Naiale Urkijo (Efe)

Víctimas de arrollamientos de tren piden medidas para evitar más muertes

La Asociación de Víctimas de Arrollamientos Ferroviarios, creada por el padre de una joven arrollada en la estación de Areta en 2016, reclama medidas como el soterramiento de todos los pasos entre andenes, que se instalen semáforos y barreras o que se recupere la figura del jefe de estación.

Estación de tren de Areta, donde se produjo un accidente mortal en 2016.
Estación de tren de Areta, donde se produjo un accidente mortal en 2016. (Google Maps)

La hija de Gonzalo Faustmann murió en 2016 al ser arrollada por un tren cuando cruzaba por el paso entre andenes de la estación de Areta, en Laudio. Seis años después, en diciembre de 2022, la madre de Raúl Fuentes murió de la misma manera a escasos cuatro kilómetros de distancia, en el apeadero de Santacruz de Gardea, también en Laudio.

Pocas cosas han cambiado en este tiempo: ambos han sumado a la pérdida trágica e inesperada de un ser querido el «dolor» por el «silencio» de Renfe y Adif. «Qué menos que dar el pésame», se lamenta Faustmann, que tras la muerte de su hija Irune creó la Asociación de Víctimas de Arrollamientos Ferroviarios (AVAF).

La agrupación surgió «ante la falta de apoyo y de asesoramiento para ayudar a los nuevos familiares de víctimas» y también para tratar de que se mejoren las actuales medidas de seguridad para evitar más atropellos en vías ferroviarias.

Piden, por ejemplo, el soterramiento de los cerca de 400 pasos entre andenes que existen en el Estado español y, mientras eso no ocurra, que se instalen semáforos, barreras o se recupere la figura del jefe de estación, que con su bandera y su silbato indicaba a cada tren cuándo podía pasar o cuándo era seguro reanudar la marcha. «Actualmente, hay un montón de pasos entre andenes y toda la seguridad que tienen es una señal que en la que pone ‘peligro’. Nos parece del todo insuficiente», explica a la agencia Efe Faustmann, que alerta además de la presencia en «muchísimos» lugares de los llamados «pasos viciados», es decir, caminos de tierra que acaban en la vía.

«Se usan muy habitualmente porque en muchos sitios para ir de un punto a otro habría que dar una vuelta, por ejemplo, de 200 metros. Está mal pero la gente usa el paso viciado», por lo que sería necesario «poner alguna medida» como muros de ladrillo u hormigón, dado que las vallas que a veces se colocan, suelen romperse, argumenta.

11 muertes por arrollamiento en 2021 en el Estado español

En 2021, según los últimos datos publicados por el Ministerio español de Fomento y Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, 15 personas murieron en accidentes ferroviarios. De ellas, 11 fueron arrolladas por trenes. Además, hubo 19 heridos graves, de los cuales 14 lo fueron en arrollamientos.

A pesar de estas cifras, el Ministerio no califica los arrollamientos como «accidentes graves», sino como accidentes «a secas». Por ello, sus víctimas no tienen «derecho a ninguna asistencia y la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) tampoco tiene obligación de investigar» lo ocurrido, de manera que «lo hace cuando quiere».

El presidente de esta asociación de víctimas, que opera a nivel estatal, no entiende que no se catalogue como accidente grave un tipo de siniestro que en los últimos diez años ha dejado en el Estado español 146 muertos, según las estadísticas de Fomento. AVAF trabaja también para dar atención, apoyo y asesoramiento a estas víctimas, ya que en la actualidad no hay ningún protocolo para asistirlas.

Sí existe un real decreto de 2014 que regula la «asistencia a las víctimas de accidentes ferroviarios y sus familiares», pero se centra en los siniestros en los que los damnificados viajaban a bordo del tren, como por ejemplo el descarrilamiento de Alvia en Santiago de Compostela de 2013, que dejó 79 fallecidos.

Si la consideración de los arrollamientos se elevara a la categoría de «accidente grave» las víctimas podrían entonces recibir una asistencia más competa, incluida la atención psicológica.

«Se responsabiliza a la víctima»

Faustmann critica además que Adif y Renfe «siempre responsabilizan a la víctima» del arrollamiento. Así ocurrió en el caso de su hija. En la documentación que Adif envío en 2017 al Senado a petición del PNV consta como conclusión del accidente: «cruza paso entre andenes sin percatarse (de la llegada) del tren».

Lo ocurrido fue más complejo, explica su padre. La estación de Areta tiene «doble curva». Irune, de 19 años, se bajó de un tren de Cercanías, que al alejarse «impedía la visibilidad del tren de mercancías que se acercaba y según todos los testigos nadie escuchó el mensaje de megafonía de que iba a pasar un tren sin parada».

La joven, cuya familia recogió cerca de 300.000 firmas para pedir más seguridad ferroviaria, fue arrollada y murió cuando atravesaba el paso entre andenes, el único existente en aquel momento. Desde abril de 2019 esta estación cuenta con un paso subterráneo para pasar de un andén a otro.

A menos de 4 kilómetros de donde falleció Irune, el pasado 13 de diciembre murió Rosa, la madre de Raúl Fuentes, también arrollada por un tren, en este caso un Cercanías en pruebas en el que no iban viajeros.

La mujer, de 80 años y vecina de Orduña, acostumbraba a desplazarse en tren a Laudio para hacer las compras. Aquel día, cuando se disponía a coger el tren de vuelta, fue arrollada en el apeadero de Santacruz de Gardea en el paso entre andenes, que es el único cruce peatonal que existe en esta estación.

Renfe: «Los sistemas de seguridad funcionaron»

«Los hechos se encuentran ahora mismo en investigación y hay muchos detalles que no conocemos, pero gente de Urduña nos dijo que fue un tren en pruebas que iba a una velocidad de 100 kilómetros por hora, cosa que nos ha llamado la atención», relata Fuentes, que tiene intención de llevar el caso de los tribunales.

Renfe, por su parte, se ha «ratificado» en la información que facilitó el día del accidente, es decir, que funcionaron con normalidad los sistemas de información de megafonía de la estación, de activación del freno de emergencia y de aviso mediante silbato del maquinista. Desde Adif se señala que la investigación determinará las circunstancias del accidente mortal.

La decisión final corresponderá en todo caso a los tribunales, ya que la familia de Rosa tiene intención de recurrir a la Justicia. «La respuesta de Adif y de Renfe ha sido nula. No ha habido absolutamente ningún tipo de comunicación» con la familia, se lamenta Fuentes, al tiempo que recuerda que el día del accidente «el único tipo de comunicado fue un tuit que decía ‘accidente con persona en la vía’ y (otro tuit) tres horas después: ‘se restablece el tráfico ferroviario’».

«Su única preocupación ha sido restablecer el tráfico ferroviario. No lo entiendo, ha muerto una persona. Y en este caso todavía es peor porque nosotros somos una familia de ferroviarios: mi abuelo trabajó 30 años en la Renfe y mi aita 44. Nadie se ha dirigido a él y su vida está destrozada», relata.

«Volverá a pasar»

Se trata de una «situación inhumana» porque «da la sensación de que no ha pasado nada» pero «ese paso sigue ahí y mañana morirá otra persona». «Esto va a volver a pasar y no nos podemos a quedar quietos», avisa Fuentes.

Entre la muerte de Irune y de Rosa, han pasado seis años. En este tiempo «ha cambiado alguna cosa» como que ahora las víctimas de arrollamiento están incluidas en el Seguro Obligatorio y se están colocando carteles de advertencia de mayor tamaño en las estaciones con pasos entre andenes.

«Eso es todo. Piensan que aumentando el tamaño del cartel el riesgo disminuye», se lamentan Faustmann y Fuentes, que confían en que su lucha dé frutos y no haya más familias que tengan que pasar por lo que ellos han sufrido.