Las victorias, no previstas en las encuestas, de las candidatas de EH Bildu Rocío Vitero en Gasteiz y Maddalen Iriarte en Gipuzkoa necesitan ahora ser refrendadas en los plenos para convertirlas en alcaldesa y diputada general. Los resultados de ambas son muy similares a los que llevaron a Juan Karlos Izagirre y Martin Garitano a conseguirlo en Donostia y Gipuzkoa en 2011. Entonces el PNV no lo impidió y tampoco el PSE, ¿actuarán ahora igual?
De Izagirre a Vitero: la composición del Ayuntamiento de Gasteiz que ha deparado este 28M clona casi al Consistorio de Donostia que salió de las urnas aquel mayo de 2011. En ambos casos el independentismo de izquierdas ha tomado la delantera entre cuatro fuerzas situadas casi a la par. En la capital alavesa hay hoy 7 ediles de EH Bildu por 6 de PSE, PP y PNV. En la guipuzcoana eran entonces 8 de Bildu, 7 de PSE y PP y 6 de PNV.
A Andoni Ortuzar le han preguntado un par de veces esta campaña por qué no derribaron a Izagirre. Ha marcado una diferenciación con el momento actual, evocando que entonces todavía estaba vigente el Parlamento de Gasteiz de 2009, tergiversado por la ilegalización de la izquierda abertzale y en el que el PSE había aupado a Patxi López a lehendakari en lugar del vencedor electoral, Juan José Ibarretxe. Ha sostenido que por tanto no hubiera sido entendible que el PNV colaborara con el PSE en Donostia para hacer lo mismo con otro candidato rival. Esta acotación temporal apunta a que los jelkides no verían reparos en esta ocasión para descabalgar a Vitero.
Sin embargo, hay más elementos en la ecuación. El más evidente, que EH Bildu dio la Alcaldía de Gasteiz al jelkide Gorka Urtaran en 2015 cuando el más votado había sido Javier Maroto (PP). En esta ocasión el PNV tendría que sumar sus votos a los de la derecha española (en los ayuntamientos a la alternativa le hace falta sumar la mitad más uno de los ediles) para terminar dando la vara de mando a Maider Etxebarria (PSE), la segunda más votada este 28M. Se entendería también que paga con EH Bildu, y más concretamente con la emergente Vitero, su mala apuesta electoral por Beatriz Artolazabal, que ha acabado en fiasco. Todo esto dejaría resaca en Gasteiz.
De Garitano a Iriarte: En Juntas Generales de Gipuzkoa el resultado también es muy similar al de hace doce años, con EH Bildu ganador claro con 22 escaños, PNV segundo con 17 (entonces eran 14) y PSE tercero con 7 (tres menos que entonces). Aunque en la memoria colectiva parezca instalado que el PNV dio luz verde a Garitano, en realidad el PSE tampoco sumó sus votos a Markel Olano sino que votó a su propia candidata, Rafaela Romero, con lo que ninguno de los dos superó al que sería diputado general de Bildu.
¿Cómo actuarán PNV y PSE ahora? De momento, Joseba Egibar ya ha anticipado que Eider Mendoza concurrirá al cargo, por lo que la pelota queda en el tejado del PSE de José Ignacio Asensio, que ha sido su compañero de gobierno de coalición. Con todo, este lunes EH Bildu va de mano y Maddalen Iriarte ya ha declarado que no se va a quedar parada, sino que desde hoy liderará «negociaciones para un gobierno progresista en Gipuzkoa».
En este caso, a Mendoza también le será necesario el apoyo de los junteros del PP, que Carlos Iturgaiz ya ha anticipado que será gratis si se trata de desbancar a EH Bildu. Si Iriarte cerrara un acuerdo con Elkarrekin Podemos y obtuviera sus votos, sumaría 24, los mismos que la suma de PNV y PSE, y el PP desequilibraría la balanza. ¿Otra contradicción con peaje a futuro para los partidos de Ortuzar y Andueza?
Así que hay partido hasta finales de junio, más allá de la constitución de las Juntas prevista para el viernes 16 (un día después se decidirán las alcaldías en todo el país). Más allá de pros y contras en lectura local, todo apunta a que en la balanza pesará la conclusión general del resultado que extraigan PNV y PSE. ¿Van a combatir el auge de EH Bildu desde una trinchera conjunta? ¿En la prometida autocrítica jelkide hay encaje para dejar vía libre a las listas más votadas y a la posibilidad de otros pactos? ¿Y en la del PSE autonomía suficiente para mirar más allá de Sabin Etxea?