Hace poco más de un año, el Ayuntamiento de Iruñea bautizó como «Plaza de la Constitución», el espacio situado entre el Baluarte y El Corte Inglés. Fue una iniciativa del colectivo españolista Sociedad Civil Navarra. Enrique Maya acogió la solicitud con entusiasmo, ya que consideraba «una carencia» que Iruñea no dispusiera una plaza dedicada a la Carta Magna española de 1978. La iniciativa se prolongó, tal y como proclamó Maya en el acto de descubrimiento de la plaza que organizó, con la macrobandera de la plaza de los Fueros. Sí, la que costó 178.000 euros y sea cae a menudo.
Quizás henchidos por el fervor patriótico, los responsables del Ayuntamiento consideraron que en la placa que renombraba el espacio bastaba con escribir en grandes letras «Constitución» exclusivamente en castellano y arriba «Plaza» en castellano y «plaza» en euskara. Luego, más pequeñico, la referencia en los idiomas a que se trata de la Constitución española de 1978. Por si hubiera dudas.
Parecía evidente que no se había tenido en cuenta la ordenanza de Euskara que establece que los carteles deben ser bilingües.
Así, EH Bildu recurrió ante el Tribunal Administrativo de Nafarroa y le dio la razón. El término «Constitución debía traducirse. Por «Konstituzioa». Sin embargo, el equipo de gobierno liderado por Navarra Suma, disconforme con la resolución, recurrió al Juzgado de lo Contencioso-Administrativo para no tener que traducirlo. Más por fervor patriótico que por el coste de la placa.
Y la jueza de lo Contencioso-Administrativo resolvió. Falló: «Constitución es un nombre propio, porque singulariza la norma, diferenciándola de todas las demás, iniciándose con letra mayúscula. Por tanto, la denominación no puede ser objeto de traducción, al constituir un nuevo nombre que singulariza un espacio». El primer apellido debe ser «Española» y el segundo «de 1978».
La jueza añade que hay otros espacios originarios en euskara que no se traducen al castellano como Iturrama o Buztintxuri y destaca que lo mismo que ocurre con la plaza de la Constitución pasa en el parque de los Enamorados de Arrotxapea, que «Enamorados» es también un nombre propio y que no hay que traducirlo, según resolvió el TAN en 2011.
La línea abierta por la jueza, si sienta jurisprudencia, puede llevar a situaciones en las que podrían inscribirse en el Registro recién nacidos con el nombre de «Constitución Fernández Pérez».
Ayer una jueza dictaminó que plaza de la Constitución en euskara puede decirse "Constitución plaza", sin traducirlo. Hoy la ultraderecha de Pamplona lo celebra sin disimulo.
— Joseba Asiron Saez (@josebaasiron) January 31, 2023
Dios los cría y la #euskarafobia los junta, @CrisMtnezDawe. pic.twitter.com/5fpNVfJwyM