Soledad Galiana

Acuerdo de Windsor: nueva relación entre Londres, Belfast y Bruselas

El nuevo acuerdo entre Gran Bretaña y la UE deja sin argumentos a los políticos unionistas que durante más de un año han forzado una crisis institucional en el norte de Irlanda, a la vez que establece una relación mas fluida entre Londres y Bruselas basada en el diálogo tras dos años de conflicto.

 Rishi Sunak y Ursula von der Leyen estrechan sus manos durante su comparecencia.
Rishi Sunak y Ursula von der Leyen estrechan sus manos durante su comparecencia. (Dan KITWOOD | POOL-AFP)

El primer ministro británico, Rishi Sunak, ha sellado un nuevo acuerdo con la Unión Europea que pone fin a la disputa sobre el protocolo para el norte de Irlanda. Se espera que el nuevo pacto, denominado Acuerdo marco de Windsor, ponga fin no solo a las dificultades en el comercio de mercancías entre Gran Bretaña y el norte de Irlanda, sino también a otras cuestiones pendientes en las relaciones entre las instituciones europeas y el Gobierno de Londres.

En una rueda de prensa conjunta con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Windsor, Sunak describió el contenido del acuerdo, un documento de 75 páginas, como la solución al «déficit democrático» al dar voz a los ministros del Ejecutivo norirlandés en las leyes europeas que se aplican en el norte de Irlanda.

El Acuerdo de Brexit firmado por el Gobierno británico y la UE preveía un estatus especial para el norte de Irlanda, permitiendo su permanencia dentro del mercado único europeo para garantizar que no volvería la frontera que separaban el norte y sur de la isla, respetando la integridad del Acuerdo de Viernes Santo. Sin embargo, ello forzó una frontera aduanera entre Gran Bretaña y el norte de Irlanda, una línea roja para la comunidad unionista norirlandesa.

La oposición unionista al protocolo, a pesar de los beneficios que esta situación representa para el norte de Irlanda, desembocó en el abandono por parte del DUP del Ejecutivo norirlandés en febrero de 2022, provocando una nueva crisis institucional.

La salida del Gobierno británico de Boris Johnson, alineado con las posturas más euroescépticas dentro del Partido Conservador, y la llegada del pragmático Rishi Sunak han sido claves para la consecución del pacto. En cuatro meses de intensa negociación, Sunak, junto con su ministro de Asuntos Exteriores, James Cleverly, y el secretario de Estado para el norte de Irlanda, Chris Heaton-Harris, se ha esforzado en restablecer la relación con las instituciones europeas, asegurando la seriedad de sus intenciones en la consecución de un acuerdo. «Este es el comienzo de un nuevo capítulo en una relación», afirmó el premier británico.

Las tres claves del pacto se centran en los cambios en los trámites aduaneros entre Gran Bretaña y el norte de Irlanda, la garantía de los suministros médicos a largo plazo y la posibilidad de que los ministros norirlandeses puedan opinar y vetar la aplicación de la legislación europea en el norte de la isla.

«Freno de Stormont»

El denominado «freno de Stormont» garantiza que la única normativa de la UE que se aplique en el norte de Irlanda sea la mínima necesaria para garantizar una frontera entre el norte y sur de la isla, permitiendo asimismo que las empresas norirlandesas sigan accediendo al mercado único.

Cualquier cambio significativo y duradero en la normativa europea sobre la movilidad de productos en la UE que afecte al transporte de mercancías entre el norte de Irlanda y Gran Bretaña no solo deberá considerar las opiniones del Ejecutivo norirlandés, sino que su aplicación podría ser vetada en el norte de Irlanda.

Es precisamente este aspecto el que puede dejar sin argumentos sólidos a los unionistas a la hora de oponerse a este nuevo acuerdo y forzarles a que reingresen en las instituciones norirlandesas, porque si no hay Gobierno en Belfast, no hay posibilidad de supervisar y, si fuera necesario –solo con el acuerdo intercomunitario de la Asamblea de Belfast que requeriría el apoyo de nacionalistas y republicanos–, vetar la implementación de nueva legislación.

Además, el nuevo acuerdo establece un nuevo planteamiento para el transporte de mercancías entre Gran Bretaña y el norte de Irlanda, resolviendo otra de las cuestiones planteadas por el unionismo. El documento recoge la creación de un «carril verde», que permitirá la libre circulación de mercancías procedentes de Gran Bretaña con destino al mercado norirlandés exclusivamente, y un «carril rojo» separado para las mercancías que corran el riesgo de pasar a la Unión Europea y que deberán someterse a los controles y trámites burocráticos fijados.

Para supervisar el nuevo sistema se utilizarán nuevos mecanismos de intercambio de datos y se realizarán controles en el «carril verde» si se sospecha que existen riesgos de que mercancías no autorizadas se introduzcan en la república irlandesa y, en consecuencia, en la Unión Europea.

Las empresas que trasladen mercancías del norte de Irlanda a Gran Bretaña no tendrán que cumplimentar declaraciones de exportación.

El Acuerdo marco de Windsor también prevé que los medicamentos autorizados por el organismo regulador británico puedan dispensarse en el norte de Irlanda.

El Gobierno británico también ha reclamado el derecho a tener voz en los cambios relativos al IVA en el seno de la UE que puedan tener un efecto en el norte de Irlanda, mientras que los cambios decididos por el Ejecutivo británico se aplicaran directamente.

Desde Londres y Bruselas se espera que el nuevo acuerdo satisfaga a todas las partes, incluyendo al unionista DUP. Y precisamente esta es la cuestión pendiente para Sunak, la posible oposición al nuevo pacto de los euroescépticos dentro de su partido, y del unionismo, cuyo objetivo era el completo abandono del protocolo sin considerar las repercusiones sobre el proceso de paz y la sociedad irlandesa, norte y sur.

Algunos parlamentarios conservadores del ala más euroescéptica, así como varios antiguos miembros del Ejecutivo de Boris Johnson, ya han mostrado su disposición de votar a favor de este acuerdo.

El Gobierno de Dublin, por su parte, celebró el nuevo acuerdo, que consideran resultado del compromiso de Londres y Bruselas de escuchar a los ciudadanos norirlandeses.

Escepticismo unionista ante el nuevo protocolo

Con cautela, pero con satisfacción, Sinn Féin dio la bienvenida al nuevo acuerdo sobre el protocolo para el norte de Irlanda, mientras que en el unionismo primó el escepticismo.

Para la presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, el documento es un «punto de inflexión» e instó al partido unionista DUP a volver a las instituciones norirlandesas, que ha boicoteado durante el último año.

«Hemos sido firmes partidarios de que tanto la UE como el Gobierno británico mantengan los elementos del Protocolo que funcionan bien y faciliten, mediante un acuerdo conjunto, que las empresas aprovechen las oportunidades del Protocolo con las mínimas perturbaciones para seguir creando empleo y reforzando la economía», explicó McDonald, que apuntó que este nuevo pacto contiene posibilidades para la economía norirlandesa que «deben aprovecharse en beneficio de la población del norte».

Desde el DUP sorprendieron las declaraciones divergentes de su líder, Jeffrey Donaldson, que reconocía los puntos positivos que incluía el nuevo acuerdo, frente a la reacción negativa de sus diputados en el Parlamento de Londres, que mostraron su oposición al nuevo documento. Donaldson admitía que «se han logrado avances significativos en una serie de ámbitos, al tiempo que se reconoce que siguen existiendo importantes motivos de preocupación», señalando que la legislación europea seguirá jugando un papel en el norte de Irlanda.

La línea dura adoptada por el DUP se debe a su deseo de recuperar los votos del sector más intransigente del unionismo. Esa fuga de votantes benefició a Jim Allister, líder del TUV, que incluso antes de leer el texto ya opinó que «efectivamente el protocolo se mantiene y todo lo que se ha ido es el proyecto de ley de protocolo del Gobierno».

El líder del nacionalista SDLP, Colum Eastwood, advirtió poco después del anuncio del acuerdo, que el principal peligro para el futuro del nuevo protocolo y de la sociedad irlandesa son los «frágiles egos» de ciertos políticos.

Indignados

La visita de la presidenta de la Comisión Europea (UE), Ursula von der Leyen, al rey Carlos III indignó a los diputados británicos partidarios de un Brexit duro, por considerar que supone arrastrar a la monarquía al terreno político.

Bolsa

La libra y la Bolsa de Londres subieron ayer, después de que el Gobierno británico llegara a un acuerdo con Bruselas sobre el protocolo para el norte de Irlanda. Al cierre del mercado bursátil, el FTSE-100, índice principal londinense, ascendía un 0,72% y la libra esterlina avanzaba un 0,69% frente al dólar y un 0,30% ante el euro.