Nacida como Luciano Salani en Fossano (Piamonte) en 1924, creció en Bolonia como un joven homosexual en el seno de una familia profundamente antifascista. Fue enrolada a la fuerza en el Ejército italiano, del que desertó varias veces, y finalmente fue deportada al campo de concentración nazi de Dachau en 1944 cuando tenía 20 años.
En Dachau estuvo desde noviembre de 1944 a mayo de 1945 y durante su vida contó los horrores que vivió. «En ese campo de concentración comenzó el verdadero infierno. El de Dante no era nada en comparación», explicaba Salani.
Tras su liberación, trabajó para una compañía haciendo espectáculos de cabaret y vivió en varias ciudades italianas y europeas. En 2014, en el Día del Recuerdo organizado por Arcigay y Arcilesbica, dijo: «Es imposible olvidar y perdonar. Algunas noches todavía sueño con las cosas más horribles que he visto y siento que sigo ahí, y por eso quiero que la gente sepa lo que pasó en los campos de concentración para que no vuelva a pasar».
Libros, películas y documentales
Su vida ha sido contada en varias obras, como el libro ‘Mi nombre es Lucy’ y el documental ‘Essere Lucy’, de Gabriella Romano, y más recientemente en la película de Matteo Botrugno y Daniele Coluccini ‘Solo hay un soplo de vida’.
En 2014 Gianni Amelio la entrevistó en el documental ‘Feliz el diferente’. «He vivido decenas de vidas diferentes. He sido niña, hijo e hija, militar, desertora y prisionera, madre, prostituta y amante. Pero quienquiera que haya sido, puedo decir con convicción que siempre he sido yo misma», dijo Salani en una ocasión.
«No olvidaremos su valentía y su lucha por la libertad. Que la tierra le sea leve», ha escrito en sus redes sociales la eurodiputada del Partido Demócrata italiana (PD) y vicepresidenta del Parlamento Europeo, Pina Picierno.