El 12 de julio de 1981 se estrenó en Estados Unidos ‘En busca del arca perdida’. Su éxito fue fulminante en todo el mundo y daría inicio a un fenómeno que tendría continuidad en ‘Indiana Jones y el templo maldito’, ‘Indiana Jones y la última cruzada’, ‘Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal’ y, en mitad de esta ruta, la teleserie ‘Las aventuras del joven Indiana Jones’.

Después de más de cuatro décadas, a sus 81 años, Harrison Ford pone el punto y final a su aventura como el legendario arqueólogo en ‘Indiana Jones y el Dial del Destino’.

La quinta entrega de la saga es la primera que no está dirigida por Spielberg, sino por James Mangold, un autor todoterreno que ha firmado propuestas tan diferentes y afortunadas como ‘En la cuerda floja’ o ‘Logan’, por ejemplo.

El cineasta ha tratado de asumir todo lo que Ford y su personaje simbolizan en una última entrega, en la que el octogenario aventurero se enfrenta nuevamente a los nazis y dentro de una historia que se supone trepidante.

​Un sólido reparto

La trama se escenifica a finales de la década de 1960. Alejado de las aventuras de su juventud, el protagonista –que ha seguido impartiendo clases en la universidad– se jubila. Pero su tranquilidad se tambalea en el momento en que irrumpe en su vida su ahijada.

Según le explica la joven, su padre y antiguo camarada del arqueólogo encontró algo en un tren durante la guerra. Aquello volvió loco a su padre, y ahora ella quiere resolver el misterio. Ambos se verán envueltos en una trama que involucra a un exjefe nazi que fue fichado por la NASA para el programa de alunizaje.

En esta su despedida como Indiana Jones, Harrison Ford se ha visto arropado no solo por el CGI, que ha permitido rejuvenecerlo para recrear diferentes secuencias de su pasado, sino con un sólido reparto que incluye a Phoebe Mary Waller-Bridge –actriz y escritora británica conocida por haber creado, escrito y protagonizado las series ‘Crashing’ y ‘Fleabag’– y a un actor tan sobresaliente e intimidante como Mads Mikkelsen.