Xole Aramendi
Erredaktorea, kulturan espezializatua
Elkarrizketa
Juana Lor
Directora y dramaturga

«Cuando encuentras la verdad de una escena, eso palpita»

Juana Lor repite la experiencia de dar vida sobre el escenario a un personaje literario. En esta ocasión es Lavinia la elegida, la mujer que esbozó Ursula K. Leguin en su obra homónima. El montaje se estrena este lunes y miércoles de la mano de Kabia Teatro.

Juana Lor se ha encargado de la adaptación teatral y de la escenografía.
Juana Lor se ha encargado de la adaptación teatral y de la escenografía. (Asier CORERA)

La primera incursión en el terreno de la adaptación teatral de Juana Lor fue el de ‘La mejor madre del mundo’, libro escrito por Nuria Lavary. «Me encantó la experiencia de dar vida en el teatro a algo que está en el papel», dice.

Después leyó ‘Lavinia’, de Ursula K. Leguin. «Esto lo quiero contar», se dijo. «Como escritora está especializada en ciencia-ficción, es una gran maestra de los mundos de fantasía... En un momento se fue hacia la mitología griega, lo clásico. Eligió ‘La Eneida’, del poeta romano Virgilio, donde cuenta la historia de Eneas, el gran exiliado troyano. En las costas de Italia, Eneas conoció a su tercera mujer, Lavinia. Virgilio la describe en tres líneas: ‘joven doncella de mejillas sonrosadas...’», cuenta.

Leguin cuenta su visión de la historia, en la que la protagonista es ella. «Decide hacerlo desde el punto de vista de Lavinia. Y logra algo maravilloso, hace coincidir a Lavinia y Virgilio, quien está escribiendo siglos después en Roma. Es un cuento mitológico clásico donde se mezcla también la ficción con la realidad. Un personaje se rebela contra el autor y le dice ‘oye, perdona, que tú no me has escrito a mí. ¡Yo existo de verdad!’. Es divertidísimo y sobre todo cuando lo hace un personaje de la mitología clásica, cuando nos parecen tan grandes los héroes y las heroínas... Y luego ves que son de carne y hueso. Esto a mí me gusta mucho, acercar lo clásico a lo más humano y a lo más cotidiano. Tienen mucho que enseñarnos, ya que son como nosotros», señala.

A Lor, miembro fundador de Kabia Teatro desde 2006, le gusta acercarse a ellos y utilizar el teatro como un canal para poder acercar los clásicos. «Espero que disfruten de Lavinia tanto las personas que conozcan los mitos como los que no han oído hablar de ‘La Eneida’. Que seamos capaces de acercar el mito a todos ellos y que cada uno pueda hacer su lectura. Es importante para mí», continúa.

Yolanda Bustillo, Aitor Guisasola, Amets Ibarra, Karmele Larrinaga, Javier Liñera e Iñaki Urrutia forman el elenco de actores de la obra. La compañía estrena esta semana dos versiones. «Sí, son dos estrenos en toda regla. Son dos mundos. La versión en euskara –no quiero hablar de traducción– ha corrido a cargo de la escritora y traductora Idoia Barrondo. Confío mucho en ella. La obra ha ido creciendo en ensayos en castellano y ensayos en euskara. Es muy curioso escuchar cuentos que beben de esta agua primigenia en un idioma como el euskara. Es un idioma contemporáneo, está muy vivo, y tiene también algo de agua cristalina; es precioso», afirma.

Un autor busca siempre encontrar la verdad en su creación. «Cuando encuentras la verdad de una escena, eso palpita. Esa verdad está más atrás que la lengua, que es un canal para vehiculizar. La lengua es música, es forma y me gusta verlo. Ver la verdad, la emoción, y ver cómo cada idioma lo vehiculiza a su manera... está siendo muy bonito», reconoce.

Cuento y canto

‘Lavinia’ es cuento. Y es canto. «Aparte de contar este cuento antiguo, para que tuviera un aroma a mitología clásica pensé ‘qué mejor que crear música, que va directo al corazón’. Me puse en contacto con Bettina Aragón, nuestra directora musical. Está especializada en canto polifónico y conoce canciones antiguas, de tradición mediterránea. Hemos rescatado esos cantos que actores y actrices cantan en directo», explica. Casi todos son cantados a capella, y también cuentan con atmósferas sonoras o bases electrónicas de Itziar Madariaga.

Imagen de la obra. (Hodei TORRES)

Ha sido un reto. «Ursula ya hizo un reto enorme al contemporanizar a Virgilio y a su vez, ha sido un reto enorme hacer una Lavinia de carne y hueso», admite.

No ha sido tarea sencilla llevar a cabo los dos procesos, el de la adaptación y la dramaturgia, por una parte, y el correspondiente a la dirección, por otra. «Han estado divididos en el tiempo. Primero me he puesto la gorra de adaptadora y dramaturga y después la gorra de directora. En esta última fase he procurado olvidarme de la dramaturga y poder tomar así decisiones que a veces son incisivas. En ocasiones que no funcionan o no ayudan a que la acción avance. ¡Fuera este diálogo, fuera este texto!», cuenta.

En la creación de la dramaturgia ha contado con la ayuda de Javier Liñera. «Yo he hecho el volcado de la novela al teatro, he escogido los rayos creativos de la tormenta, y Javi le ha dado una vuelta más a nivel dramatúrgico de manera que enganche a los espectadores; ha sido un trabajo conjunto».

Hay un momento en la obra teatral en la que Lor opta por deshacerse de la cuarta pared. «Los actores ya no son personajes, se quitan los tocados y hablan directamente al espectador», avanza.

Antiheroína

Define a Lavinia como una antiheroína. «Es lo que me cautivó. ¡Ostras! Aparentemente, no tiene las cualidades de las grandes heroínas, mujeres megaapasionadas, superseductoras o guapísimas. Supermalas. Es una chiquilla, aparentemente con pocas armas. Pero consigue mucho –como dice Ursula–, con ese no hacer... Es muy inteligente, pero no maquiavélica. Es templada, pone en virtud cualidades que hoy en día no abundan. Con el horror de vida que llevamos, en la que tenemos que conseguir cosas todo el rato, estamos atrapadas. Lavinia llama a la calma. Por eso me llamó tanto la atención», recuerda.

Al ser Lavinia un personaje «tan puro y tan esencial», pensó que la escenografía también tenía que ser así. De hecho, la escenografía la componen seis sillas. «No hay nada más sobre el escenario. Son del teatro Arriaga, sillas muy especiales, con mucha fuerza, son muy elegantes; cada respaldo es distinto».

Al tener esa escenografía quería un vestuario especial. «Para mí era muy importante y he confiado en Betitxe Saitua. Es una maga, enseguida captó mi idea y diseñó ropa que recuerda al mundo antiguo. Merecen mención especial los tocados. Para esto último, Betitxe ha contado con la colaboración de Ángel del Amor», indica.