Maite Ubiria

El salario de los CEO subió un 66%, el de sus empleados un 21%; la brecha se ensancha

Al igual que sus homólogas españolas, las compañías francesas que cotizan en Bolsa presentan balances con récord de beneficios. Sin embargo, un informe de Oxfam advierte de que en la última década la brecha entre el salario medio de los empleados y el de los directivos se ha ensanchado.

Trabajadores de Dassault bloquearon la factoría de Angelu, en enero de 2021, para reclamar mejores salarios.
Trabajadores de Dassault bloquearon la factoría de Angelu, en enero de 2021, para reclamar mejores salarios. (Patxi BELTZAIZ)

Entre 2011 y 2021 la brecha relativa a la percepción salarial en el seno de las 100 empresas francesas más importantes que cotizan en Bolsa no ha dejado de acrecentarse.

En esa década, los PDG o CEOs de esas grandes enseñas empresariales han visto aumentada así su remuneración en un 66% mientras que la de los asalariados ha subido un 21% y el Salario Mínimo (Smic) se ha revalorizado menos aún, en un 14%.

Son algunas de las principales conclusiones del informe presentado por Oxfam France, organización no gubernamental que, dentro de su lucha contra de la pobreza, monitoriza los principales indicadores de distribución de la riqueza en el Hexágono.

El dirigente mejor pagado, Carlos Tavares, del grupo empresarial Stellantis, que incluye entre otras marcas a Peugeot, Citroën y Fiat, alcanzó en 2021 la remuneración más alta nunca percibida. Se embolsó la astronómica suma de 66 millones de euros, esto es, el equivalente a 3.420 salarios mínimos o Smic (1.554 euros brutos en 2021).

Con todo, a la cabeza del pódium en cuanto a la brecha en el reparto de la riqueza, siempre tomando en cuenta las 100 compañías más potentes, figura Teleperformance, líder a escala internacional de los llamados call center, cuyo CEO, Daniel Julien, ganó en 2021 1.484 veces más que el asalariado medio de su empresa.

Ganar en 3 horas y 2 minutos un salario medio anual

El ya aludido Tavares percibió una remuneración en 2021 el equivalente a 1.139 veces el sueldo de una asalariada media de la compañía.

El patrón de Stellantis solo necesitó trabajar 3 horas y 2 minutos para ingresar el equivalente a un salario medio anual en su compañía.

Cierra el triplete de los que peor distribuyen la riqueza, un grupo empresarial ligado, al menos en sus orígenes familiares, a Euskal Herria.

De hecho, el apellido Dassault, vinculado a la industria aeronáutica, cuenta con instalaciones propias en el BAB (Biarritz-Angelu-Baiona).

El bronce de ese pódium de la brecha en el reparto de la riqueza lo ocupa así esa enseña puntera en software e históricamente ligada a la industria de Defensa como es Dassault Systèmes.

Su patrón, Bernard Chalès, fue remunerado a la altura de 385 veces más que su asalariado medio en 2021.

Con respecto a hace 12 años, 10.000 euros menos

Globalmente, en diez años, la parte consagrada a la remuneración del trabajo en el valor añadido ha pasado del 61% al 51%, o lo que es lo mismo ha experimentado una bajada de diez puntos.

Según las estimaciones de Oxfam, cada asalariado de una empresa que cotiza en en CAC 40 (equivalente hexagonal del Ibex 35 español) debería haber percibido 10.000 euros de media añadidos el pasado año con que simplemente la redistribución de la riqueza se hubiera producido en los parámetros en vigor hace 12 años.

Las desigualdades entre hombres y mujeres no salen mejor paradas. De hecho,
menos del 11% de esas 100 grandes empresas están dirigidas por una mujer en el Estado francés, y las mujeres en puestos de dirección ganan de media un 36% menos que los hombres.

Recetas para que la brecha no derive en foso

Oxfam explica esa diferencia cada vez más grande entre las percepciones de quienes dirigen y quienes trabajan en el hecho de que las remuneraciones de los PDG o CEO estén cada vez más vinculadas a «criterios financieros cortoplacistas». Ello lleva a priorizar la remuneración a corto de los accionistas por encima de los planes a largo de la empresa.

«Las tres mayores remuneraciones que se registran en ese Top 100 toman como referencia en un 89% los criterios financieros», concluye Oxfam.

La organización no gubernamental no se queda en la exposición de esa realidad de desigualdad sino que enumera algunas propuestas para que no aumente todavía más la grieta.

Propone, de entrada, plantear un máximo de escala salarial de 1 a 10 en esas grandes empresas y acelerar al tiempo las medidas para corregir la brecha entre trabajadores y trabajadoras.

Estima, además, que la remuneración de los grandes patronos debe de desvincularse progresivamente de los criterios bursátiles para contemplar, en su lugar, otros criterios, de carácter social o climático.

Oxfam reclama que se refuerce la representación de los trabajadores en los consejos de administración y que se utilice la fiscalidad como herramienta de justicia social y redistribución de la riqueza, superando la llamada «flat tax» que rige para los beneficios del capital, y dando paso a un modelo que promueva el reequilibrio con respecto a las rentas del trabajo.