A estas alturas del recuento, en el conjunto de los cuatro territorios de Hego Euskal Herria, la fuerza más votada ha sido el PSOE, seguida de EH Bildu y del PNV. El PP es la cuarta, mientras en el Estado disputa ser la primera. Sumar logra un escaño por Bizkaia y UPN lo hace por Nafarroa. Vox no es nadie.
Esa es la foto fija de hoy, pero merece la pena pararse en los cambios experimentados por las distintas fuerzas en los últimos años para hacer un análisis más preciso.
Las comparaciones de las distintas elecciones generales españolas para comprender la evolución del mapa político vasco deben hacerse desde 2011, desde la cita de aquel 20 de noviembre, por la sencilla razón de que el ciclo anterior estaba presidido por la ilegalización de la izquierda abertzale.
En aquella ocasión, Amaiur –EH Bildu, para entendernos– logró unos excepcionales resultados, motivados en gran medida por el hecho de que justo un mes antes ETA había decretado el final definitivo de su actividad armada, tras la Conferencia de Aiete. Con casi 335.000 votos (un 22,08% y siete diputados), fue la segunda fuerza más votada en el conjunto de Hego Euskal Herria, solo sobrepasada por PP-UPN, entonces en coalición, por poco más de tres mil votos.
En el nuevo ciclo electoral, EH Bildu ha enfilado en los últimos años, desde 2019, una tendencia creciente, tras un periodo más modesto, motivado por diferentes factores, entre ellos, sin duda, la irrupción de Podemos en 2015 y 2016.
Tras obtener solo 185.000 sufragios, un 12,39% del voto y dos escaños en junio 2016, la evolución en las tres últimas citas, incluida la de hoy, resulta harto elocuente. Abril de 2019: 259.647 votos, 15,79% y 4 escaños; noviembre de 2019: 277.621, 18,27%. Y la convocatoria de hoy, donde rondará el 23%.
Lógicamente, Podemos –ahora Sumar, si así se puede decir– ha tenido la evolución inversa. Fue la fuerza más votada en Euskal Herria en las citas de 2015 y 2016, en las que alcanzó los 431.080 sufragios y ocho escaños (casi un 29%). Hoy, Sumar ha quedado en quinto lugar, con menos del 12%.
El PNV, a la baja
La irrupción de Podemos y el deseo de democratización del Estado que tanto sedujo en tierra vasca también influyó en el PNV, aunque los jelkides mantuvieron el tipo, como refugio de un voto desencantado de los partidos tradicionales de obediencia española.
En escaños se puede comprobar esa estabilidad peneuvista: 2011, 5 escaños; 2015, 6; 2016, 5; y 2019, 6 en las dos citas de aquel año. Tras del susto de las últimas elecciones municipales y forales en las que el PNV ha tenido un desgaste muy serio, mantiene cinco escaños, uno menos, pero con un fuerte retroceso en votos y porcentaje. Pierde casi seis puntos. La crisis no se ha cerrado.
El PP acudía a la cita de hoy tras un largo periodo de penuria, con un comienzo de remontada en las elecciones de mayo pasado. Llegará a los tres escaños, y aumento en voto y porcentaje, lógicamente. De cerca del 7% pasa al 12,5.
En todo caso, el UPN aguanta al menos un escaño, pese a los augurios que le dejaban sin representación.
La evolución del PSOE también tiene relación con el proceso de desgaste y semirecuperación de los partidos tradicionales de obediencia española.
Los resultados históricos de los de Sánchez en las provincias vascas muestra una curva clara: 2011, 21,66% del voto; 2015, batacazo con solo un 13,76%; 2016, aún en el pozo, con un 14,93; y 2019, recuperación en las citas de abril (21,21) y mayo (20,49), menor en este segundo caso por los rigores de la repetición electoral. En la cita de hoy, rondará el 26%. Sube notablemente.