes.

A pesar de la sensibilidad mostrada ahora con las familias que peor lo están pasando en esta crisis energética, Imaz criticó con dureza, entre otras cosas, el impuesto a las energéticas aprobado en el Estado español. El expresidente del PNV y exconsejero de Industria de Lakua, defendiendo que iba «en contra de la actividad empresarial».

La compañía dirigida por Josu Jon Imaz prevé presentar sus resultados correspondientes al cuarto trimestre y al año completo de 2022 el próximo 16 de febrero.

«Trilema»

Durante su participación en el debate en el Foro de Davos, el directivo también mencionó el «trilema» que conlleva la transición energética. Según sus palabras, «tiene que garantizar la seguridad del suministro, la accesibilidad y precios competitivos y descarbonización» y ha añadido que en Europa «nos olvidamos de los dos primeros puntos», con el foco en ser sostenibles.

«La dependencia de Rusia, los problemas que ahora tienen las familias europeas para pagar las facturas y los problemas energéticos de las empresas son los fallos que tiene Europa», destacó.

Además, añadió que incluso en Europa se está «fallando» en la descarbonización porque se están exportando «industrias, empleos y emisiones a otras partes del mundo». «El sector chino del cemento y el acero combinado emite tanto dióxido de carbono (CO2) como toda Europa. Importamos estos productos, no nos importa el origen de estas emisiones», afirmó.

Por ello, apostó por «ser realistas». «Deshacernos del petróleo y el gas está bien, pero vamos a necesitar petróleo y gas en el futuro», señaló, al tiempo que añadió que no se trata de acelerar o desacelerar la transición, sino de «desarrollar una transición energética más inteligente que acelere la descarbonización».

Para Imaz el modelo de EEUU es el que debe seguir Europa para su transición energética. «Tienen neutralidad tecnológica, no tienen sesgos, producen gas, están apostando por la tecnología CCUS (captura, uso y almacenamiento de carbono, por sus siglas en inglés) y están definiendo un horizonte predecible de diez años muy claro», destacó.