«Aquí no hay nada, pero nada de nada. Si hubiera algo, lo entendería, le buscaría alguna lógica, pero no la tiene», confiesa Joxean Ruiz, alcalde de Arano, una localidad cercana a Goizueta con 112 empadronados. A pesar de todo, la aparición de una candidatura de UPN, compuesta por absolutos desconocidos, no les pilló por sorpresa del todo.
«Es la segunda vez que nos vemos en estas. Pasó hace doce años. Aquí vivimos pocos y había ocurrido que el ayuntamiento salía en segunda convocatoria», explica Ruiz.
Una segunda convocatoria es el procedimiento habitual cuando no hay una lista con la que renovar el ayuntamiento. Pasado un tiempo, se vuelve a llamar al voto y, de no comparecer nadie, sale una gestora.
Alguien en la oficina central de UPN confió en que, esta vez, en Arano no habría lista en primera convocatoria y de modo que se apuntarían, casi automáticamente, otro ayuntamiento. Erraron el cálculo.
La candidatura no adscrita a ningún partido Herri Aierriz presentó cinco candidatos (al ser tan pequeño, son listas abiertas). Así que el próximo 28 de mayo tendrán que competir con los cinco desconocidos que ha presentado UPN. «Cuando nos hicieron lo mismo la otra vez, sacaron cero votos. Cero», recuerda Ruiz. Luego confiesa que la candidatura estuvo a punto de poner solo tres de cinco nombres –el mínimo legal– y que la completaron al límite.
Hace doce años, cuando UPN lo intentó por primera vez –y, como ahora, fracasó a causa de que no se produjo el vacío de candidaturas esperado– los vecinos escribieron una carta al partido invitando a los candidatos a acudir al pueblo para que lo conocieran un poco. Nadie respondió.
Ni los candidatos que ha presentado UPN son de Arano, ni el partido goza de grandes simpatías entre los vecinos. En las elecciones de 2019, hubo 39 votos a EH Bildu, quince a Geroa Bai, cuatro a Navarra Suma, dos a Podemos-Ahal Dugu y uno al PSN.
Otaola en la memoria
En UPN eran totalmente conscientes de que la ciudadanía les era hostil en Arano al elaborar la lista. Conocían cómo votan. Quizás por eso mismo les escogieron, por poder vender después que han colocado una pica en el Flandes nacionalista, al estilo de lo ocurrido en Lizartza (Gipuzkoa) en 2007, cuando el PP aprovechó la anulación de las candidaturas de Batasuna para colocar como alcaldesa a Regina Otaola, contra el criterio vecinal.
No solo ha ocurrido en Arano. También en Arruazu, en Sakana, se han sorprendido esta semana al ver que unos desconocidos han presentado una candidatura para gobernarles. A diferencia de Arano, en esta localidad en las faldas del monte Beriain, no habían visto una cosa así nunca.
El exsenador de UPN José Ignacio López Borderías (1996-2000) se prestó para que UPN lo presentara como candidato al ayuntamiento de Arruazu, con 106 habitantes. Al ser voto libre, aún puede salir electo
«¿Cómo vas a esperar que unos tipejos van a tener la cara de presentarse en tu pueblo sin haber pasado por aquí en la vida?», afirma Gorka Ovejero, actual alcalde. Por suerte, la candidatura vecinal que UPN confiaba en que no repitiera, Batzalarre, sí que ha propuesto otros cinco nombres. Esparza ha fracasado allá también.
Ovejero sostiene que la decisión de presentarse era conseguir un ayuntamiento más en un momento donde existe una pelea por la hegemonía de la derecha entre UPN y PP. «Aunque no lograsen el ayuntamiento, ya les ha servido para decir que han presentado más candidaturas que el otro».
«Su idea tenía que ser que no nos íbamos a presentar nadie. Es imposible que saquen si sale alguien del pueblo. Aquí se vota nominalmente y ellos no saben nada nuestro. Ni los términos del monte», enfatiza.
La foto electoral de Arruazu en 2019 es un calco de la de Arano. Pocos son de la cuerda de UPN. En las últimas elecciones 34 votaron EH Bildu, 29 Geroa Bai, tres PSN, tres a Navarra Suma y dos Podemos-Ahal Dugu. Este parecido prueba que, aunque fallara con ambos, UPN tenía muy claro el perfil que buscaba.