Está todo por decidir, que no te engañen

Las urnas aguardan a las papeletas que el electorado depositará el 23 de julio.
Las urnas aguardan a las papeletas que el electorado depositará el 23 de julio. (Jon Urbe | FOKU)

Esta campaña electoral veraniega se va consumiendo entre tracking diario y fake news que buscan presentarnos un desenlace inevitable. No lo es por mucho que algunos medios lleven meses tratando de transmitir a la opinión pública que el rodillo que empujan aquellos que Arnaldo Otegi ha bautizado como «Feivox» arrollará a las fuerzas que se definen como de izquierda en el Estado español.

Son los mismos que mantuvieron el relato de la Transición ejemplar mientras el jefe de Estado designado por el paticorto de Ferrol hacía de las suyas con total impunidad. Mucho apologeta del juancarlismo que prefiere olvidar. ¿Por qué será? Con un régimen en descomposición, fían el futuro al recorte de derechos a manos de los herederos del franquismo, que ya no reniegan de él en público, acompañados por viejas glorias del partido del «señor X» protegidos por la Ley de Secretos Oficiales de comparsa.

Dan por descartado que lo puedan hacer en Euskal Herria y Catalunya, donde la izquierda independentista está segura de su fortaleza, especialmente en tierras vascas tras los excelentes resultados cosechados en mayo por EH Bildu. Su empeño, así lo repiten a diario, frenar al bloque reaccionario y avanzar en derechos.

PSOE y Sumar hacen su campaña mientras el PNV, así lo perciben muchos jeltzales, sigue aturdido por el batacazo municipal y foral. Trataron de pasar el mal trago con su abrazo al PSE para asegurar los sillones y calmar a la tropa del sistema clientelar que han tejido. En medio, agentes de la Ertzaintza, cuerpo que ellos modelaron y se supone que dirigen, les mandaron un mariachi a cantarles unas mañanitas y prometen más. ¡Qué osadía! Ortuzar lo consideró una «extravagancia chusca», pero lo cierto es que desnuda lo que es uno de los «pilares» del autogobierno que desde Sabin Etxea erigieron. ¿Alquien será capaz de atar en corto a esta tropa?

Repasen campaña anteriores y verán que el argumentario que maneja Aitor, el del tractor, obligado a cambiar de vehículo tras los kilómetros que lleva hechos y los que le quedan, no es muy diferente. «Hace falta una voz de Euskadi en Madrid» y la enésima petición de transferencias que no encandila ni a los fieles. El objetivo es no perder a muchos votantes de orden engatusados por el sexapil de Feijóo y encandilar a otros que, a pesar de estar enfadados por maniobras como la de Bastida o Durango, o las semanas que llevan esperando para hacerse una radiografía en Osakidetza, acaben depositando la papeleta, aunque sea con poco entusiasmo.

No están para «excentricidades», como la del alcalde de Bilbo posando en un restaurante muy familiar con su homóloga de Santander, que borró de las redes sociales. Al PP mejor de lejos, que ya cubrió la cuota de «amabilidad» la primera edil durangarra con su beso al concejal que le dio la Alcaldía. Su reto es mantener el tipo y no perder representación en la Carrera de San Jerónimo antes de afrontar los próximos comicios a Lehendakaritza con una hoja de logros llena de borrones.

Quedan días para la cita con las urnas, al que algunos llegarán roncos de entonar lo de «volverán banderas victoriosas», pero los independentistas de izquierdas y esa mayoría progresista que, confío, en que olvide episodios poco edificantes recientes y logre recomponerse, pueden amargarles el mes de julio. Lo sabremos la noche del 23 y entonces tocará seguir combatiendo el avance reaccionario y hacer la vida más fácil a la mayoría.