«El 60% de la nota para acceder a una carrera es el currículum de Bachillerato, claro que hay afectados», sostiene Iosu Mena, presidente de ADI. El pasado 4 de mayo, un informe del Defensor del Pueblo urgía al consejero de Educación de Nafarroa a tomar cartas en el asunto después de detectar un desvío sistemático al alza de las notas en los dos centros de Bachillerato del Opus Dei de Iruñea (el masculino y el femenino) durante los últimos seis años.
«Hay cursos en los que se ve más claro esta diferencia de notas. Otros, en los que menos. No quiero acusar a nadie, pero lo que sí debe hacerse es investigar», prosigue el presidente del resto de institutos de Nafarroa, cuyo alumnado se habrían visto perjudicados por esta práctica.
El informe del Defensor es sencillo y contundente. Redín-Miravalles (masculino) reiteradamente era el centro que reportaba hasta el curso pasado el mejor currículum conjunto de sus alumnos. La media de todo el alumnado estaba siembre entro 8 y 9. Las chicas de Irabia-Izaga quedaban en segundo puesto. Y el resto de institutos, siempre por detrás.
El Defensor constató que estas notas no se correspondían con las notas que sacaban en la EvAU (antigua selectividad), prueba donde se obtiene el otro 40% de la nota para elegir carrera universitaria. Así, en 2019-2020, por ejemplo, el centro masculino que informó que sus alumnos eran los más preparados resultó quedar en el decimoctavo puesto tras la EvAU. En el caso de Irabia-Izaga hay desviaciones incluso más exageradas, cayendo de segundas a trigésimo terceras en 2016-2017.
Mena apunta a dos grandes colectivos como principales damnificados por esa práctica. De un lado, están los mejores alumnos del resto de institutos, aquellos que quieren optar a las carreras con nota de corte más alta. «Estudian mucho, tienen que hacerlo. Necesitan llevar una fase perfecta en el instituto, hacer la EvAU casi perfecta y luego mejorar la nota. Andan con notas de 13 y pico, para que luego se les escape la carrera que quieren por unas centésimas», expone el presidente de ADI.
El segundo grupo de alumnado que se ve más afectado por un inflado de notas es aquel que proviene de familias con menos recursos. «Lo vemos todos los años. Hay gente que quiere estudiar aquí, pero que la nota no le alcanza. Si quiere seguir su vocación se tiene que ir fuera. Esto es algo que todas las familias no se pueden permitir», constata Mena. «Aunque recibas alguna beca, esta nunca va a alcanzar para asumir todos los gastos. Para un alumno que viene de una familia desfavorecida este, sin duda, resulta un hándicap importante».
No lograr este objetivo marcado genera frustración en el alumno. Y según reconoce Mena, que es director del Instituto Alaitz de Barañain, también en los profesores que lo han formado y que se sienten que no lo han hecho lo suficientemente bien. En este sentido, opina que lo que ha desvelado el Defensor del Pueblo es una situación que debe ser «analizada e investigada» hasta aclararla por completo.
Las chicas, ¿peor nota?
Los centros del Opus Dei en Iruñea han quedado fuera de la concertación del Gobierno de Nafarroa por segregar según el sexo (a diferencia de lo que ocurre en la CAV, donde la financiación se les mantiene). Y es que resultados que figuran en el estudio del Defensor, donde las estudiantes sacan sistemáticamente peor nota que los varones, resultan, como poco, anómalos.
Preguntado por esta cuestión, el presidente de la Asociación de Directores de Instituto confiesa que este peor desempeño académico de las alumnas no es lo corriente. En el resto de institutos de Nafarroa sucede a la inversa y son ellas las que aventajan a sus compañeros en cuanto a currículum. «En general, las chicas tienen mejores notas en esa fase educativa, por eso acceden en mayor medida a las carreras con mayor nota, como Medicina», explica Mena.
El presidente de ADI concede que la presencia de mujeres es menor en ingenierías y carreras técnicas. Mena opina que se debe a falta de referentes claros en ese ámbito para ellas. Frente a la creencia general de que las mujeres son peores en matemáticas, el director del Instituto Alaitz destaca que en su centro se da la casualidad de que las profesoras de matemáticas son mujeres. En su opinión, quizás a consecuencia de tener profesoras, las alumnas están rindiendo mejor que los alumnos también en matemáticas. «En todo caso, sí que suena extraño que las alumnas de centros que aplican la educación segregada tengan menor rendimiento que los chicos. No es usual que suceda así».