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Adiós a Gilles Perrault, el escritor antifascista que vaticinó que «Euskal Herria vencerá»

Gilles Perrault, escritor, intelectual y periodista francés amigo de Euskal Herria, ha fallecido en Normandía a los 92 años. Víctima del nazismo en la infancia, denunció la violencia estatal y la tortura en muchos puntos, defendió a ETA y auguró que Euskal Herria será independiente.

Gilles Perrault, en una charla en Baiona en 1999.
Gilles Perrault, en una charla en Baiona en 1999. (Foku)

«Pienso que cuando un pueblo lucha por conseguir su libertad, el camino será más corto o más largo, pero seguro que vencerá, porque las excepciones son muy extrañas. Por eso creo que cegarse contra Euskal Herria es una batalla perdida de antemano». Así se expresaba Gilles Perrault, fallecido este jueves en Normandía, en una entrevista en ‘Argia’, hecha por Amets Arzallus, en 2008.

La declaración refleja fielmente el cariño y cierta admiración que el escritor y periodista nacido en París en 1931 tenía hacia este pueblo y hacia todos los pueblos que ven negada su libertad. Y es que ese espíritu libre y rebelde, que no se contenía en intervenciones públicas ni en artículos ni en novelas, ha marcado toda su trayectoria desde su infancia en plena ocupación nazi.

La Gestapo abrió la puerta de su casa cuando apenas tenía 10 años para llevarse a su padre, un abogado que casi milagrosamente logró quedar libre. Su madre sería posteriormente diputada por un movimiento de izquierdas. Así que Perrault vino al mundo en una familia muy concienciada políticamente, y de hecho implicada directamente en la resistencia contra los nazis: dieron cobijo a los miembros de una red británica que luchaba contra Hitler desde el interior de la parte de Europa ocupada, con riesgo de muerte.

Denunció primero el nazismo, luego la represión francesa en Argelia, a la comunidad afroamericana en Estados Unidos... y ello le acercó de modo natural a Euskal Herria

Ello catalizó una mentalidad antifascista que luego se expresó en reportajes periodísticos (durante los 60 pasó por la India, Japón o Estados Unidos, donde documentó las movilizaciones por los derechos civiles del pueblo afroamericano) y paralelamente también en libros. El más conocido en Euskal Herria es ‘La orquesta roja’ (1969), publicado en Euskal Herria por Txalaparta y que se basa en la historia de una red de espías rusos antinazis. El que más problemas le trajo en París, su crónica del terrorismo de Estado en el Marruecos de Hassan II, escrita en 1991 (‘Nuestro amigo el rey’). Y antes que todo ello ya tuvo mucho eco su primera obra-denuncia, ‘Los paracaidistas’ (1961), sustentada en su propia estancia en Argelia.

Gilles Perrault, en París en 1974. (STR | AFP)

En esta trayectoria que se interesaba por toda opresión a lo largo y ancho del planeta se acercó de modo natural a la lucha del pueblo vasco. Y no ocultó su apoyo a la acción armada de ETA antes y después de la muerte de Franco. En un juicio a miembros de ETA en el tribunal especial de París en 1992, en el que declaró como testigo, Perrault afirmó que él mismo sería posiblemente militante de la organización si hubiera nacido vasco.

«La violencia tiene que ser eficaz»

En la citada entrevista a ‘Argia’ 16 años después, a las puertas del cambio de ciclo, explicaba así su posición sobre la lucha armada, su legitimidad y su efectividad: «Cada atentado no hace más que alegrar a Madrid y París, pero no diré que la violencia no está jamás justificada, no diré que en la época de Franco no hubiera que disparar a guardias civiles o que la bomba que hizo estallar el coche de Carrero Blanco no estaba muy bien hecha. Pero la violencia tiene que ser eficaz, si resulta contraproductiva hay que dejarla, y en este momento no trae ninguna solución, agudiza los problemas y hace imposibles las salidas. Hay que dejarla».

En un juicio en 1992 en París dijo que habría militado en ETA en caso de ser vasco, y en 2008 anticipó el cambio de ciclo que estaba muy próximo

Otro momento reseñable de su denuncia de la represión aplicada en Euskal Herria fue su carta a dos jueces franceses que habían sido condecorados con la Cruz de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort. Txalaparta también lo editó, en euskara, bajo el título ‘Bi epaile frantziarrentzako eskutitza’, en 2007. Allí denuncia el castigo político aplicado en Euskal Herria y lo une con el caso de Nelson Mandela. Ya en 1994 Perrault había combatido los discursos oficiales sobre el «pacifismo» del líder sudafricano recordando su implicación en la organización armada Umkhonto we Sizwe, que no sería óbice para terminar concediéndole el Premio Nobel de la Paz.