Iñaki  Iriondo
Cronista político

Una crónica personal de dos o tres 25 aniversarios

El 15 de julio de 1998, Garzón puso firma a los deseos de José María Aznar y también de José Antonio Ardanza y Juan María Atutxa, y cerró ‘Egin’. El 16 de julio sus trabajadores se sacudieron el shock y, mientras unos se preparaban para ir a la cárcel y los más para luchar, sacamos otro diario.

Protesta de trabajadores de «Egin» ante la redacción de Hernani en el quinto aniversario del cierre.
Protesta de trabajadores de «Egin» ante la redacción de Hernani en el quinto aniversario del cierre. (Jon URBE | FOKU)

«Llega el 25º aniversario del cierre de ‘Egin’. Mejor que se ponga con ello alguien que lo vivió». Era parte del contenido del mensaje recibido en el correo electrónico. Y es que en este periódico, GARA, cada vez quedamos menos trabajadores que vivimos directamente aquel 15 de julio de 1998. Y eso tiene un calificativo: estupendo. Katea ez da eten.

Muchas y muchos de los que ahora hacemos GARA y NAIZ solamente se acuerdan de Baltasar Garzón (y probablemente de parte de su familia) porque hemos sufrido en nuestros bolsillos las estrecheces de que se nos endosara la deuda de ‘Egin’; de José María Aznar saben que es un señor con una sombra entre la nariz y el labio superior (y muy mala sombra en el resto del cuerpo) con aspecto muy facha; y para tener noticia de Jaime Mayor Oreja tienen que recurrir a la Wikipedia para comprobar que preside una fundación ultracatólica con toques extraterrestres.

Algunos de ellos apenas daban sus primeros pasos, no en la profesión sino en la vida, cuando la noche del 15 de julio de 1998, mientras parte de la plantilla celebraba la inminente boda de Mertxe Aizpurua, cientos de policías y guardias civiles asaltaba la redacción central de ‘Egin’ y Egin Irratia y la rotativa en el polígono Eziago de Hernani y las delegaciones de Bilbo, Gasteiz e Iruñea. Habían detenido ya a once personas, directivos y exdirectivos de las empresas relacionadas con el medio, por orden de Baltasar Garzón.

José María Aznar, deste Turquía, pronunciaba la frase de «acaso pensaban que no nos íbamos a atrever», que luego, en clave de victoria propia, fue el último titular de un ‘Euskadi Información’ para al día siguiente dar paso a GARA.

Y Jaime Mayor Oreja, desde el Ministerio de Interior, se fue ganando a pulso la portada también memorable de «A Mayor Oreja, mayor bocazas».

El titular de la última primera de ‘Egin’

La última primera página de ‘Egin’ salió a los quioscos con un titular que esperemos no resulte premonitorio: «Aznar y el PNV seguirán juntos toda la legislatura».

El cierre por las armas de aquel periódico nacido del propio pueblo vasco en septiembre de 1977 fue el colofón más radical a la persecución que sufrió durante toda su existencia. Y que dicho cierre se declarara judicialmente ilegal cuando ya era irreversible casi fue el cumplimiento de una perversa tradición. Detenciones y hostigamiento policial de sus periodistas y las muertes de Xabier Galdeano y Josu Muguruza marcaron su historia, y boicots de ayudas oficiales, publicidad y suscripciones, también contrarios a la ley, fueron una constante.

Y para que los más jóvenes lo sepan, en los últimos años los más hostiles fueron los gobiernos de José Antonio Ardanza y Juan María Atutxa. La excusa pública era la supuesta colaboración con ETA o el señalamiento de ertzainas. La razón más profunda fue que, por una parte, ‘Egin’ sacaba a la luz muchas de los casos de corrupción que otros medios preferían no ver y, sobre todo, que el hecho de que aquellas páginas llegaran cada día a miles de personas contribuía a mantener la cohesión de un sector social y político de Euskal Herria, la izquierda independentista, molesta tanto para el autonomismo como para el unionismo.

‘Euskadi Información’, la gran victoria

Esa cohesión colectiva, esa práctica de la solidaridad y el auzolan, la capacidad de aunar vida y lucha y un punto de lucidez periodística y política, hizo que mientras en toda Euskal Herria se extendían las protestas por el cierre del periódico, fuera el suyo o no, un núcleo tuviera un único objetivo entre ceja y ceja: sacar un periódico al día siguiente y que este, de una forma u otra, se distribuyera de nuevo por todo el país.

El parto fue difícil. Cuando a última hora se cerró la puerta de la rotativa de ‘Deia’, ya casi de madrugada, apareció una vieja Solna 125, bregada en imprimir ideas libertarias, y una persona de esas que el poema define como imprescindibles.

Una pequeña redacción acogida en las instalaciones de ‘Euskaldunon Egunkaria’, una dirección amontonada en un piso de Hernani, unos teléfonos móviles que tragaban tarjetas de tamaño de las de crédito y la Solna 125 hicieron posible que el 16 de julio saliera ‘Euskadi Información’ con el titular «Egin, egingo dugu».

Aquellos milagrosos 3.000 primeros ejemplares de apenas 8 páginas se multiplicaron gracias a las fotocopiadoras. Y a Mayor Oreja empezó a salirle el primer sarpullido. Dijo que era una bravata inicial que no tendría continuidad. Una nueva muestra de su perspicacia, olfato y capacidad de análisis. Todavía sigue por ahí viendo a ETA en todas partes.

La imprenta Solna 125 era solidaria y revolucionaria, pero lenta. Así que para el día siguiente ya se encontró otra máquina capaz de imprimir 30.000 ejemplares en una noche, pero la mitad se quedaron sin salir a la calle porque había que engrasar las líneas de distribución.

La comunidad creada en torno a los dos medios clausurados dio muestra de su vitalidad. Aparecieron locales donde improvisar redacciones, donaciones de ordenadores y otros aparatos necesarios, se seguían fotocopiando ejemplares y se hacían llegar a los lugares más insospechados. ‘Euskadi Información’ fue engordando y en 1998 introducir ya la cartelera de televisión en sus páginas fue entendido como dar un salto cualitativo hacia la normalidad.

Entre tanto, los 131 empleados y empleadas del periódico y la radio cerradas nos enteramos de que, además de quedarnos sin trabajo, tampoco podíamos cobrar el paro. Cuestiones burocráticas que después se solucionaron.

El último director de ‘Egin’, Jabier Salutregi, cuando ya se pudo entrar en un local abandonado por la administración judicial. (Andoni CANELLADA/FOKU)

Grupos musicales se ofrecían para hacer conciertos solidarios, en todos los actos festivos, culturales o deportivos del verano había un momento para ‘Egin’ y, de nuevo, la iniciativa popular daba un triple salto mortal con tirabuzón con la puesta en marcha de la campaña «Mila milioi baietz» (de pesetas) para volver a poner en los quioscos un nuevo periódico de verdad que cubriera el hueco que había dejado el clausurado ‘Egin’ y que ‘Euskadi Información’ solo había pretendido parchear como un vendaje de urgencia.

Y el 30 de enero de 1999 nace GARA

Como ya hicieran en 1976 y 1977 para construir ‘Egin’, miles de personas y entidades sociales pusieron su aportación económica para que el 30 de enero de 1999, bajo la dirección de Mertxe Aizpurua, aparecieran en los quioscos los primeros ejemplares de GARA. Eran tiempos de tregua de ETA, de Acuerdo de Lizarra-Garazi, y el titular de la primera página del periódico era «La Reunión de Electos pretende impulsar un proceso democrático», en referencia al embrión de Udalbiltza.

El nacimiento de GARA y su posterior desarrollo no han estado exentos de dificultades. Una de ellas fue su comparación con ‘Egin’ o, mejor dicho, con la imagen idealizada de ‘Egin’ que mantenían algunos sectores, muchos de los cuales no recordaban las aceradas críticas que también dedicaban al diario de Eziago.

Poner GARA en el mercado con continuidad fue la segunda gran victoria de aquellos meses y la constatación práctica de la derrota de todos los que desde uno y otro lado contribuyeron a su cierre (ilegal, cabe recordar) y a la extensión del sufrimiento con el encarcelamiento durante muchísimos años de periodistas y directivos. Hubo 18 procesados y 13 condenados.

Cambio de aniversario y tiempo de homenajes

Veinticinco años del cierre de ‘Egin’ es motivo más que suficiente para volver a traer a primera página aquel despropósito antidemocrático. Y el reciente fallecimiento de su último director, Jabier Salutregi, nos vuelve a encoger el corazón. Tampoco podemos olvidar a Xabier Galdeano y Josu Muguruza, muertos por balas mercenarias. Manu Aranburu y José Ramón Aranguren se nos fueron estando procesados por el Estado. Isidro Murga falleció en 2019 tras ocho años de cárcel. Pepe Rei sufrió en 2002 un grave accidente de circulación que lo apartó del periodismo y murió con 73 años en 2021. Antes nos dejó Juan Carlos Elorza, especialista en balonmano, y uno de los pilares de la última fase de ‘Egin’, el funcionamiento de ‘Euskadi Información’ y el arranque de GARA.

Entiendo que con este 25º aniversario podemos cerrar ya el apartado de la clausura de ‘Egin’, porque lo que realmente merece la pena recordar y celebrar es que mañana hará 25 años de que todo el poder del Estado español, con la colaboración de algunos autonomistas, no pudieron acabar con un proyecto periodístico que, tirando del «Seguimos, seguiremos» y de sus profundas raíces en el país, renació como ‘Euskadi Información’ para dar un sopapo de papel al fascismo.

Y el 30 de enero podremos festejar el 25º aniversario del nacimiento de GARA, también por suscripción popular. A fin de cuentas, es hoy por hoy el proyecto periodístico de esta naturaleza más longevo y con todo el futuro por delante.