NAIZ

Bizkaia anuncia una planta de biometanización para producir gas renovable en Artigas

La Diputación de Bizkaia ha anunciado la construcción de una planta de biometanización para producir gas renovable con residuos orgánicos en Artigas, que estaría operativa a principios de 2025 y costaría entre 17 y 18 millones de euros.

La planta de biometanización se construirá en Artigas.
La planta de biometanización se construirá en Artigas. (Luis JAUREGIALTZO | FOKU)

Garbiker y el Ente Vasco de la Energía (EVE) construirán en el «Ecoparque de Artigas» una planta de biometanización para producir gas renovable a partir de residuo orgánico, que generará «energía equivalente al consumo de 6.000 hogares o casi 3.000 vehículos al año» y que, según las previsiones, estaría operativa a principios de 2025.

Así lo ha anunciado la Diputación de Bizkaia, en un comunicado, en el que indica que la creación de esta planta de biometanización busca dar respuesta en los próximos años al crecimiento esperado de la recogida selectiva de la fracción orgánica.

El nuevo plan de prevención y gestión de residuos que elabora la Diputación identifica el orgánico del contenedor marrón como el residuo urbano donde existe mayor margen de mejora. Así, el plan prevé que esta recogida pueda «multiplicarse por cuatro» para el año 2030, lo que supondría que las actuales infraestructuras de tratamiento no serían capaces de asumir las más de 50.000 toneladas revistas.

Por esa razón, se ha proyectado una planta que complemente las labores de las instalaciones de compostaje de Bizkaiko Konpostegia y de las tres plantas comarcales.

Reducir las emisiones en un 95%

Con esta planta de biometanización se conseguiría «reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 95% en comparación con las emisiones que irían asociadas a combustibles fósiles», de acuerdo con el ente foral.

Esta aportación energética se realizará a través de un proceso en el que se descompone la fracción orgánica en ausencia de oxígeno para generar biogás que, tras ser purificado, se convertirá en biometano, de iguales características caloríficas y comportamiento que el gas natural y que será inyectado a la misma red de este gas natural.

Asimismo, se plantean posibles alternativas a futuro para el aprovechamiento de este biogás, que también podría utilizarse para generar biohidrógeno u otros usos renovables.

En el proceso de descomposición de la fracción orgánica para la creación de biogás también se genera un residuo sólido estabilizado que se denomina digestato, o digerido sólido, y que se trata para generar compost en condiciones similares a la fracción orgánica procedente directamente del contenedor marrón, es decir, sin el proceso previo de obtención de biometano. Este digestato, ha explicado Diputación, requerirá de un menor tiempo de fermentación y maduración, lo que contribuirá también a «aumentar notablemente la capacidad de producción de Bizkaiko Konpostegia».

Con todo ello, al entrar en funcionamiento la planta de biometanización, el flujo de entradas y salidas anuales en el sistema de tratamiento de la fracción orgánica sería de «6.000 toneladas a compostar en las plantas de compostaje comarcal, 50.000 toneladas a tratar en la planta de biometanización y el digestato resultante a compostar en Bizkaiko Konpostegia, planta que podría absorber aún el exceso que hubiera de recogida de orgánico en el contenedor marrón».

La planta de biometanización se ubicará en Artigas, sobre una superficie de 8.300 metros cuadrados, aprovechando el espacio de una antigua infraestructura ya existente, «cerca del destino del digestato resultante para su recuperación, de forma que se minimiza el impacto ambiental que supone el transporte de los mismos».

Entidad privada, 17-18 millones de inversión

Para su puesta en marcha, Garbiker y el EVE han licitado la entrada al proyecto de una entidad privada que aportará «el conocimiento técnico y operativo necesarios para la construcción y explotación de la planta, así como una parte importante de la financiación necesaria para su desarroll»o. Este contrato se prolongaría durante 25 años, los dos primeros para llevar a cabo la inversión inicial y construcción de la planta y los 23 restantes para su explotación.

Este socio privado se integrará «en lo que se conoce como una sociedad de economía mixta, público-privada», que se espera que esté constituida en el primer trimestre del año y que será la entidad que redacte el proyecto de ejecución, cuya construcción arrancaría «este 2023 y finalizaría a finales de 2024, previsiblemente».

A falta de definir el proyecto constructivo, la Diputación calcula que la inversión que se estima necesaria para la puesta en marcha de la nueva infraestructura de tratamiento orgánico será «de entre 17 y 18 millones de euros».