La histórica alianza de la izquierda francesa se forjó apenas un mes antes de las legislativas
Transcurridos unos días del Primero de Mayo se daba a conocer un acuerdo histórico, el de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes). A un mes de las elecciones legislativas se cuajaba una alianza que contribuyó, ahora hace un año, a arrebatar la mayoría absoluta a Emmanuel Macron.
Podemos y La France Insoumise (FI) han compartido movilizaciones, grupo de la izquierda en Bruselas y alguna que otra fotografía, como la ofrecida en la muga por las agrupaciones locales de Irun y Hendaia en la campaña a las elecciones municipales y forales del 28 de mayo.
La coincidencia ha hecho que la agónica negociación para formalizar la coalición Sumar haya coindido con el primer aniversario de la creación de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes) y, más en concreto, de su gran resultado electoral de junio de 2022 en las elecciones legislativas en el Estado francés.
Fue tras la celebración del Primero de Mayo, una fecha de fuerte referencia simbólica para la izquierda, cuando se puso la primera piedra al acuerdo.
La France Insoumise (LFI) se entendió primero con la coalición Les Verts-Europe Écologie, antes de que, no sin crujir de dientes y tiranteces militantes, el debilitado Partido Socialista de Olivier Faure y el PCF liderado por un Fabien Roussel –que, por cierto, ha ejercido desde entonces de pepito grillo de la coalición– se sumaran a la operación para salvar a la izquierda.
La Nupes nació un 7 de mayo y pactó a contrarreloj un programa de mínimos y el siempre complejo reparto de cuotas, porque el objetivo no era otro de facilitar que quienes votaron por Jean-Luc Mélenchon en la primera vuelta de la elección presidencial trasladaran su voto contra el macronismo en los comicios legislativos convocados tan solo un mes después.
Dicho y hecho, la subida del SMI, el ingreso de autonomía para los jóvenes, la edad de jubilación a los 60 años, la planificación con prisma social de la transición ecológica y la reimplantación del ISF o impuesto sobre las grandes fortunas eliminado por Macron se inscribieron en un reclamo programático fácil de interpretar por el «pueblo de la izquierda».
La receta de unidad fue entendida por un electorado cansado de ejercer de barrera republicana para parar a Marine Le Pen a cambio de soportar los cinco años siguientes la merma de servicios sociales y los recortes de libertades básicas a que se consagra, desde 2017, el macronismo.
El resultado fue llamativo. En un contexto sembrado para una ultraderecha cuya candidata acortó en esa presidencial de 2022 a la mitad la distancia que le infligió Macron en la presidencial de 2017, la Nupes se alzó como el bálsamo ante el liberalismo.
Emmanuel Macron perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, donde la ultraderecha ve hoy como un grupo de izquierda, heterogéneo y plagado de matices, le disputa el foco mediático y el blasón de sola oposición a la mayoría presidencial.
Ensemble! –luego rebautizado como Renaissance– se hizo tras las elecciones legislativas celebradas los días 12 y 19 de junio de 2022 con 245 escaños, pero Nupes fue segunda fuerza con 131 escaños, bien por delante de esos 89 diputados cosechados por la ultraderecha de Rassemblement National (RN).
La alianza ha ganado en protagonismo, en el contexto de la reforma de las pensiones, con una estrategia a caballo entre la calle y las instituciones.
En 2024 habrá elecciones europeas y los partidos se debaten ya sobre reeditar la fórmula o tratar de sumar por separado, dado que sus trayectorias pasadas en Europa les separan.
Las tensiones están a flor de piel, los tira y afloja sobre la figura de Mélenchon o sobre los «delfines», saltan periódicamente a los medios de comunicación.
Y la negociación se prevé compleja. Si no fuera así, seguramente la izquierda hasta defraudaría.
Porque los pactos, como las correlaciones de fuerza no son inmutables, sino materia evolutiva.