LOS ANGELES LAKERS 111 (0) - DENVER NUGGETS 113 (4)
«Siempre estás desequilibrado defendiendo a un jugador así por su habilidad para anotar, rebotear y tirar. Ve jugadas antes de que sucedan. No hay muchos jugadores en nuestra liga así. Ya sabía que íbamos contra una bestia antes de que empezara la serie», ha confesado LeBron James sobre Nikola Jokic, una vez que se ha consumado el título de Campeón de Conferencia y, por ende, el billete a la finalísima.
El deporte de competición es cruel. Los Denver Nuggets han ganado a los Lakers por un margen entre los dos y los once puntos, pero lo que quedará para la historia de la NBA es que los de la franquicia de Colorado han logrado el «sweep», la «barrida» por 4-0, rompiendo por otro lado el techo de cristal que los Nuggets habían tenido hasta la fecha, ya que han conseguido colarse por primera vez en unas Finales de la NBA.
Habrá que ver si esa falta de experiencia les afecta a la hora de afrontar las Finales, pero lo cierto es que en estas Finales de Conferencia, los de Michael Malone han mostrado una madurez sin fisuras. Los de Colorado se han topado con un LeBron James tremendo, autor de 40 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias, que ha liderado a la franquicia angelina a irse al descanso con un claro 73-58, fruto de los 31 tantos que ha anotado el alero de Akron en la primera mitad.
Pero lo dicho, los Nuggets no se han descompuesto ni han decidido «regalar» una victoria para decidir en su cancha, algo perfectamente factible y entendible luego de haberse adelantado 3-0. La rotación de siete unidades –Gordon, Jokic, Murray, Porter, Caldwell-Pope, además de Bruce Brown y Jeff Green– se ha tenido que exprimir al máximo, pero ha recortado los 15 puntos de desventaja en un abrir y cerrar de ojos, logrando un parcial de 4-19 en el tercer período para volver a dar inicio al duelo.
Mientras, el cansancio ha entrado con todas sus fuerzas en los cuerpos de los Lakers. Los californianos han firmado un irreal 7 de 11 en triples en la primera mitad –incluyendo un mal pase de LeBron James que, de pura casualidad, ha supuesto un enceste de tres puntos–, pero la cruz de la moneda les ha venido encima tras el receso con un 1 de 9 que los ha acabado lastrando.
Per a cuenta de la aportación de los Anthony Davis, Austin Reaves o Dennis Schröder, más los problemas de faltas de Jokic –con LeBron James sacándole la cuarta y la quinta personal al serbio en sendas faltas en ataque, a cada cual más dudosa–, los Lakers han conseguido sostener a Denver hasta los instantes finales.
Ahí se ha impuesto el talento de Nikola Jokic. Canastas como un triple a una pierna tirándose hacia atrás, o la bandeja final para el 111-113 han redondeado el enésimo triple doble del MVP de los años 2021 y 2022 de la NBA: 30 puntos, 14 rebotes y 13 asistencias, muy bien acompañado por los 25 puntos de Murray y con Aaron Gordon firmando 22 tantos, 6 rebotes y 5 asistencias.
Porque ha sido el esfuerzo colectivo lo que ha traído el 4-0, no el talento exclusivo de Nikola Jokic. «Estoy realmente feliz por mis compañeros y por la organización y por cómo hemos luchado. Recuerdo los días en los que nadie venía al estadio y podías escuchar el balón botar en la pista porque no había fans. Por la organización, por la gente, por el entrenador –Mike Malone– y por todos los jugadores de los que se dudó... Estoy simplemente feliz y esto significa mucho para todo el colectivo que tenemos», ha insistido el «Joker» de la baraja en la rueda de prensa posterior.
Ese esfuerzo colectivo ha logrado frenar a los Lakers en las dos defensas finales. Primero, con un tiro lejano punteadísimo de LeBron James que ha tocado el canto del tablero, con 26 segundos para el final. Los Nuggets no han logrado sentenciar el duelo y el alero de Akron ha tenido otra oportunidad, buscando la prórroga en penetración. Sin embargo, entre que Jamal Murray casi le arrebata el balón y Aaron Gordon ha taponado la parábola a la desesperada de la estrella angelina, el duelo ha quedado sentenciado con ese 111-113 final, certificándose la «barrida».
Mucho que pensar
Mientras se dirime la eliminatoria entre Boston y Miami –si se certifica la victoria de los de Florida, Denver tendrá el factor cancha; si los Celtics remontasen, serían los «Orgullosos Verdes» quienes tendrían la ventaja de campo en la Final– y Denver recupera fuerzas, habrá que esperar qué decide LeBron James.
La idea del jugador de Akron es poder compartir vestuario con su hijo «Bronnie», pero para eso deberá esperar como mínimo al draft de 2024. No obstante, la estrella de los Lakers ha dejado caer que dejar de jugar al basket al más alto nivel está dentro de sus cavilaciones.
«Fue un viaje bastante guay –esta temporada–. Pero no sé, no sé. No me gusta decir que fue un año exitoso porque no juego por nada que no sea ganar campeonatos en este punto de mi carrera. No es divertido para mí no ser capaz de ser parte de las Finales», ha indicado.
«Pero veremos, veremos. Veremos lo que pasa más adelante. No sé, no sé. Tengo mucho en lo que pensar, siendo honesto, tengo mucho en lo que pensar. Solo personalmente siguiendo adelante con el deporte del baloncesto, tengo mucho en lo que pensar», ha incidido cuando se le ha insistido en las opciones de que pueda retirarse.