Los cuentos de hadas, convenientemente evolucionados, siguen copando la animación infantil para la franja de edad más temprana. El hada que protagoniza esta coproducción entre Luxemburgo y Alemania, con lanzamiento internacional, es un hada de los dientes. Esto quiere decir que su principal cometido es sustituir los primeros dientes de leche que se les caen a las niñas y niños por un regalo. El problema de Violeta, es que haciendo honor a su nombre, solo consigue con su magia hacer flores. Y, si no abandona el mundo de los humanos para regresar al suyo, se convertirá también en una de ellas.
Como quiera que Violeta no es un hada aplicada, suspende el examen para obtener la gema que le permite transitar entre ambos universos, así que coge el de una compañera aprobada, y de esta forma se presenta en la habitación de una niña llamada Maxie.
Dados los problemas que arrastra Violeta, y con tal de intentar solucionarlos, llega a una pacto con Maxie, y aquí es donde entra el mensaje ecologista de la película. Violeta le ayudará a la humana a regresar al campo, porque no se adapta a la vida de la ciudad a la que se ha mudado con su familia, y al revés, para poder volver al reino de las hadas.