«Sí se puede», decía Imanol en la víspera, pero no. La falta de puntería que arrastra durante las últimas semanas ha castigado a una Real que vuelve a caer en Europa cuando llegan las eliminatorias a cara o cruz. No se puede negar a los donostiarras la entrega, la fe, la pelea, incluso el juego durante la segunda mitad, con ocasiones claras para apretar el 2-0 en contra de la ida, pero sin goles no hay paraíso.
La han tenido Sorloth, Zubeldia y sobre todo Oyarzabal por partida doble, pero nada. Enfrente había una Roma rácana en fútbol pero que ha demostrado por qué cuesta tanto marcarle y que no tiene complejos para tirarse al suelo, perder todo el tiempo del mundo y sacarse de encima el balón a patadones. Ante un rival que juega tan cómoda con viento de cola, el primer gol encajado en la ida, una contra en el minuto 12, fue pegarse un tiro en el pie.
Terminado el periplo continental, queda el bonito reto de volver a meterse en competición europea por cuarto año consecutivo –que ya sería un hito–, a ser posible en Champions League. Primera estación, el domingo en casa contra el Elche.
Incidentes en Amara
Las horas previas al partido han estado marcadas por incidentes en los alrededores del estadio, en la zona de la plaza Ferrerías y la avenida de Madrid, con la Ertzaintza y grupúsculos de aficionados de ambos conjuntos como protagonista. Ha habido lanzamientos de sillas y pelotazos, y se han producido detenciones y algunos heridos, también entre personas ajenas a los disturbios que se dirigían a ver el partido.
Ya dentro del campo no ha habido ningún problema, y el ambiente se ha puesto a tope con la actuación de Brigade Loco y un mosaico en todo el campo mientras sonaba el himno, con colores blanquiazules en tres de los cuatro lados y una ikurriña en el fondo norte.
Terminada la semana de espera y tensión, el balón ha echado a rodar. Imanol ha puesto en liza a Remiro bajo palos, con Gorosabel, Zubeldia, Le Normand y Rico en defensa, su rombo fetiche en el medio –Zubimendi, Merino, Brais y Silva– y la dupla Oyarzabal-Sorloth en punta.
Sin ocasiones en la primera mitad
Como se esperaba, los donostiarras tenían más el balón ante un conjunto italiano que aguardaba su oportunidad agazapado. Casi mata la eliminatoria Dybala al cuarto de hora, con un disparo a la salida de un corner que ha golpeado a Sorloth y, con Remiro totalmente vencido hacia un lado, ha salido rozando el palo contrario.
Rui Patricio ha vivido una primera parte plácida, con una Real incapaz de descifrar la tela de araña de Mourinho. Dos disparos de Brais y Merino al filo de la media hora, a las manos del portero, han sido todo el bagaje de esos 45 minutos.
Antes del descanso ha llegado un nuevo susto con otro gol italiano a la salida de un corner, pero ha sido anulado por claras manos. De hecho ni lo han celebrado, aunque el árbitro se ha marcado un Don Tancredo y no ha pitado nada, ni gol ni manos, hasta que se lo han chivado por el pinganillo.
Sorloth, fuera de cabeza
En la reanudación había que volcarse, y que saliera el sol por donde quisiera. Nada más empezar ha podido marcar Sorloth, solo en el área en un fallo de marcaje, pero su testarazo a centro de Merino se ha ido fuera. La Real y su público apretaban, mientras la Roma trataba de perder todo el tiempo del mundo.
Anoeta ha cantado gol en una doble ocasión de Oyarzabal. Su primer remate a bocajarro lo ha repelido Rui Patricio, y el rechace ha pegado en el larguero, ha botado en la raya y ha caído en las manos del meta portugués (m. 69). Para entonces Imanol había metido primero a Carlos Fernández por Sorloth, y luego han entrado Kubo y Sola por Oyarzabal y Gorosabel.
Zubeldia también ha podido anotar en un testarazo que se le ha ido fuera. La Real sumaba méritos para apretar la eliminatoria e Imanol, sin nada que perder, quemaba sus naves con la entrada de Cho por Brais.
Sin embargo, el ‘momentum’ había pasado. Los minutos pesaban como piedras según iban cayendo, y los blanquiazules empezaban a caer en la desesperación. La orilla quedaba demasiado lejos. La guinda la ha puesto un Carlos Fernández que se ha ido a la calle en el descuento. Llueve sobre mojado con el andaluz, que suma casi más tarjetas que minutos de juego.