La falta de concreción a la hora de determinar qué es «frío extremo», qué es «metereología adversa» o cuánto es el frío suficiente para dormir o no en la calle genera confusión y problemas en la planificación de las personas que no tienen un techo bajo el que resguardarse en las noches de invierno. Que un albergue un día abra sus puertas pero al siguiente no, aunque solo haya un grado de diferencia entre ambas. Por ejemplo.
No hace falta que hiele. Que llueva como lo hace en Donostia o que soplen fuertes rachas de viento podrían considerarse adversidad suficiente como para ofrecer una cama y un plato caliente. No es una pregunta, sino una afirmación que los agentes sociales vienen reclamando, especialmente en los últimos días: que el albergue de La Sirena se abra de forma ininterrumpida durante los meses invernales. Creen que eso facilitaría mucho la gestión y la coordinación de los servicios, también ta tarea de las personas que de forma desinteresada trabajan en red.
EH Bildu ha recogido el guante de diversos agentes y movimientos sociales, y este miércoles ha puesto sobre la mesa una batería de propuestas «realizables» en aras de evitar los problemas vividos el pasado fin de semana, cuando se dio prioridad a una reserva «previa» realizada por un grupo de turistas para pernoctar en el albergue sobre el servicio a las personas sin hogar.
Al margen de que Eneko Goia vea como «situación normal» cerrarlo por este motivo, y de que PNV y PSE no quisieran debatir de urgencia este asunto en el Pleno del pasado jueves día 26, la coalición considera que modificando ciertos aspectos del «protocolo del frío» la solución es sencilla. Pero debe de haber «voluntad política», ha apuntado Olaia Duarte, concejala en el Ayuntamiento de Donostia.
En primer lugar, propone ampliar los criterios del citado protocolo que permitan la apertura del albergue. «Los criterios actuales se han demostrado demasiado restrictivos y poco acordes a la realidad social y climática de nuestra ciudad», ha apuntado.
«Acabar con la arbitrariedad»
Ello pasaría por «acabar con la arbitrariedad», puesto que a día de hoy la propia web del Ayuntamiento recoge que el recurso se abrirá «ante olas de frío y momentos de meteorología adversa», si bien «luego se dan muchas contradicciones» a la hora de decidir abrirlo y cerrarlo. «El protocolo debe ser claro y debe recoger por escrito cuándo se abre, cuándo no, cómo se actúa, etc… para que todos y todas las ciudadanas sepamos qué servicio público tenemos. Criterios claros permiten actuar y realizar planes de mejora», ha incidido.
La coalición propone que cada apertura se decida «con la suficiente antelación». Por ejemplo, en el caso de que se haya abierto la noche anterior, por la mañana se deberá informar ya a las personas usuarias y entidades sociales si esa próxima noche van a poder disponer del servicio o no.
Este aspecto no es menor porque, tal y como explicaba recientemente a NAIZ Garazi Montuschi, miembro de Red de Acogida Ciudadana, ellos, como agente social, reciben el mismo día de la apertura un mensaje afirmativo desde los servicios sociales municipales. Las dificultades, sin embargo, llegan después, porque deben de localizar a todas las personas usuarias de La Sirena, cerca de un centenar. Personas que viven en la calle y muchos sin dispositivos móviles. El boca a boca no siempre es eficaz del todo.
Por último, y a fin de que «no vuelva nunca más a cerrarse el recurso a causa de una reserva de turistas», EH Bildu conmina al Gobierno a hacer un seguimiento de las reservas de La Sirena con un «plan b». De este modo, argumenta Duarte, se puede «derivar a los turistas a otros alojamientos cuando haya alta probabilidad de apertura del recurso».
Así las cosas, Duarte ha pedido «realizar ya» la comprobación de reservas de aquí al 31 de marzo y «elaborar el plan de contingencia que ha faltado estos días».